por Celso Calfullan
Las elecciones del 7 de mayo nos demuestran una vez más que la gente está cansada de la casta política corrupta que tenemos en Chile. En las elecciones hubo más de un 34% en los votos nulos, blancos y abstención, en otras palabras un tercio del padrón electoral demostró su molestia o su nulo interés con la casta política y sus negociados de espaldas al pueblo, en un país donde es obligatorio ir a votar.
Por otro lado no se puede negar que en esta última elección la extrema derecha (Republicanos) es el ganador de estos comicios ellos fueron los que más consiguieron candidatos electos para el Consejo Constituyente, pero muchos de estos votos también son la expresión de la bronca que tiene la gente contra la casta política tradicional.
Tampoco se puede negar que los partidos de “centro izquierda”, ex Concertación y los partidos de la derecha tradicional tuvieron un desempeño bastante negativo. Partidos que han estado en el gobierno durante las últimas tres décadas. La DC y el PPD ni siquiera tuvieron votos para sacar un consejero, en realidad obtuvieron una muy baja votación.
De los partidos que apoyan al actual gobierno de Boris, los únicos que obtuvieron una votación sacando la cabeza levemente por sobre el agua fue el Partido Comunista que obtuvo poco más de un 5% de los votos, pero no hay que olvidar que este porcentaje se calcula en relación a los votos válidamente emitidos, no contempla al conjunto de los electores del total del universo electoral, esto también corre para la votación de la ultra derecha (Republicanos).
Las elecciones del 7 de mayo eran un completo fraude
El Acuerdo por Chile contempla por lo menos cuatro etapas, la primera tiene que ver con los “bordes constitucionales” en los que existen 12 puntos que no se puede modificar ni siquiera con una coma, bueno esos 12 puntos son la esencia de la constitución de la dictadura y tienen como único objetivo proteger los intereses de la casta política y la clase dominante.
Luego esta una segunda etapa que contempla la designación de “24 expertos” por parte de los senadores y diputados, de paso hay que recordar que tanto los senadores y diputados son los peor evaluados y menos representativos para la mayoría de los ciudadanos de este país. Los “24 expertos” designados son los que ya están escribiendo la nueva constitución desde el 6 de marzo de 2023.
Una tercera etapa contempla la elección de 50 consejeros (7 de mayo), todos los candidatos fueron designados a dedo por los partidos ¿Cuál será el rol que juegan los 50 consejeros elegidos? Si ya existen los “bordes constitucionales” y la constitución escrita por los “24 expertos”, bueno se supone que el “Consejo Constitucional” elegido puede modificar el texto escrito por los “expertos” y eventualmente podrían incorporar artículos nuevos, siempre y cuando sean aprobados por el 60% de los consejeros, en otras palabras no tienen ninguna posibilidad de cambiar nada.
La cuarta etapa y la guinda de la torta de todo este fraude está dado por el “Comité Técnico de Admisibilidad” de 14 miembros que también es designado por el Parlamento y que tiene entre sus atribuciones vetar cualquier articulo aprobado por el “Consejo Constitucional”, que consideren contrario a los “bordes constitucionales”, los famosos 12 puntos del principio que no pueden ser tocados.
Todo esto muestra un verdadero pánico a la expresión de la soberanía popular de la burguesía y la casta política chilena. Este nuevo proceso constituyente con su Consejo Constitucional está en las antípodas de una Asamblea Constituyente libre y soberana.
En otras palabras en las elecciones del domingo 7 de mayo los ciudadanos de este país no decidían absolutamente nada, era un ejercicio electoral absolutamente fraudulento y anti-democrático, además de innecesario o como dicen algunos la única razón para esta elección se explicaría por la necesidad que tienen los partidos de hacer caja, cada voto para ellos representa una cantidad de dinero que entra a sus arcas o quizás también tratar de dar la impresión de que este proceso constitucional es democrático, algo que no puede estar más lejos de la realidad.
La casta política corrupta no nos dejó más posibilidad que ANULAR en esa elección anti-democrática y fraudulenta, está claro que no se podía avalar este fraude constitucional. La suma de los votos nulos, blancos y la abstención expresan el rechazo a un verdadero golpe constitucional de las fuerzas políticas institucionales del Congreso.
Dando cuenta de la “victoria” del partido Republicano la noche de la elección de Consejeros Constitucionales, una comunicadora de un canal de televisión hablaba del triunfo de la “centro derecha”, en un esfuerzo claro por tratar de lavar la imagen de la ultraderecha chilena, que obtuvo un 35,42%. De los votos “válidamente emitidos” que dejan fuera del universo del conteo de porcentajes los sufragios nulos y blancos. La coalición oficialista Unidad por Chile del FA, PC y PS obtuvo apenas el 28,7% de los votos.
Como el acuerdo alcanzado en el Congreso se castigaba la elección de Consejeros Constitucionales de las regiones más pobladas en favor de las menos habitadas consideradas más conservadoras, así las cosas estos porcentajes se multiplicaron en favor de la extrema derecha en la elección de consejeros.
Los grandes perdedores son los “progresistas”
El gobierno progresista de Boris que se autodefinió como “progresista” y “feminista”, que levanto las banderas de identidad como el “feminismo”, “el indigenismo”, la agenda LGBT, que les permitió ganar votos y popularidad, pero que rápidamente fueron perdiendo cuando se han opuesto a que las mujeres trabajadoras puedan recibir a los 60 años la Pensión Garantizada Universal (PGU) que entrega el gobierno y con la aplicación del Estado de Excepción, con la militarización del territorio del pueblo mapuche de forma permanente durante todo el mandato de este gobierno.
Como dijo Natalia Piergentili Presidenta del PPD (partido de gobierno) a raíz de la derrota en las elecciones del 7 de mayo: “Si les quieres seguir hablando a los monos peludos, al 30% que tienes, a les compañeres, no creo que tengas ganas de hacer autocrítica. Sigues apapachando a ese sector con la agenda de identidad sexogenérica y todas esas leseras…”
Los votos de la última elección se pueden leer como un voto en contra del gobierno de Boric, porque ha realizado una mala administración, bastante zigzagueante que no resuelve los problemas fundamentales que tiene la mayoría de la población, junto con el tema de la seguridad pública que ha sido muy resaltado por los medios de comunicación que son controlados por la derecha empresarial y que le exige al gobierno aplicar mano dura.
Pero lo que no entiende la elite dominante es que sin políticas sociales, las leyes y políticas represivas contra la delincuencia, solo son una declaración de guerra contra los sectores populares, contra los pobres. El sistema de justicia usa de forma discrecional las figuras legales para responder brutalmente el ejercicio legítimo de la protesta y la manifestación ejercida por organizaciones sociales, activistas políticos y los pueblos indígenas. Por eso decimos no a las leyes represivas contra el pueblo trabajador.
Las demandas sociales de octubre de 2019 siguen plenamente vigentes y muy bien instaladas entre la mayoría de la población, especialmente en los sectores populares, esto se ve reforzado incluso por los Republicanos (ultra derecha) que repiten un discurso en favor de la justicia social, mejoras salariales, más hospitales y el acceso a la viviendas para los sectores más carenciados de la población.
El 34% de los electores que no votaron por ninguna opción siguen teniendo un peso muy importante, especialmente tomando en cuenta que entre los votos nulos y blancos, hay un sector importante de la izquierda más dura y radical, que tomaron ese camino en la última elección.
Todo este proceso electoral nunca alcanzó mucha popularidad ni logro movilizar a sectores importantes de la población, esto se refleja en que la participación electoral fue bastante menor a la que esperaba la casta política y la derecha empresarial, para intentar dar legitimidad al fraude que están llevando a cabo.
El día de las elecciones en la noche cuando se hacia el recuento de votos de las primeras mesas que se cerraron los comunicadores de los canales de televisión subrayaron el resultado record de los votos nulos y blancos. Luego se notó la instrucción editorial a los medios de comunicación y rápidamente se dejaron de mencionar en los programas en vivo de los canales.
De acuerdo con el Servel (servicio electoral chileno) con el 99,44% de los votos escrutados, los votos nulos llegaron a 16,98% de los sufragios, los blancos fueron 4,55% y entre ambos sumaron 2.673.525 preferencias, siendo el 21,53% del total. Hay que recordar que los votos con frases ofensivas y dibujos groseros, que claramente mostraban voluntad de anular el voto, en Chile son considerados votos blancos. Esta votación supera con creces la mayoría de los pactos de derecha y sectores oficialistas. Así el Partido de la Gente se desinfló con 5,48%, Todo por Chile que agrupó al PPD, DC y PR alcanzó el 8,96% sufriendo una estrepitosa derrota y la derecha tradicional de Chile Vamos rebautizado Chile Seguro obtuvo 21,07% y fue ampliamente superada por los proto fascistas del partido Republicano.
Algunos análisis no toman en cuenta el carácter de voto de castigo y protesta contra el conjunto de la casta política institucional y al gobierno, y el voto de rechazo del grueso del padrón electoral, hemos escuchado opiniones francamente absurdas de algunos comunicadores, expertos y académicos del área de las ciencias políticas diciendo que el voto nulo o blanco es de personas que no saben cómo votar, o de electores a los que da lo mismo el resultado. Esto claramente no explica el fuerte aumento de los votos nulos y blancos.
El “anulazo” que se anunciaba desde antes de las votaciones en la redes sociales y sondeos, hubo campañas desesperadas acusando al voto nulo de “hacer el juego a la derecha” desde activistas y operadores políticos de los partidos de gobierno. Un esfuerzo totalmente fracasado. La amplia mayoría del voto nulo no fue un voto por ignorancia, al contrario fue un voto muy politizado.
El gobierno y sus partidos han invitado a una derrota anunciada con este proceso constituyente fraudulento que impulsaron sin ninguna necesidad, salvo su deseo casi patológico de cerrar el ciclo destituyen te que se abrió con el levantamiento popular de octubre de 2019 en adelante. El resultado sin duda es malo para el gobierno y sobre todo para los partidos del arco político de centro (DC, PR, PPD) que vuelven a sufrir una nueva derrota electoral ya que no han elegido a ninguno de sus candidatos. No podemos dejar de mencionar que el conjunto del sistema de partidos políticos en Chile sufre una profunda crisis de descomposición y legitimidad.
El gobierno de Boris está sufriendo una permanente erosión, con una situación social de inflación y malos salarios. El ejecutivo ha abandonado muchas de sus promesas de campaña, impulso la aprobación del TPP, continua con la militarización de la Araucanía, con la aprobación de la ley Nain-Retamal, conocida popularmente como ley de “gatillo fácil”, junto con el olvido de su programa de refundar la policía de Carabineros de Chile. La promesa de la ley de 40 horas tan celebrada desde el oficialismo quedó básicamente en el título de la ley para convertirse en una ley de flexibilidad laboral que solo sirve a los empresarios. El supuesto anuncio de nacionalización del litio, entusiasmó a más personas fuera de Chile que dentro de nuestro país. Todos saben que fue un anunció vacío pues solo se trata de un anunció sobre la licitación futura de licencias de explotación del recurso, que no tiene posibilidad de avanzar como nacionalización en el Congreso, y que garantiza las licencias de explotación ya otorgadas a Soquimich (SQM) de Julio Ponce Lerou, y a la multinacional Albermale. No es extraño por tanto que excepto a los políticos que querían sacar partido de estas dos noticias no hubiera entusiasmo a nadie más y que no surtieran ningún efecto sobre los resultados electorales.
Votar en contra y levantar una nueva alternativa política y social.
Los más de 2 millones 600 mil votos nulos y blancos de la última elección, entregan una base lo suficientemente amplia para levantar una campaña para rechazar el plebiscito de salida que se realizara en diciembre de 2023, pero esta campaña también debe servir para empezar a levantar una alternativa política y social que realmente represente a un amplio sector de la población que no se siente representada por ninguno de los partidos tradicionales que hoy siguen existiendo ante la falta de una alternativa política real a todo lo existente.
Desde ya es necesario organizar una nueva fuerza político social que represente las demandas de las y los trabajadores, del pueblo pobre, de los sectores populares en general, que nos sirva para organizar las futuras protestas masivas en una inevitable nueva alza de las luchas sociales entregando una dirección clara para la toma del poder por parte de la clase trabajadora, para construir un gobierno de los trabajadores, pensado en las grandes mayorías y de esta manera poner fin al nefasto sistema capitalista y sus injusticias.
Celso Calfullan.
Comité por una Internacional de Trabajadores, CIT-Chile.