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EL FALLO DE LA HAYA Y LA CUESTIÓN DEL MAR PARA BOLIVIA

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22 de marzo de 2018/ La Haya El Canciller , asiste a La Haya, para presenciar el primer dia de alegatos de Chile en la corte Internacional por la demanda marítima interpuesta por Bolivia. En la imagen el Agente Chileno Claudio Grossman comienza su exposición. FOTO: RODRIGO SAENZ/AGENCIAUNO

Patricio Guzmán S.

Socialismo Revolucionario

La resolución en favor de Chile, resolviendo que el país no tiene obligación de negociar, desestimando en todos sus puntos la tesis de Bolivia que sostenía que por justicia expectativa y una serie de actos diplomáticos, Chile se había comprometido a negociar una salida soberana de Bolivia al mar, no termina con el centenario conflicto pero evidentemente coloca al Estado chileno en una situación más favorable que con un fallo adverso. Fallo que hay que recordar en ningún caso iba a ceder soberanía territorial chilena a Bolivia, ya que lo que se discutía era solamente la obligación para Chile de negociar de buena fe.

Es importante señalar que el fallo explicitamente indica que Chile no tiene la obligación pero tampoco está impedido de negociar, y además el fallo nos retrotrae a la situación anterior de la demanda de Bolivia al tribunal internacional, no termina con el conflicto entre dos países vecinos y hermanos, que tienen incluso cortadas las reacciones diplomáticas a nivel de Embajadas.

Hay que superar este conflicto que tanto ha  servido a la reacción y a las élites dominantes tanto en Bolivia y Chile, para usarlo contra los anhelos de cambio social del pueblo trabajador, y sin duda en Bolivia han abusado del enclaustramiento de Bolivia como explicación para su atraso y pobreza, en lugar de apuntar prioritariamente al capitalismo dependiente, la concentración de la riqueza, o a la opresión de los indígenas y la mujer.  Pero no nos engañemos, a pesar del chovinismo antiboliviano  del que sin duda participan sectores populares, a mismo tiempo abundan los intercambios familiares, culturales y demográficos, especialmente en el norte de nuestro país.

Nuestras clases dominantes parecen muy patriotas cuando se trata de Bolivia, pero no han tenido mayor problema para entregar a las multinacionales la mayor parte de los recursos naturales, de los bancos, de la propiedad de las AFP que mantienen empozados recursos equivalentes a más del 70% del Producto Interno Bruto chileno mientras pagan pensiones de miseria, y podríamos seguir con un largo etcétera.

Recuperemos el Mar para Chile.

Las élites se rasgan las vestiduras cuando escuchan “mar para Bolivia”, pero con la Ley Longueira, legislada con corrupción, privatizaron el mar en favor de siete familias. Por eso la primera reivindicación nacional en favor de nuestros pescadores, del respeto medioambiental del recurso marino y de la alimentación de nuestra población es “Mar para Chile”.

El presidente Sebastian Piñera, acaba de protagonizar un vergonzoso episodio con nuestra bandera nacional, al presentar de regalo una imagen a Donald Trump en la que la bandera chilena, símbolo de la soberanía nacional, aparece subsumida y pequeñita dentro de la enseña nacional de los Estados Unidos. Para nosotros esa bandera simboliza las luchas de nuestros pueblos, los sacrificios por la libertad nacional y la emancipación social, no es un trapo sin sentido, es un símbolo de soberanía que no podemos dejar en manos de los que se llenan la boca con reivindicaciones patrióticas para entregar el país al mejor negocio… La primera obligación de los trabajadores de vanguardia, internacionalistas consecuentes, es convertir a la clase trabajadora de su propio país en una clase nacional, emancipada de la tutela de la burguesía entreguista a los imperialismos. En este sentido es completamente vigente la idea que “la lucha es internacionalista en su contenido pero nacional en su forma”.

Para nosotros “Nuestra América” es la Patria Grande, divididos en gran número de países, las familias trabajadoras continuaremos sufriendo las consecuencias, siendo explotados, expoliados y oprimidos por las grandes potencias capitalistas que nos mantendrán en el subdesarrollo. Por el bien de Chile y sus trabajadores tenemos que avanzar hacia la integración de nuestro continente de América Latina y El Caribe. La integración de América Latina facilitará el desarrollo y nos permitirá mayor bienestar para nuestros pueblos mediante políticas comunes de carácter socialista.

Nuestro pueblo en Chile tiene una obligación moral de dar pasos para terminar con este conflicto centenario con el Estado de Bolivia, en beneficio del pueblo de Bolivia ciertamente, pero en primer lugar en favor de nuestro propio beneficio, justamente para facilitar la integración entre nuestros pueblos y desarrollarnos sumando capacidades y riquezas.

Chile no está impedido de negociar, ahora es el momento que lo puede hacer desde una mejor posición que con un fallo adverso, y ofrecer a Bolivia una salida soberana al mar mediante un enclave territorial con libre paso asegurado a través de territorio chileno a cambio de un enclave soberano para Chile en las mismas condiciones que permita a nuestro país penetrar hacia la Amazonía.

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