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ARCHIVOS | Un mundo socialista es posible: la historia del CIT

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21 de abril de 2024 Peter Taaffe, Secretariado Internacional del CIT y miembro fundador del Cómite por una Internacional de Trabajadores CIT

Un mundo socialista es posible: la historia del CIT, de Peter Taaffe, se publicó originalmente en 2004, en el trigésimo aniversario de la fundación del Comité por una Internacional de los Trabajadores para celebrar las ideas, el programa y los logros de la internacional hasta ese momento. punto.

El libro era una actualización del folleto de Peter de 1998, Historia del CIT, que resumía los orígenes del CIT y cómo construyó secciones en todos los continentes. La introducción escrita para la actualización de 2004 examina las ideas, los métodos y el programa del CIT en contraste con otros grupos y corrientes de izquierda que afirman permanecer en la tradición del trotskismo.

Finalmente, una posdata completa la historia de los primeros treinta años del CIT resumiendo las principales áreas de trabajo y campaña del CIT de 1998 a 2004. Esto incluye el importante trabajo de campaña de las secciones del CIT durante el movimiento contra la guerra contra las fuerzas estadounidenses y británicas. la invasión de Afganistán y las protestas antiglobalización y anticapitalistas de la época, así como el trabajo de los miembros del CIT en sindicatos y entre jóvenes, mujeres e inmigrantes, campañas en comunidades de clase trabajadora y en elecciones.

Ahora, en el cincuentenario del CIT, ponemos el texto completo a disposición en línea.

Por Peter Taaffe, 21 Abril 2004

Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT)

Introducción al 30 aniversario

El trigésimo aniversario de la fundación del Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT) aconteció en abril del 2004.  El Secretariado Internacional (SI) del CIT decidió, con el fin de celebrar las actividades y contribuciones del CIT al movimiento internacional de los trabajadores en los últimos 30 años, reeditar una versión actualizada y ampliada del documento “La historia del CIT”, escrito en 1997 (en español -hasta ahora- la traducción y publicación era inédita).  El período posterior a su primera publicación estuvo lleno de eventos importantes, sucesos y desarrollo del movimiento de los trabajadores.  El papel y la influencia que el CIT desarrolló también cambió, y en algunas regiones y países esto ocurrió de manera radical. Hemos visto el surgimiento del movimiento anticapitalista, asi como también el importante y colosal movimiento de millones de personas en oposición a la guerra de Bush y Blair en Irak.  Esto fue acompañado de una lucha defensiva feroz de la clase trabajadora, particularmente en Europa, contra la ofensiva brutal del neoliberalismo lanzada por los capitalistas en contra de sus derechos y condiciones.  El resultado fue una serie de huelgas –algunas huelgas generales de un día o huelgas del sector público- por todo el continente. En vista de esto, el SI del CIT vio la necesidad de proveer una actualización de las visiones del CIT, tanto en relación a esos acontecimientos como también sobre nuestro papel, en contraste con las visiones y acciones de otros que reivindican del marxismo o el trotskismo. Así como un análisis de las políticas y programas de otras organizaciones y de que maneras estas son comparables a las del CIT.  El método de hacer contrastes fue empleado por los grandes marxistas –comenzando por Marx, Engels, Lenin y Trotsky- cuando lidiaban con ideas, tendencias y organizaciones que ellos veían que no respondían a las necesidades de la clase trabajadora y del movimiento obrero. Se debe reconocer que este método –las polémicas- parecieran estar fuera de moda en el período “post moderno”, particularmente en los años 90.  Las “Conversaciones” –planteamientos que pasan por debates- se tornaron una norma para los ideólogos del capitalismo y sus defensores, para los líderes de la ex social democracia y de los partidos comunistas.  La superioridad del capitalismo y el triunfo  del “mercado” debían ser aceptados automáticamente; las discusiones sólo eran para tomar posiciones dentro de ese contexto. La configuración de la situación política, en tanto, sobre todo en los primeros años de este nuevo siglo, ha resultado en conflictos más intensos de lo que fue la norma en los años noventa.   En este sentido, durante la guerra en Irak hubo divisiones entre los círculos de la elite de los EE.UU. y Gran Bretaña por un lado, Francia y Alemania por otro.  De la misma forma, la rabia de la clase trabajadora ante las traiciones de los líderes derechistas del laborismo y de los sindicatos ha tenido como consecuencia un hambre de demandas dentro del movimiento obrero por claras direcciones y explicaciones de clase en torno al camino hacia adelante.   Como siempre, la precondición para entender que métodos y organización necesita la clase trabajadora en este período esta ligado orgánicamente a la comprensión de los principales aspectos políticos de la situación.  Esto, a la vez, envuelve el entendimiento de la historia reciente y los cambios, algunos de carácter extremadamente repentinos, que actualmente tienen lugar o tomarán lugar en el próximo período. La situación en la década de los noventa se desarrolló en un terreno difícil para el CIT y para otros que permanecieron a la izquierda, en particular los socialistas y la izquierda marxista- trotskista.  El colapso del estalinismo anunció un período totalmente diferente al que enfrentaron las generaciones del siglo xx; Fue la situación más difícil, en cierto modo, de los últimos 50 años.  Ninguna otra Internacional trotskista entendió tan rápida y claramente  las principales características de la situación que siguió tras la caída del Muro de Berlín como el CIT.  Con un Muro de Berlín que tiraba abajo no sólo al estalinismo sino también a la economía planificada de Europa del Este y de la Unión Soviética. En contraste -como veremos en el análisis de las posiciones de diferentes organizaciones- algunas actuaron como “avestruces” políticos.  Enterrando sus cabezas se negaron a reconocer, aun mucho tiempo después, que estos eventos significaron una gran derrota para el movimiento obrero internacional.  Algunos encararon esta situación como un “revés” pero no de un carácter decisivo.  Otros lo vieron como una catástrofe histórica terrible; el socialismo y las perspectivas para la revolución socialista no sólo estarían fuera de la agenda por décadas, sino que para siempre.   El CIT concluyó que el colapso del estalinismo fue una derrota y una derrota seria, pero no al nivel del período de entre guerras, cuando los regímenes fascistas triunfaron en Italia, Alemania y España,  preparando el camino para la calamidad de la Segunda Guerra Mundial y sus incontables víctimas. El colapso del estalinismo le dio la posibilidad al capitalismo mundial de juzgar al socialismo como un “fracaso histórico” (igualando –falsamente- el socialismo con los regímenes estalinistas).  Esto, por una parte posibilitó la conducción de una campaña ideológica feroz contra el pensamiento socialista.  Al mismo tiempo, ellos defendían con miles de argumentos que solamente el “mercado” puede ofrecer un modelo permanente para la humanidad.  Esto fue resumido con el “sofisticado” argumento de Frances Fukuyama sobre “el fin de la historia”.  Con esto él dedujo la siguiente idea; “el capitalismo democrático y liberal no puede ser superado”.  Sería entonces, según ellos,  la única forma de organización de la sociedad que hoy es posible y  deseable.

Greenspan declara el triunfo de las “economías de mercado”

El Wall Street Journal, de manera cruda, simplemente declaró a favor de los grandes “hombres de negocios” que representa y del capitalismo mundial: “Hemos Vencido!”.  Incluso recientemente un portavoz del imperialismo norteamericano –procurando un tranquilizante para ellos mismos y su clase en un mundo más turbulento que la situación surgida post 1989- resaltaron las virtudes de su sistema y reprodujeron los mismos puntos.

Alan Greenspan, presidente del Banco de la Reserva Federal de EE.UU. y principal gurú económico del capitalismo norteamericano, declaró recientemente en Berlín: “Yo he mantenido por años que el debate más importante entre las teorías en conflicto sobre la organización ideal de la economía durante el siglo veinte fue resuelto, presumiblemente de manera definitiva, aquí, hace más de una década atrás como resultado del desmantelamiento del Muro de Berlín.  A excepción de la Unión Soviética, las economías del bloque soviético fueron, en el período de pre guerra, similares en varios aspectos relevantes a las economías basadas en el mercado de occidente.  Durante las primeras cuatro décadas de post guerra en Europa, ambos tipos de economías se desarrollaron lado a lado con interacciones limitadas.  Esto fue lo máones limitadas.  Esto fue lo mas próximo a un experimento controlado acerca de la viabilidad de sistemas económicos que pudieron haberse implementado.

“Los resultados, evidentemente tras el desmantelamiento del Muro, fueron inequívocamente a favor de las economías de mercado.  Las consecuencias fueron grandes.   El largo debate entre las virtudes de la economía organizada a través de mercados libres y aquellas gobernadas centralmente por el socialismo planificado, esta esencialmente llegando a su fin.  Ciertamente son pocos los que aun sustentan un socialismo pasado de moda.  Para una gran mayoría de antiguos adherentes el socialismo esta bastante diluido en una amalgama de equidad social y eficiencia de mercado, a veces llamada socialismo de mercado.  El veredicto sobre la rígida planificación centralizada fue dado y apreciado en general como algo irrestrictamente negativo.  Esto no fue un elogio para la planificación centralizada; dejando atrás su defensa una gran mayoría de naciones desarrolladas cambiaron rápidamente del socialismo hacia economías mas orientadas por el mercado.”

Sin embargo, contra el escenario de una amenaza seria de la economía mundial y la catástrofe a consecuencia de la invasión y ocupación de Irak, estos comentarios de Greenspan son sólo destellos en la oscuridad para mantener el espíritu de la clase dominante que él representa.  Sus comentarios pertenecen a un período inicial de los años 90.  Por un tiempo, en la década de los 90, la conciencia socialista – y principalmente la comprensión general de la clase trabajadora- indudablemente tuvo un retroceso.  Sin embargo, a pesar de estar debilitada, el poder potencial básico de la clase trabajadora permaneció intacto.  La relación de fuerzas de clase no quedó significativamente a favor de la clase dominante como ocurrió en los años 30.

La campaña ideológica de la burguesía, sin duda tuvo efectos materiales en la implementación de políticas neoliberales, que debilitaron los derechos y las condiciones de la clase trabajadora.  Por otro lado de la moneda en tanto, la intensificación de la globalización capitalista disminuyó las barreras nacionales, en lo que concierne al “libre movimiento de capital”, que realiza rápidas transferencias de recursos de un país y de un continente a otro.  Todo esto ayudó a los trabajadores a pensar en términos continentales e incluso mundiales.  En otras palabras, el capitalismo preparó las bases objetivas para un nuevo internacionalismo, manifestado en primera instancia, en un poderoso movimiento “antiglobalizacion” a fines de los 90 y en los inicios del presente siglo.

De Londres a Seattle, de Praga a los históricos enfrentamientos de Génova y Gotemburgo, en Niza, Québec, Porto Alegre, Paris y Mumbai, el inhumano y “moderno” capitalismo era rechazado en un brutal movimiento.  En un principio, esto fue expresado en los cambios de visión y de acción de la gente joven, apoyados en algunos momentos por significativos sectores de los trabajadores.  El embrión de esto es un nuevo internacionalismo que se identifica con la lucha del pueblo -una diferenciación de clase se verá en cierta fase- ahora en términos continentales y globales.  .   Karl Marx en su tiempo fue el primero en reconocer la “globalización”, el desarrollo del mercado mundial y con esto a la clase trabajadora mundial que hace posible la historia mundial.  “El proletariado puede… existir mundial e históricamente, del mismo modo que el comunismo, su acción solo puede tener una existencia histórico-mundial”.  Y más adelante: “…la extensión de los mercados hacia la formación de un mercado mundial –que de hecho se hace posible y se amplia cada día más- provocaron una nueva fase de desarrollo histórico…”.

Esto fue en un tiempo en que la interdependencia del mundo, a través del desarrollo de la división mundial del trabajo estaba en su “infancia” y,  comparado con hoy, era muy invisible para las masas de la población.

Grandes movimientos de personas

Hoy la situación es diferente, a través de Internet, de la televisión satelital con alcance mundial y sus noticias las 24 horas, de los viajes al exterior, etc., la ligazón del mundo es una realidad palpable y visible reconocida por la mayoría de la población mundial.  Televisión y teléfonos celulares estan cada vez más disponibles en algunas de las regiones más subdesarrolladas y pobres del planeta.  Esto es una manifestación de la ley de Marx del “desarrollo desigual y combinado”: la última palabra en tecnología es alimentada por relaciones sociales feudales y semi-feudales.  La tecnología es empleada en sociedades subdesarrolladas que aun no completaron la “revolución democrático burguesa, nacional y democrática”, que envuelve una reforma agraria completa, unificación del país y el desarrollo de estas sociedades en los parámetros modernos.  Esta revolución fue llevada a cabo por  los capitalistas en Europa hace centenares de años atrás.  Sin embargo en grandes regiones de Asia, África y también en América Latina, la revolución democrático burguesa sólo puede ser llevada a cabo por el ascenso de la clase trabajadora al poder y movilizando a la población rural detrás, para de esa forma establecer el poder de los trabajadores –un gobierno de trabajadores y campesinos.   Esto a su vez iría acompañado de medidas socialistas a escala nacional, continental y mundial.  Esta es la esencia de la teoría de la `Revolución Permanente` de Trostsky que mantiene su completa validez hoy en los países que son mantenidos en el atraso  y en la pobreza bajo el capitalismo a través de la perpetuación de relaciones sociales y económicas feudales, semi-feudales y arcaicas.

Pero la humanidad no permanece paralizada y no es condescendiente con  las condiciones de estancamiento y deterioro.  Los medios de comunicación a nivel mundial levantan la ilusión de una vida mejor en el mundo, pero sólo para algunos, mientras tanto se establece una creciente pobreza para la mayoría.  Este mundo de consumo y abundancia que el capitalismo ofrece produce un efecto magnético para los sectores  más enérgicos de la población de África, Asia y América Latina, o incluso para aquellos con recursos que quieren procurar el acceso a bienes avanzados y altos estándares de vida en Europa, en Japón y EE.UU..  Estan teniendo lugar grandes movimientos de personas, emigrando desde áreas pobres y siguiendo cualquier oportunidad para escapar de esa situación o siendo sacadas de sus casas a causa de guerras y persecuciones.

La reacción de los capitalistas ante la inmigración esta llena de hipocresía y contradicciones, porque ellos estan obligados a depender de la inmigración para mantener bajos salarios,  así como también para llenar el vacío del trabajo cualificado.  A través del flujo de jóvenes inmigrantes, intentan compensar el envejecimiento de su población.  Pero al mismo tiempo los capitalistas pretenden usar a los inmigrantes como `chivo expiatorio` por las fallas del sistema.  Hablar de `Fortaleza Europea` es también un intento por sustentar la extrema derecha europea que avanza en posiciones electorales ante los principales partidos capitalistas.

Sin embargo, mientras los inmigrantes llegan a las puertas de las sociedades industriales avanzadas, un proceso opuesto esta teniendo lugar; una masiva relocalización de empleos, tanto en la manufactura como en las recientemente creadas ocupaciones de servicios,  hacia China, India y otras partes del mundo subdesarrollado.  Esta situación ahora incluye al Este de Europa y a Rusia.   Todo esto en una escala nacional plantea la necesidad para los trabajadores, particularmente a los sindicatos, de levantar un programa con el fin de defender sus trabajos contra esta fuga perniciosa de empresas de `outsourcing`, y al mismo tiempo la defensa de los derechos laborales de los inmigrantes.  Esta es simplemente la última manifestación de los capitalistas en su intento por  maximizar sus ganancias.  Si esto se hace a costa de la pérdida de millones de empleos, con relativamente altas remuneraciones en el sector manufacturero y reemplazándolos parcialmente con empleos temporales de baja remuneración en la  llamada industria de servicios.  Para poner un ejemplo del destino de los trabajadores bajo el capitalismo moderno; en España un tercio de la fuerza de trabajo esta bajo contratos temporales, con un promedio de permanencia de diez días!

La consecuencia de esto ha sido el empobrecimiento de sectores significativos de la clase trabajadora.  Bien remunerados en el pasado, los trabajadores con empleos estables y con derechos conquistados fueron reemplazados por un ejército de pobres y ya no sólo sin empleo, sino en trabajadores pobres.  Esto ha creado condiciones para el levantamiento de masivos movimientos por mejoras salariales de los sectores empobrecidos de la clase trabajadora.  Desarrollándose casi en las mismas líneas que los trabajadores del petróleo, de los portuarios y de la industria de fósforos en Gran Bretaña durante finales del siglo diecinueve.    El argumento de los grandes ‘papas’ del capitalismo es que el proceso de globalización es inexorable,   no puede ser interrumpido.  Según ellos, esto en última instancia beneficia a todos, creando nuevos trabajos y nuevas industrias, tanto en el mundo neocolonial como en las regiones industrializadas (en vías de desmantelamiento) del mundo.

Díganle esto a las trabajadoras de las maquilas en México, donde los patrones prefieren el trabajo femenino, usualmente madres solteras debido a que son menos capaces de resistir mediante huelgas las ofensivas del capital con recortes de salarios y empeoramiento de las condiciones laborales.  Los defensores del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) –entre EE.UU., Canadá y México- argumentan que el acuerdo significa un beneficio mutuo para los trabajadores de América del Norte y Central.  Pero en lugar de esto, millones de empleos en los EE.UU. fueron relocalizados hacia México, mientras las condiciones de la clase trabajadora en México han estado lejos de ser beneficiadas, con  unos empleos que a nivel general se han deteriorado.

Con esta experiencia, la idea que irá creciendo en los sectores afectados de trabajadores es la que plantea que  los empleadores no pueden cerrar fábricas como un niño guarda sus juguetes o cambiar ventajas productivas de un país o continente a otro sin ninguna  resistencia.  La necesidad de una política común para los trabajadores en diferentes países –por ejemplo, en Europa, en el próximo período- coordinada con los sindicatos, luchando por remuneraciones comunes se ira profundizando entre los trabajadores.   El mismo proceso se desarrollará en relación a los trabajadores de China, India y otros.  Ellos ya estan enfrentando ferozmente al capitalismo venal recién llegado que amenaza con la súper explotación a ellos y sus familias.  Este nuevo internacionalismo en el plano industrial es paralelo al del terreno político.   Donde se estan realizando  intentos, a tientas y vacilantes, que apuntan a una unidad internacional, continental y mundial de resistencia política.  Aunque algunos intentos estan en el terreno utópico, con propuestas como las que plantea el escritor y ambientalista ingles George Monbiot, de establecer un Parlamento mundial (planteado en su libro “La era del consenso”) con el fin de fiscalizar y controlar al capitalismo. Pero que sin embargo son manifestaciones de demandas emergentes del movimiento anticapitalista, planteando soluciones políticas a nivel internacional para los problemas que existen hoy.  Este proceso viene acompañado de un crecimiento en la conciencia, de enorme potencial, tanto dentro como entre las naciones, desarrollado a lo largo de los años 90.

Las diez personas más ricas del mundo, en el 2002, tenían una riqueza combinada de 266 billones de dólares.  Esto es cinco veces el flujo anual de ayuda de las naciones ricas hacia las pobres.  Esto es suficiente para financiar todas las llamadas metas del milenio lanzadas por  Naciones Unidas, por ejemplo  para revertir el crecimiento del SIDA, la malaria y otras enfermedades infecciosas; reducir la mortalidad infantil en dos tercios y disminuir en tres cuartos la mortalidad en los  partos de aquí al 2015.

Las estadísticas que demuestran la escala y profundidad de la pobreza mundial han sido bastante repetidas en los medios.  Gran parte de la población mundial es ahora consciente de que la mitad del globo vive con sólo 2 dólares o menos por día y un quinto con menos de un dólar diario.  A pesar de la abundancia global de comida, 840 millones de personas estan catalogadas oficialmente como desnutridas.  Ciento ochenta y cuatro millones de personas en el mundo estan desempleadas, esto, sin incluir quienes sobreviven con trabajos temporales, precarios, informales o  subempleados.  El Banco Mundial estima que 54 países, con una población conjunta de 750 millones de personas han llegado a un deterioro real de sus ingresos en los últimos 10 años.  El poder real del planeta esta en las manos de 500 individuos (predominantemente hombres ricos y un ínfimo número de mujeres).  Ellos controlan la mayoría de los medios de producción, la organización del trabajo, la ciencia, la tecnología, etc.  Las instituciones del capitalismo mundial –Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional- apoyadas por alianzas militares como la OTAN estan subordinadas, en última instancia, a este poder que es reflejado en la llamada mano invisible del mercado.  Los gobiernos nacionales son impotentes frente a los inversores, que en el nuevo capitalismo global y desregulado pueden subyugar a los gobiernos a menos que estos se comporten como perros obedientes.  El propio presidente Clinton en EE.UU. fue forzado por la presión del mercado o específicamente por quienes financian la deuda norteamericana a abandonar un tibio programa de estímulos sociales en 1993.  Clinton se convirtio en un Eisenhower Republicano y esto fue para satisfacer a, como el mismo Clinton señaló; “un bando de negociantes desgraciados”.

Primera etapa de la rebelión global

El movimiento contra la globalización capitalista representa la primera etapa de esta rebelión internacional contra el sistema capitalista mundial.  Su gran mérito es haber movilizado por primera vez a millones de personas en acciones conjuntas y especialmente a jóvenes.  No todos aquellos que participaron en el movimiento se oponían al capitalismo de una manera consciente, muchos inicialmente estaban protestando contra los “efectos” del capitalismo en los niveles de vida, el medio ambiente, la creciente militarización, las guerras y el futuro monstruoso que este sistema significa para la humanidad.

Hasta ahora el movimiento obrero y la clase trabajadora en general habían participado en este movimiento anticapitalista en una posición subordinada y no aparecía como una fuerza independiente y con sus propias banderas políticas.  Esto se debe  principalmente al papel de las derechistas direcciones sindicales que apoyadas obviamente por los líderes de los ex partidos obreros en Europa y otras partes del mundo ahora se han convertido -en su mayoría- en verdaderos baluartes del capitalismo mundial.

No obstante,   es erroneo  sobreestimar este movimiento (antiglobalización) y su real  influencia, pero no hay duda que  son una anticipación de los futuros movimientos de masas de la clase trabajadora.  La organización y acción de los trabajadores será mas consciente de las barreras al progreso que significa el capitalismo e instintivamente levantaran demandas clasistas como la mejor solución a los problemas del mundo.

El movimiento anticapitalista ha conducido su oposición contra varias instituciones del capitalismo mundial, como el FMI y el Banco Mundial.  Esta lógica proviene de la política que plantean muchos líderes de este  movimiento que creen que no es posible dirigir un ataque frontal sobre el capitalismo y, por lo tanto, canalizan la crítica sólo a algunos aspectos del capitalismo moderno.  Algunos, como George Monbiot, son punzantes críticos del Banco Mundial, el FMI e incluso de la ONU.  Señalando lo estéril que resulta  plantear reformas serias a estas instituciones, como sugieren algunos en el movimiento anticapitalista, pero dicho esto, no va más alla en su crítica.  Monbiot retrocede y, en efecto, sólo plantea soluciones dentro de los límites del sistema.

Este movimiento, sin embargo esta pasando por una nueva fase en la cual Monbiot y otros en la dirección se muestran vacilantes.  En el futuro esta actitud se ira pronunciando.  Porque muchos activistas estan buscando un programa e ideas que puedan establecer un mundo nuevo alternativo, real, que no puede ser un programa capitalista renovado, sino que debe tener un contenido socialista.

El movimiento de masas contra la guerra en Irak tuvo como efecto cambios profundos en la conciencia en todos los sectores de la sociedad y particularmente entre los jóvenes.  Los marxistas siempre han planteado que la guerra es la partera de la revolución.  Por ejemplo la revolución rusa de 1905 fue precedida por la guerra Ruso-Japonesa y la Revolución Rusa de 1917 por la Primera Guerra Mundial.

A pesar de la resistencia de las masas iraquíes a la ocupación,  la guerra en Irak aun no ha desenvocado en una revolución, aunque ésta potencialmente puede convertirse en el inicio de una. En la perspectiva de millones que se han radicalizado bajo estos sucesos convulsivos esta resistencia en algun punto se convertiría en una revolución o el inicio de ella y en las mentes de muchos que ven la necesidad de  cambios se levanta la idea del socialismo.

Como llevar a cabo este “nuevo mundo” reclamado por crecientes sectores del movimiento es una cuestión clave.  La historia hace mucho y en el pasado reciente  ha demostrado que esta voluntad no puede ser lograda de una forma total o parcialmente espontanea.  El siglo XX estuvo marcado por heroicos movimientos de la clase trabajadora y levantamientos revolucionarios que llegaron a derribar el poder de los capitalistas.  Y en algunos casos el poder se le escapó de las manos a la clase trabajadora,  esto fue el caso en España 1936-37 donde inicialmente cuatro quintos del país estaba bajo el control de la clase trabajadora.  En Chile bajo Allende en 1973, 40% de la tierra y de la industria fueron nacionalizados; mientras que en Portugal en 1975 un movimiento de masas obligó al gobierno a nacionalizar  los bancos y el 70% de la industria.  El fracaso de la clase trabajadora en mantener el poder no fue debido a su `inmadurez` política, sino a causa de la dirección de sus propias organizaciones, de sus dirigentes que a la cabeza del movimiento socialista, de los partidos reformistas y comunistas fueron una barrera para el triunfo de la clase trabajadora.  En muchos casos estos dirigentes entregaron de vuelta el poder a los capitalistas en lugar de defender una solución para las necesidades y reclamos de los trabajadores mediante la revolución.

Las `Internacionales`

Todos estos movimientos fueron instintivamente internacionalistas –buscando la salida y las soluciones a escala internacional – y provocando un tremendo apoyo de la clase trabajadora mundial.

Desde el inicio, con el poder en sus manos, la clase trabajadora procura una solución no solamente en la esfera nacional sino también a nivel internacional.  La Liga Comunista fue organizada por los jóvenes Marx y Engels en la década del 40 del siglo XIX cuando la influencia del Cartismo en Inglaterra –el primer movimiento industrial político independiente de la clase trabajadora mundial- estaba aun presente.  Hubo cinco intentos serios de unir el poder de movilización política de la clase trabajadora a escala mundial: la Liga Comunista, la Asociación Internacional de los Trabajadores, también organizada por Marx y Engels, la Internacional Socialista (Segunda Internacional), la Internacional Comunista (Tercera) creada luego del triunfo de la Revolución Rusa y la Cuarta Internacional de Trotsky.  Todas estas organizaciones jugaron importantes papeles en el crecimiento del poder y la comprensión de los trabajadores, como explicaremos a lo largo del próximo capítulo.

Hoy, en la primera década del siglo veintiuno, cuando el capitalismo demuestra sus debilidades y, al mismo tiempo la globalización acentúa la oportunidad para un internacionalismo real y la creación de una organización internacional, a nivel mundial no existe ninguna internacional de gran inserción política de la clase trabajadora basada en partidos de masas.  La tarea del CIT es ayudar a crear las condiciones para la formación de tal organización internacional.   Sin embargo, ésto sólo es posible en base al aprendizaje de las lecciones del pasado y, principalmente de los errores de las internacionales anteriores.  Un gran paso hacia una Internacional de masas debiera ser la creación de partidos de masas a nivel nacional.  Aunque la construcción de tal internacional no puede limitarse solo al establecimiento de estos partidos, un poderoso embrión para esta organización internacional debe ser creado en este período explosivo que se esta levantando.  Creemos que el CIT puede jugar un papel importante en apoyar este proceso.

Sin embargo, el terreno político esta sembrado con los resquicios de fracasadas y pretendidas Internacionales.  Algunas de ellas tenian raíces muy superficiales o ninguna en el movimiento real de la clase trabajadora.  La mayoría de estas organizaciones esta fragmentada.  La mayoría también han adoptado una posicion oportunista o ultra-izquierdista.  Y algunas de ellas lamentablemente se  reivindican trotskistas.  Explicaremos en el próximo capítulo, las razones por las cuales la concepción original de Trotsky de la `Cuarta Internacional` lanzada en 1938 no logró ganar gran apoyo.  A pesar que en algunos casos el trotskismo tubo un efecto poderoso entre el movimiento obrero -como en Sri Lanka, Latino América, Vietnam, Francia e Inglaterra en los años 70 y 80- nunca se convirtió en una fuerza de masas.  La razón de por que la `Cuarta Internacional`  no tuvo éxito fue debido a una combinación de factores y dificultades objetivas desfavorables, junto a varios errores cometidos  por sus dirigentes.

Sin embargo el siglo XXI nos presenta la oportunidad para aprender del pasado.  El proceso puede comenzar –algunos pasos pueden por lo menos ser dados- con el lanzamiento de los fundamentos para una nueva Internacional. Y esta tarea es principalmente política; la única justificación para intentar construir una organización política aparte de las otras, como todos los marxistas concuerdan, es la existencia de serias diferencias en torno a la política y el programa.  Diferencias incidentales, secundarias, personales o incluso tácticas no son una justificación suficiente para mantener una organización distinta sobretodo cuando dicha organización esta formada por docenas, centenares o incluso miles de personas.

Por esta razón, tras la caída del Muro de Berlín y con la nueva situación abierta, el CIT exploró la posibilidad de llegar a acuerdos con otras tendencias del trotskismo en cuestiones fundamentales.  Discutimos y abrimos correspondencia con el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional -SU-CI- también conocido como la Cuarta  Internacional.  Tuvimos contacto y discusiones con los trotskistas de la corriente Morenista, con fuerte tradición en América Latina.  Aún intentamos, desafortunadamente con muy pocos logros, trabajar en actividades comunes y en alianzas con la Tendencia Socialista Internacional (TSI), cuya sección más importante es el Socialist Workers Party (SWP- Partido Socialista de los Trabajadores) en Inglaterra.  Iniciamos estas discusiones con la mente abierta y la esperanza que, como hemos dicho, estas organizaciones pudieran talvez aprender de los errores del pasado, reajustar sus políticas y a través de esto lanzar bases sólidas para el trabajo común y un posible acuerdo político sobre las tareas hacia delante.

Lamentablemente las conclusiones que la mayoría de estas organizaciones sacaron de la nueva situación mundial enfrentada por la clase trabajadora y por el movimiento marxista es distinta de la nuestra y en algunos casos de una manera decisiva.   El colapso del estalinismo, simbolizado por la caída del Muro de Berlín fue uno de esos momentos decisivos de la historia que, al menos que sea apreciado correctamente, puede llevar a errores políticos, programáticos y organizativos graves.  Ninguna de estas organizaciones se ajustó y entendió los principales aspectos de la situación inmediata post-estalinismo tan rápida y claramente como el CIT.

Partido Socialista Escocés (Scottish Socialist Party)

Los “terribles años noventa” que siguieron al colapso del estalinismo son el origen objetivo del oportunismo que  muchas organizaciones han adoptado.   Paradójicamente esta posición también se desarrolló en el CIT -reflejada en el alejamiento del trotskismo revolucionario por parte de los líderes del que luego pasó a llamarse Partido Socialista Escocés (SSP), que inadvertidamente también vinieron a reforzar este giro oportunista.  La formación y el fenómeno electoral del SSP se ha trasformado hoy en un modelo para aquellos que apresuradamente se han alejado del marxismo y del trotskismo.  La decisión de los entonces dirigentes de la sección del CIT en Escocia, a fines de los años 90, de construir una formación socialista mas amplia -el SSP- representó el  abandono de la tarea por construir un partido revolucionario y significó un rompimiento fundamental con el programa, con la táctica y la estrategia revolucionaria del CIT.  Este proceso encabezado por personas que cumplieros roles importantes en el CIT en el pasado, como Tommy Sheridan, Alan McCombes y otros, no fue de ninguna manera algo accidental.  Fue ocacionado, principalmente, por la incapacidad de mantener la defensa de un programa revolucionario frente al establecimiento de cambios dramáticos en el clima político.

La posición de estos compañeros para muchos, al principio, no parecía representar un abandono fundamental de nuestro análisis y programa.  Sobre todo cuando habían sido los dirigentes del CIT y no los dirigentes de la sección Escocesa -Tommy Sheridam y Alan McCombes- los primeros en plantear la formación de un nuevo partido de masas de los trabajadores.  Basándose en análisis acerca del aburguesamiento de la social democracia (Nuevo Laborismo), los partidos comunistas y la mayoría de los partidos obreros a nivel mundial.   Sin embargo, los esfuerzos de Alan McCombes y Tommy Sheridam tenían el objetivo de retratar a la mayoría del CIT como si estuvieran rechazando la idea de formar un partido amplio, pero sus argumentos no tuvieron efecto sobre la mayoría de los miembros del CIT.

La objeción al lanzamiento de tal formación se debió fundamentalmente a que ésto podía significar el riesgo de una liquidación de la corriente revolucionaria al interior de esta formación amplia.    La dirección del CIT con apoyo de una abrumadora mayoría en este debate, correctamente anticipó la evolución política que luego tomaría la dirección del SSP.  A pesar de negar que en realidad estos fueran sus deseos, predijimos el retroceso político y la liquidación final de nuestra organización en el SSP, lo que llevó a un viraje hacia el reformismo que en la práctica significó el fin de Militant Scottish Labour, el que sí era un partido revolucionario.

Al principio, cuando Tommy Sheridam y Alan Mccombes -ya dentro del SSP- formaron el International Socialist Movement (Movimiento Socialista Internacional), el proceso de liquidación  no era muy evidente, pero en enero del 2003 la dirección propuso terminar el ISM; pues según ellos el SSP “estaba cumpliendo ese trabajo” (el de partido revolucionario).   Esta propuesta fue congelada poco después de las elecciones parlamentarias escocesas de aquel año, pero en octubre del mismo año el asunto fue levantado nuevamente.  Se acordó mantener el ISM pero había muy poco entusiasmo en construirlo, en la intención de sus dirigentes estaba la necesidad de  mantener la apariencia de que funcionaban como organización debido a la oposición política que había dentro del ISM, además  de  la amenaza que entonces representaba este paso a la liquidación para  sus posiciones frente a otras tendencias dentro del SSP, particularmente del CIT.  En concreto, el ISM es la facción mayoritaria en la dirección del SSP.

Sin embargo a pesar de todo, el SSP estaba llenando parcialmente el vacío que existía en la izquierda del Laborismo y tuvo la capacidad de convertirse en fenómeno electoral y aumentó el crecimiento de su militancia.  El fenómeno electoral en las elecciones parlamentarias del año 2003 tuvo como efecto, entre otros, la afiliación del sindicato RMT (Rail Maritime and Tranport Unión) al SSP.

Como consecuencia,  en algunos grupos de la izquierda revolucionaria internacional esto fue visto como un modelo para construir y entregaba fundamentos para nuevos partidos de la clase trabajadora.  Con fuerte énfasis se recalca la necesidad de ampliarse, pero en la práctica esto significa la disolución de las organizaciones revolucionarias en estas formaciones.

Aunque los riesgos  parecían estar justificados con el fenómeno del SSP, lo que se omitía regularmente era que este fenómeno se dio sólo en Escocia.  Existían condiciones concretas y específicas que no se presentaban en otros lugares, donde no era posible reproducir o copiar un tipo de partido como el SSP.  Sin duda la cuestión nacional dio el formato para la situación política desarrollada en Escocia y de la cual el SSP se benefició.

El  Socialist Party (Partido Socialista –sección del CIT en Inglaterra y el País de Gales) también tuvo éxito en el campo electoral logrando excelentes resultados en once elecciones a nivel local que significaron  la elección y re-elección de concejales socialistas.  Desde el 2001 los votos ganados en Coventry, en la campaña electoral de Dave Nellist del SP, han sido los mejores de los partidos a la izquierda del Nuevo Laborismo (New Labour) en Inglaterra y Gales.  Por otra parte, mientras el SSP recibió el 5,2% de los votos en Escocia durante las elecciones europeas del 2004, el SP (CIT) en Irlanda obtenia el 5,5% en la zona de Dublín en la misma elección Europea.  Estos resultados electorales en efecto reflejan que el apoyo electoral puede ser ganado sin abandonar un programa marxista y trotskista consistente.

Nosotros dimos la bienvenida y apoyamos la construcción del SSP –a pesar de las denuncias completamente falsas de su dirección sobre nuestra oposición a tal formación. Y  hemos insistido en continuar construyendo una tendencia marxista claramente identificable dentro del SSP.  Esto corresponde a la táctica delineada en los años 90 – la doble tarea de rehabilitar y luchar por las ideas del socialismo y al mismo tiempo la de ayudar a construir nuevos partidos de la clase trabajadora manteniendo las ideas del marxismo revolucionario al interior de estas nuevas formaciones.  La dirección del SSP cumplió con la primera tarea pero abandonó la segunda, vital para los marxistas en este período.  Presos de la impaciencia frente a un corto giro hacia la popularidad,  ellos diluyeron las ideas por las cuales anteriormente habían adherido al CIT.  Hoy ni ellos, ni nosotros, ni ninguna otra organización seria en el movimiento internacional describiría a los dirigentes del SSP como `trotskistas` conscientes.   Ellos han procurado al máximo establecer una distancia entre sus actuales posiciones y su pasado revolucionario en el  Militant y del Scottish Militant Labour así como del CIT.

El abandono de la posición marxista

Los discursos de Tommy Sheridan no son consistentemente socialistas o marxistas en su contenido,  a modo de ejemplo como líder del SSP, él explica en una entrevistas para la BBC que, “hay un numero de países que han tenido una mixtura de propiedad pública e impuestos altos… como Noruega y Dinamarca, donde se administra para combinar altos niveles de propiedad pública con altos impuestos a la riqueza”.  Esto implica que el capitalismo noruego y danés es el referente de un tipo de sistema que a Tommy Sheridam le gustaría ver en Escocia.  Él entonces llegó a decir: “ahora, no pienso que sea necesario nacionalizar Tesco (una gran cadena de supermercados).   Lo que creo que es necesario imponer a Tesco son salarios y condiciones de empleo dignos.  Lo que debiéramos estar haciendo es regular los negocios.  Usted no tiene porque tenerlos, sólo debe regularlos”  (`The Herald` Glasgow, 30 de abril 2003).

En algunas intervenciones Tommy Sheridam ha dicho: “Lo que estamos diciendo, es que en una futura, independiente y socialista Escocia, queremos trabajar por la educación y por la calificación.  Queremos ofrecer una economía altamente calificada, una fuerza de trabajo motivada para los grandes negocios.  Si esto funciona en Alemania y en Francia, donde hay salarios altos, mejores niveles y producción de mejores productos, ¿Porque no hacer esto aquí en Escocia?”.

Dejando de lado los deseos de Tommy Sheridam, de ofrecer a los grandes empresarios una “fuerza de trabajo altamente motivada”, mientras en Alemania muchos trabajadores ganan sólo 2 o 3 euros por hora o los trabajadores franceses que ven sus salarios y condiciones atacadas con el neoliberal programa del Primer Ministro Raffarin, no se puede considerar que ellos estan “bien pagados”!  Porque sobre bases capitalistas los llamados `altos salarios`  se han transformado en cosa del pasado en Alemania y en otros lugares.  En el periódico del SSP, The Óbice, Kevin Williamson, un colaborador cercano a Tommy Sheridam y Alan McCombes, publicó una posición liberal y en ningún caso clasista que plantea: “Aquellos que ven la política solamente en términos de capitalismo o socialismo todavía deben realizar serios esfuerzos para explicar como una clase controladora puede ser prevenida de llegar a una posición de poder en una sociedad post-capitalista.  (Mientras tanto) el resto de nosotros necesita implementar alternativas prácticas.”

Este mismo retroceso –comparado al período en que ellos eran miembros del CIT- se aplica a la posición del SSP en asuntos internacionales.   Que va del apoyo acrítico al estado Cubano de Fidel Castro, al cual describen como `socialista` o  al completo abandono de una solución socialista al conflicto Palestino-Israelí – de una Palestina socialista y de un Israel socialista dentro de la esfera de una confederación socialista de Medio Oriente.  De hecho en la conferencia del 2002 del SSP, aceptaron la errónea consigna del Socialist Worker Party en torno a “un estado Palestino con derechos de minoría para los israelíes”.  A pesar que esta posición fue retirada en la conferencia siguiente, en los periódicos del SSP y en declaraciones públicas de dirigentes del SSP la idea de un estado palestino con derechos de minoría para los israelíes aún aparece.  Esta consigna  nunca será aceptada por la población de Israel porque ello  implica que su propio estado sea liquidado y serían obligados a incorporarse al estado Palestino.

En el momento en que se escribe este texto, a causa de brutales medidas de represión del régimen de Sharon y sus efectos sobre la población Palestina -desnutrición y hambre en las áreas palestinas- la mayoría de los palestinos en su desesperación parecen abandonar la esperanza de una solución para dos estados.

Una parte de la burguesía palestina se unió a la idea de abandonar la meta de un estado Palestino separado, dejando la lucha de los palestinos para una igualdad de derechos dentro del estado de Israel.  Ellos esperan que sobre la base de factores demográficos –con una alta tasa de natalidad de la población palestina- los judíos israelíes se trasformaran en una minoría en su propio estado en diez o veinte años!  Obviamente, la burguesía israelí nunca aceptara tal solución y optarán si es necesario por una evacuación forzada de los árabes israelíes y su repatriación de la zona.  En otras palabras, la consecuencia de cualquier solución para UN estado sera el escenario de un conflicto sangriento interminable.

Mientras se aplica la caricatura de una política de dos estados genuinos, la propuesta de Sharon se asemeja a un “Bantunstan” para los palestinos.  Temporalmente incluso  la idea de una solución socialista parece retroceder, pero en el futuro resurgirá y sera apoyada por la mayoría de la población de Israel y Palestina.

El retroceso político, teórico y organizacional de los ex miembros del CIT en Escocia se convierte a su vez en modelo para procesos similares que afectan a otras organizaciones que se reivindican como marxistas.   Algunas de éstas aun reivindican formalmente estar bajo la bandera de la izquierda revolucionaria o del trostskismo.

Para el Democratic Socialist Party (DSP- Partido Socialista Democrático) de Australia, la Tendencia Socialista Internacional o el secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU-CI), el giro de los dirigentes del SSP sirvió de inspiración para un giro a la derecha y también como un modelo o el prototipo del  tipo de partido que puede ser establecido en cualquier parte.

El socialismo científico desde los tiempos de Karl Marx hasta el trotskismo como expresión actual, siempre se vio a sí mismo -en palabras del Manifiesto Comunista- como “el movimiento del futuro en el movimiento del presente”.  Y siempre ha estado relacionado con el nivel de conciencia y comprensión de la clase trabajadora, la tarea de los marxistas genuinos acerca de la cuestión del programa, tácticas y organización esta puesta en dirección a la mirada de los sectores más avanzados de la clase trabajadora para los objetivos del socialismo.   Necesariamente,  debe hacerse una clara demarcación entre un consistente acercamiento marxista con las ideas y métodos de la izquierda reformista y centrista que pueden desarrollarse en periodos de tensión social.  Aquellos que desean seguir los pasos de los dirigentes del SSP estan en efecto sacrificando el futuro de la clase trabajadora con los éxitos a corto plazo obtenidos  hoy.

Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU-CI)

En el plano internacional, el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU-CI) ha mirado en dirección al SSP que, cada vez más,  responde a su propia visión política.  Es la organización internacional identificada con el  trotskismo más conocida.  El SU-CI tiene una presencia considerable  en Francia a través de LCR, aunque  este no ha sido el caso en la mayoría de los países de Europa del Este.  Porque las fuerzas de las diferentes “izquierdas revolucionarias” internacionales no es sólo una cuestión de su fortaleza actual sino de su potencial.

Y este potencial depende del análisis correcto del estado actual y de todas las conclusiones que la sociedad y la clase trabajadora estan sacando hoy.  Cuando el número de una organización es de docenas, cientos, miles o millones la posición política es de vital importancia debido al efecto que el entendimiento y el análisis tiene de cara a los trabajadores y cuando la situación se agudiza, la visión de una organización  se convierte en su  premisa.

Seria criminal formar o mantener una organización de izquierda separada a menos que existan diferencias fundamentales que no pueden ser acomodadas dentro de ésta, mediante una  unificación de diferentes organizaciones o tendencias con algunas difiriendo radicalmente de otras.

Al mismo tiempo un partido revolucionario no es la misma cosa que una formación transicional más amplia donde conviven diferentes posiciones políticas, organizaciones y tendencias, algunas difiriendo radicalmente de otras, pero que logran la colaboración y el trabajo conjunto.

La necesidad por la unidad viene de acuerdos básicos dentro de la clase trabajadora para combinar sus fuerzas contra el enemigo común, la clase capitalista.  Es nefasto cuando algún partido político u organización política en períodos críticos cae en el camino de urgir la unidad a toda costa.  Los marxistas siempre deben hacer causa común en particular con organizaciones afines que tienen raíces en la clase trabajadora, en acciones específicas, iniciativas del tipo frente único, etc.  Pero esto no debe ocurrir a costa de sumergir o esconder las banderas, retardando o dejando de lado el programa del marxismo.  El futuro de las diferentes “Internacionales” será determinado por el acercamiento político que se hace hoy y comprobar si sus ideas tropiezan con las necesidades de la situación actual.

Ni la TSI ni  el SU-CI han brindado hasta hoy, un análisis marxista o trotskista de manera consistente acerca de la situación.  El SU-CI reclama el linaje de Trotsky y es reconocida en los círculos “intelectuales” como representante del trotskismo ortodoxo.  Pero  lamentablemente ésta no ha sido  la realidad, como se demuestra en el examen de los análisis y programa actuales del SU-CI.

Ser llamado Trotskista y defender la herencia de  Trotsky, sus métodos de análisis y, en general, su actividad en el movimiento obrero no significa dar un cheque en blanco para aceptar todo lo que Trosky planteó.  Sin embargo, una reciente serie de artículos editados en la publicación internacional del SU-CI; “International Viewpoint” dedicados a Trotsky, muestra una serie de criticas y ataques a sus ideas y métodos.  En lugar de identificar los errores que Trotsky cometió –que en vida él los admitió abiertamente- el SU-CI y sus actuales dirigentes lo acusan de errores en los que el revolucionario ruso nunca participó y condena sus puntos fuertes en lugar de los débiles.  Haciéndose eco, quizá inconscientemente, de la cíitica que los estalinistas lanzaron sobre la supuesta debilidad de Trotsky.

Trotsky y el partido revolucionario

Tomemos por ejemplo la cuestión sobre la necesidad de un partido.  Francois Vercammen, Secretario del SU-CI escribió un articulo titulado: “La cuestión del partido: el punto débil de Trotsky”.  Vercammen comenta: “Su punto débil fue el problema del partido… Trotsky no tuvo capacidad (1903-1917) o la oportunidad (después de 1917) de participar directamente en la construcción de un partido revolucionario en sus principales aspectos (sacando análisis generales y perspectivas), a saber,  la elaboración e implementación de una línea política y tácticas concretas, un trabajo colectivo dentro de una dirección central, la construcción de un aparato político-organizacional y trabajo en común con otros militantes y dirigentes.  Y en general la implementación de una dialéctica interna que priorizara  la experiencia de los militantes del partido y la elaboración de una línea.  Entre 1903 y 1917 habiendo roto con Lenin, no intentó organizar una corriente o un partido (confinándose a sí mismo a una actividad como periodista u orador).”

Una increíble incomprensión de la posición de Trotsky dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), una crítica hacia Trostsky que reflejaba el intento frustrado de la burguesía por una explicación “sociológica” de la revolución.  Esto a su vez, es el reflejo de la difamación hecha por los estalinistas.  La debilidad de Trotsky no es aquella puesta por Vercammen, es decir una incomprensión de la necesidad o del carácter del partido en aquella fase.   La observación de Vercammen acerca de “análisis y perspectivas generales”  ignora la mayor contribución de Trotsky al éxito de la revolución socialista, en su monumental trabajo, el libro “Resultados y Perspectivas”, en el cual explica y desarrolla la “Teoría de la Revolución Permanente”.  En esta, Trotsky, anticipa correctamente todas las fuerzas envueltas en la primera y segunda Revoluciones Rusas y, en particular, el papel decisivo de la clase trabajadora como fuerza principal en alianza con el campesinado, que le permitió a ésta la toma del poder en octubre de 1917.

El error de Trotsky –admitido abiertamente por él, en su “Diario en Exilio” – no fue la cuestión del partido, la necesidad de dicho partido o el carácter de tal partido, etc., sino su “conciliacionismo” o su esperanza de una reconciliación entre Bolcheviques y el Mencheviques, de 1907 a 1912.  Él esperaba que, como en la revolución de 1905,  Bolcheviques y Mencheviques se verían obligados a unirse debido a  la presión de las masas y en esta posición no estaba solo.  Las filas del partido Bolchevique pusieron tanta presión sobre Lenin que en varias ocasiones entre 1906 y 1912 fue obligado a iniciar negociaciones para la unidad con los mencheviques.  Además, Bolcheviques y Mencheviques estaban unidos en organizaciones comunes en varias partes de Rusia (excepto Petrogrado), hasta septiembres de 1917.

A diferencia de estos singulares “bolcheviques”, Trotsky nunca tuvo ilusiones políticas en los mencheviques, al contrario, divergió radical y agudamente con sus programas y perspectivas políticas.  Por lo tanto, en la caracterización política de los mencheviques, Trotsky estaba junto a Lenin.  Reiteramos que donde Trotsky erró no fue en la cuestión del partido si no en  la ilusión de que, bajo la presion de las masas, ambos brazos del POSDR serían obligados  a juntarse aceptando los principales lineamientos en su aproximación a la revolución, principalmente sobre la revolución permanente y la estrategia y táctica que surgiría de ésto.  Lenin, por otro lado, entendió primero y más claramente que los Mencheviques ya se habían acercado a las concepciones de la pequeña burguesía y de la burguesía en torno a la revolución que venía.

A pesar de esta percepción de Lenin, Trotsky estuvo más certero en su análisis de la revolución y, particularmente del análisis de la clase trabajadora como principal agente conductor en la toma del poder del proletariado; atrayendo tras de sí a las masas campesinas.  Es un hecho histórico que Lenin en efecto abandona la `formula algebraica` de la “dictadura democrática del proletariado y del campesinado” después de la Revolución de Febrero, y en la práctica adopta totalmente la posición de Trotsky.

No había ninguna diferencia fundamental entre Lenin y Trotsky en sus aproximaciones, tácticas, estrategia, etc. para la revolución.  Lo mismo no puede ser dicho de Stalin, Kamenev o Zinoviev.  Vercammen escribió,  absurdamente que: “Fue la determinación de Lenin en conectarse con el movimiento real en Rusia, combinado con la sucesión de coyunturas socio-políticas complejas, lo que creó y arraigó al partido Bolchevique en la sociedad (urbana) Rusa.   Esta fue la política de Lenin que fue determinante y no su `concepción` del partido, como es comúnmente comprendido (Centralismo Democrático, Programa General)…  Fue la debilidad de la política de Trotsky la base de su derrota a nivel organizacional.  Se puede seguir esto de la siguiente manera: antes de 1917, su capacidad extraordinaria por comprender el significado en las tendencias de la época y de esbozar perspectivas estratégicas no le permitieron desarrollar una política revolucionaria (él fue incapaz o estuvo poco dispuesto a crear un colectivo militante).  Su debilidad en el partido esta localizada en este marco.”

Sostenemos que  Trotsky en vez de Lenin tuvo perspectivas más claras de las fuerzas y de los efectos de la Revolución Rusa.  Vercammen alaba la política razonablemente correcta de Lenin con relación a 1917- pero todavía habla de la “debilidad política de Trotsky”.    Y todo esto, que durante mucho tiempo hemos defendido contra los Estalinistas, es parte de una llamada “defensa” de Trotsky!

Las raíces de este reciente criticismo en torno a los llamados errores de Trosky vienen de la propia incapacidad del SU-CI de construir organizaciones importantes en el pasado.  Vercammen habla sobre los errores de su propia organización en 1965-68, y compara esto al período que va de 1895 a 1914, cuando Lenin fue capaz de establecer las líneas  del partido revolucionario que maduró y tomó el poder en octubre 1917.

Lamentablemente, Vercammen no comprende el carácter general del periodo de 1965-68 y sus diferentes coyunturas.  El Estalinismo y la Socialdemocracia, argumenta él, comenzaron a “desintegrarse” en el periodo previo a los eventos de Mayo de 1968.  Pero esta afirmación es falsa; las organizaciones reformistas y la conciencia que la acompañaba todavía en general mantenían un dominio en las mentes de las masas en aquel periodo.  Para nosotros, como marxistas, los partidos de masas estalinistas y socialdemócratas eran factores objetivos, que sólo podian ser superados por los eventos.

Esto fue lo que aconteció hasta cierto punto en los revolucionarios sucesos de mayo-junio de 1968 en Francia.    Sin embargo, la ausencia de un partido revolucionario de masas y dirección en esos momentos permitió que el estalinista Partido Comunista francés y los “Socialistas” reformistas tomaran el control y arruinaran el potencial revolucionario.

En Inglaterra, durante los años 70 y 80, la organización Militant (precursor del actual Partido Socialista) realizó grandes avances en Liverpool y en la lucha contra el poll tax.  Como hemos explicado antes, lamentablemente el promisorio inicio para la construcción de un partido revolucionario fue atravesado por el “boom” de los 80 y claro, por el colapso del estalinismo.

La reinterpretación de Vercammen del papel de la llamada debilidad de Trotsky en los problemas de organización y del partido, etc., combinado con una sublime crítica politica esconde un acercamiento impaciente al problema de levantar la construcción y  el delineamiento de un partido.

Este acercamiento involucra la tarea de entender los diferentes estados  y niveles de comprensión por los cuales atraviesa la clase trabajadora.  Y esto quiere  decir estar preparados para “nadar contra la corriente” en ciertos periodos, con el riesgo de ser acusados de  sectarismo.

Pero también significa armar los cuadros de la clase trabajadora, enraizando el partido en los márgenes y en las organizaciones de la clase trabajadora –sindicatos, organizaciones sociales, etc.- aprovechando las oportunidades para crear una base de masas o parcialmente de masas cuando estas se presenten.

Increíblemente, Vercammen acusa a Trotsky de ser “indeciso y confuso (incluso después de 1905) sobre el problema del apoyo electoral a la pequeña burguesía”,  evitando cualquier esfuerzo por explicar que quiere decir Vercammen con esto.

Sin embargo cuando llega a la cuestión del campesinado, ataca a Trotsky y de esta forma  a uno de los principales elementos de la Teoría de la revolución Permanente de Trotsky;  Vercammen argumenta: “En 1906 y en los años que siguieron, él se conforma con dos generalizaciones teóricas que traducen todos los prejuicios del marxismo europeo de aquella época (post-Marx); Históricamente el campo sigue a la ciudad y el campesinado al proletariado (industrial, urbano) porque al mismo tiempo el campesinado es incapaz de seguir una línea política autónoma y crear una organización independiente”.  Aquí Vercammen también se hace eco de la crítica estalinista y de los recientes teóricos `estalinistas` del Partido Social-Demócrata de Australia, argumentando que: “Trotsky no contempla, como Lenin, la construcción de una alianza real de trabajadores y campesinos, con todas sus demandas.  Por su carácter abstracto, la teoría probó ser una verdadera trampa para Trotsky”.  Esto es un simple eco del repetido argumento estalinista sobre la subestimación de Trotsky del potencial revolucionario del campesinado.

La Revolución Permanente

Un punto similar es tratado por Michael Lowy en International Viewpoint, supuestamente en defensa de la revolución permanente.  El autor escribe: “La teoría de la revolución permanente fue verificada dos veces en el curso de la historia del siglo XX.  De un lado, por los desastrosos resultados del etapismo y la aplicación ciega de los partidos comunistas en los países dependientes de la doctrina estalinista de la revolución por etapas en bloque con la burguesía nacional, desde España en 1936 a Indonesia en 1965 o Chile en 1973”.

Michael Lowy continua, diciendo que la teoría fue verificada tambien de otra forma; “Esta teoría, desde que fue formulada en 1906, nos permitió predecir, explicar e iluminar ampliamente las revoluciones del siglo XX, que fueron todas revoluciones permanentes en los países periféricos.  Lo que sucedió en Rusia, China, Yugoslavia, Vietnam o Cuba corresponden en general a la idea planteada por Trotsky: La posibilidad de una revolución combinada e ininterrumpida –democrática y socialista- en un país de capitalismo periférico, dependiente o colonial.  Pero a pesar de todo, los dirigentes de los movimientos revolucionarios después de Octubre de 1917 no reconocieron el carácter permanente de estas (con algunas excepciones, como Ernesto Che Guevara) o lo hicieron empleando una terminología distinta y en ningun caso haciendo una relación histórica efectiva…”

“Hoy como ayer, las transformaciones revolucionarias que estan en la agenda de las sociedades de la periferia del sistema no son idénticas a aquellas de los países centrales.  Una revolución social en India no puede ser, desde el punto de vista de su programa, su estrategia y sus fuerzas motoras una pura revolución de trabajadores como en Inglaterra.  El papel político decisivo –ciertamente no contemplado por Trotsky- ejercido en varios países por parte de los movimientos indígenas y campesinos, como el FZLN en México, el MST en Brasil, o CONAIE en Ecuador, demuestran la importancia y el potencial de explosión social que significa la cuestión agraria y su estrecha relación con la liberación nacional”.

Ambos puntos estan completamente errados;  Primero, Trotsky comprendió la importancia de movilizar al campesinado, particularmente en Rusia donde el proletariado era minoría.  Y estaba en lo correcto al comprender que el campesinado era heterogéneo e incapaz de llegar y mantener el poder independientemente.  En cierto modo, Lowy esta en lo correcto al decir que la teoría de la revolución permanente fue sustentada por las victorias de la revolución en China, Yugoslavia, Vietnam y Cuba.  Pero estas victorias fueron tales, no en el sentido clásico planteado por Lowy, sino como una verdadera caricatura.

A diferencia de Rusia en 1917, la clase trabajadora no toma el poder directamente, ni establece organizaciones independientes de los trabajadores, como soviets, etc..   Movilizando al campesinado en la Revolución China, un grupo Bonapartista liderado por Mao Zedong fue capaz de tomar el poder equilibrándose entre las clases y construyendo un estado que desde el inicio fue un régimen a imagen y semejanza de la Rusia estalinista.

Esto no es reconocido en los análisis del SU-CI y el proceso que llevó a la creación de estos estados.  Debido a esto, ellos han cometido errores fundamentales en torno al problema del campesinado.  Como demostraremos en el próximo capitulo, para el SU-CI ésto resultó en enormes y numerosos errores en el pasado, que tienen que ver con el problema de las tácticas de guerrillas, el papel del campesinado en la revolución, etc, y que llevó a esta organizacion a apoyar aventuras guerrilleras en Uruguay y Argentina, donde los mejores sectores de la juventud y de la clase trabajadora fueron sacrificados en un conflicto militar esteril con el Estado.   También dieron un apoyo acrítico al IRA en Irlanda, entre otras aventuras.

Desafortunadamente el SU-CI no aprendió de sus errores, como ahora vemos ejemplificado en los comentarios de Lowy y la posición de Trotsky en relación al campesinado, diciendo: “La principal limitación del análisis de Trotsky es de naturaleza “sociológica” en lugar de estratégica al considerar al campesinado principalmente como un “soporte” del proletariado revolucionario, como una clase de pequeños propietarios y cuyo horizonte no va más alla de las demandas democráticas.  Tuvo problemas en aceptar, por ejemplo, un Ejercito Rojo Chino compuesto en su gran mayoría por campesinos.  Su error –como muchos marxistas rusos y europeos- fue adoptar sin un examen crítico el análisis de Marx en el Dieciocho Brumario sobre el campesinado francés como una clase atomizada y pequeño burguesa, y aplicar ésto a las naciones coloniales y semi-coloniales con características muy diferentes.  Sin embargo, en uno de sus últimos escritos, Preconcepciones de la Revolución Rusa (1939) Trotsky argumentó que la apreciación marxista del campesinado como una clase no socialista nunca tuvo un carácter absoluto e inmutable”.

Esta crítica hacia Trotsky se equivoca de principio a fin.  Un correcto balance del campesinado entre pequeños propietarios, campesinos pobres y trabajadores sin tierra, que tienden a penetrar en las filas del proletariado difiere de continente en continente o de país en país.  Sin embargo, la posición general marxista -y del propio Marx- acerca de su carácter heterogéneo mantiene su completa vigencia en relacion al mundo neo-colonial de hoy.  La brillante idea de Marx, que plantea  que sólo la clase trabajadora organizada en grandes industrias, disciplinada por la fábrica y el lugar de trabajo puede desarrollar la cohesión social necesaria y, en última instancia,  la conciencia necesaria para realizar una salida socialista ha sido sustentada en todas las revoluciones.  Este fue el caso principalmente en la Revolución Rusa pero incluso también es aplicable a las revoluciones que no tomaron una forma `clásica` como la China.

China, Yugoslavia y Cuba

De hecho, los escritos de Trotsky sobre China, específicamente su caracterización del Ejercito Rojo de Mao Zedong en los años 30, fue brillantemente acertada.  Planteando que éste fue el eco rural de la revolución obrera derrotada en 1925-27.   Los ex comunistas que estaban dirigiendo ese movimiento, dice él, generaron durante un periodo cierta sospecha y hostilidad hacia la clase trabajadora, aunque fueran victoriosos y entrasen a las ciudades.  Esto fue debido a que estaban condicionados a la existencia rural de las masas campesinas en las cuales se basaban socialmente.  ¿Acaso no fue lo que aconteció cuando el Ejercito Rojo derrotó al Koumintang y tomó las mayores ciudades de China?  Antes de que ocuparan las ciudades hicieron un llamado para que las masas no se levantaran, advirtiendo que las huelgas podrían ser castigadas.  No habían soviets ni organizaciones independientes de la clase trabajadora  o incluso del campesinado en estos sucesos.  Trotsky defendió la posibilidad que, como todos los movimientos campesinos a través de la historia, el Ejercito Rojo Chino podría obtener la victoria y derrotar al Koumintang pero permanecería dentro de la estructura del capitalismo.  Esto podría resultar en la configuración de una nueva dinastía que llegaría a degenerar en un régimen feudal burgués, entonces el proceso de oposición revolucionaria campesina podría comenzar nuevamente.

Los eventos en China no ocurrieron de esta manera a causa del equilibrio de las fuerzas mundiales manifestadas en China.  Crónicamente débil, la burguesía y los grandes propietarios de tierras salieron de China junto a los ejércitos derrotados de Chiang Kai Shek.  El vacío que quedó fue ocupado por Mao representando a una camarilla Bonapartista y la cabeza de un ejercito victorioso.  Esta camarilla maniobró entre las clases pero es obligada por la presion desde abajo a tomar el camino de la expropiación a los terratenientes y del derrocamiento del capitalismo.  En ninguna parte Trotsky escribe lo que Lowy sugiere; que el campesinado y particularmente las capas mas bajas; los campesinos pobres, etc., fueran impermeables a las ideas del socialismo.

Incluso durante la Revolución rusa, como John Reed plantea en su libro; Diez dias que estremecieron al Mundo, los soldados campesinos contemplaban la Revolución de Octubre como el comienzo de un mundo nuevo y desde un punto de vista socialista.  Además, hoy en varias partes del mundo colonial tal es la desesperación del campesinado con su pequeño e inviable pedazo de tierra, que la idea de cooperativas e ideas generales de `socialismo` ciertamente pueden llegar a ser atractivas, principalmente cuando son defendidas por partidos con fuertes raíces en la clase trabajadora urbana e industrial.

Marx y luego Trotsky describieron las limitaciones del campesinado y su carácter disperso y estratificado como clase y que este no seria capaz de jugar un rol independiente.  No obstante puede y debe  jugar un necesario y vital papel en el apoyo al movimiento revolucionario industrial de la clase trabajadora urbana en la toma del poder.

Indudablemente, donde la clase trabajadora es minoría en la sociedad y ante un clásico levantamiento de la clase trabajadora, este deberia ser complementado con una “segunda edición de la guerra campesina”, un movimiento de campesinos que incluso contenga elementos de guerrilla.  El CIT siguiendo el método de análisis de Trotsky realiza sin embargo claras diferenciaciones.  Los métodos utilizados en el campo entre la población rural, como auxiliar al movimiento de la clase trabajadora en las áreas industriales, son diferentes de los métodos  de lucha utilizados por los trabajadores.

Esto debería ser el ABC básico para los marxistas y en especial aquellos que reivindican el trotskismo.  Lamentablemente el SU-CI sobre esto y otros asuntos es responsable de retrocesos teóricos.  En la practica  este tipo de errores puede llevar a desastres en el futuro si una organización con esta posición  tiene la intención de influir en el movimiento de masas.

Lo mismo se aplica a la caracterización que el SU-CI hace de lo que llaman “regímenes burocraticos”.  Argumentando que siempre fueron críticos a regímenes como la Yugoslavia de Tito, Cuba, China, etc., esta critica sin embargo se hacia bajo el planteamiento que estos regímenes eran básicamente “estados obreros relativamente sanos”.  Si existían elementos de “burocratismo”, estos eran del “mismo tipo” de distorsiones burocráticas como las que existían cuando Rusia era un estado obrero sano en el periodo 1917-23.  Ernest Mandel, el antiguo líder teórico del SU-CI, argumentó insistentemente contra el CIT cuando discrepamos de este análisis.

Nos opusimos, por ejemplo, a la teoria del SU-CI de que Tito era un “Trotskista inconsciente”,  esta política involucraba  el envío de “voluntarios” a Yugoslavia cuando Tito se enfrentaba a Stalin en 1949.  Sin embargoTito fue un estalinista nacional que había entrado en conflicto con el régimen de Stalin no por el carácter de su régimen (que de hecho había sido modelado en Moscú) sino como una expresión de la oposición nacional de la burocracia yugoslava ante el “gran hermano” en Moscú.

La misma aproximación fue adoptada por el SU-CI en el tiempo de la disputa Chino-Soviética a fines de los años 50 y principio de los 60.   En aquel momento, Mandel creía que una “revolución anti-burocrática”, es decir una revolución política no era necesaria en China pues el régimen de Mao era un estado obrero relativamente sano con leves deformaciones burocráticas.  Tal posición es insostenible hoy, dado las revelaciones y de hecho los los crímenes cometidos por Mao y sus súbditos para suprimir las demandas de las masas chinas por derechos democráticos básicos.

En relación a Cuba, el mismo acercamiento erróneo fue empleado por los dirigentes del SU-CI.  Esta revolución fue un enorme golpe para el imperialismo.  El CIT , tal como el SU-CI, apoyó entusiastamente esta revolución.  Reconocimos el impacto masivo que tuvo para el mundo y poderosamente para América Latina y el mundo neo-colonial.  Sin embargo los orígenes de la Revolución Cubana fueron diferentes, en algunos aspectos,  a los de la Revolución China, con el régimen de Castro ocupando y gozando de un aplastante apoyo popular.

No obstante los trabajadores no poseían y todavía no poseen medios para ejercer el control y el poder de manera independiente; no existió, ni existe el derecho a reclamar ante el gobierno, ni elecciones para elegir representantes genuinos de los trabajadores, no hay limites claros para la diferencia salarial entre aquellos que estan en las cupulas y los trabajadores de base.

Hemos defendido permanentemente a Cuba de los ataques del imperialismo, pero al mismo tiempo hacemos un llamado por la instauracion de una real democracia de los trabajadores como la única garantía capaz de movilizar el apoyo –en la propia Cuba, en América Latina y a traves del mundo- contra el terrorismo del imperialismo y sus intentos por retornar a Cuba al capitalismo.

Es incorrecto plantear hoy,  como lo hace una resolución adoptada en el 15’ Congreso Mundial del SU-CI en el verano del 2003, que plantea:  “Nosotros siempre hemos combatido los regímenes burocráticos que se reivindican socialistas mientras mantenían regímenes opresivos contra el pueblo y los trabajadores en nombre de los derechos de auto-organización, de auto-determinación y de democracia de los trabajadores”.   A pesar de parecer simple para los dirigentes del SU-CI concluir esto ahora,  claramente no fue lo que aconteció en los casos citados arriba.  Es más fácil, después del hecho, cuando el carácter de los regímenes se fueron mostrando claramente burocráticos, realizar este o aquel tipo de critica.

El  SU-CI, desde el inicio de la revolución cubana nunca tuvo un claro análisis trotskista, que incluia el apoyo a las medidas anti-imperialistas y anti-capitalistas tomadas por Castro y el establecimiento de una economía planificada con  enormes beneficios para el pueblo cubano comparado con el desacreditado régimen de Batista.

El SU-CI hizo esto, pero al mismo tiempo hizo un  llamado a la construccion soviets el cumplimiento de otras demandas esenciales para el establecimiento de un estado obrero sano y para dar  inicio a un movimiento hacia el socialismo.

Oportunidades perdidas en Francia

En Europa, la sección nacional más importante del SU-CI es la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) de Francia.  En varias ocasiones desde 1995, incluyendo las recientes elecciones, existieron oportunidades para dar pasos decisivos en la formación de un nuevo partido de masas de los trabajadores.  La LCR junto a Lutte Ouvriere (LO) parecían estar atrayendo un apoyo significativo de los jóvenes y los trabajadores debido al  giro a la derecha de la “izquierda pluralista”, principalmente del Partido Socialista y también del Partido Comunista Francés (PCF).  Por ejemplo, en enero del 2004, dos meses antes de las elecciones regionales en Francia, las encuestas indicaban que el 9% de la población votaría por los candidatos de LO/LCR y otro 22% estaba considerando seriamente esta posibilidad.  Sin embargo la alianza LO/LCR sufrió un grave retroceso.  Logró solamente el 3.3% de la votación en las elecciones europeas y perdió a sus cinco miembros en el Parlamento.

Una rápida fuga de votos de pequeños partidos de izquierda algunas veces puede ocurrir cuando los votos se suman a una oposición que se presenta como el “mal menor” para derrotar a los partidos de derecha.  Sin embargo, LO/LCR hicieron una campaña desanimada que fue incapaz de levantar demandas de lucha y una clara explicación de la alternativa socialista.   Atacando a los partidos de la “izquierda tradicional” como el Partido Socialista y describiendolos como “social liberales” sin explicar todo lo que esto significaba, no levantaron la idea de un nuevo partido de los trabajadores como una alternativa socialista frente a estos partidos capitalista.  Siendo  descartado como algo para después de las elecciones, en la segunda vuelta presidencial otra oportunidad fue perdida.

Lo que se necesitaba era una activa campaña y un plan de acción para la formación de un nuevo partido de los trabajadores.

Dos años atrás, el voto combinado de LO y de LCR había alcanzado el 10% en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y era muy grande la oposición al gobierno PS/PCF en ese periodo  El movimiento contra Jean Marie Le Pen, que llega a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales derrotando al entonces Primer Ministro Jospin,  fue una oportunidad enorme para iniciar una vigorosa campaña para  la construcción de  un nuevo partido de los trabajadores.

En cambio la LCR,  adoptando la consigna; “Lucha contra el Frente Nacional en las calles y en las urnas”, no representó una posición independiente de la clase trabajadora,  permitiendo que esta se movilizase detrás de Chirac, el actual Presidente.  Chirac, quien recibió menos del 20% de los votos en la primera vuelta de las elecciones y era visto como un corrupto, alcanzo en la segunda vuelta el 82% de los votos.  Esto sento las bases para una segunda victoria electoral de la derecha y en consecuencia la formación de un gobierno comprometido a atacar los derechos fundamentales de los trabajadores, por ejemplo a través de la “reforma” a las pensiones y a la salud.

En mayo y junio del 2003, hubo otra oportunidad para formar un nuevo partido de los trabajadores,  las protestas contra el gobierno por las reformas al sistema de previsión llevaron a una situación cercana a la huelga general, con millones de trabajadores manifestándose contra el derechista gobierno de Raffarin.  La necesidad de un partido de masas que defendiera los derechos de los trabajadores y de los pobres estaba en la cabeza de todos, nadie creía que los partidos de la “izquierda plural” (PS, PCF y Verdes) tuvieran una alternativa que ofrecer.

En una encuesta de opinión realizada en la semana posterior a las manifestaciones de masa, el domingo 25 de mayo del 2003, un 47% de los encuestados dijeron que el PS no seria mejor ni peor en lidiar con la reforma previsional (47% dijo lo mismo sobre la reforma a la educación y un 50% sobre la reforma a la salud).  En las manifestaciones un sector de los trabajadores culpó a la izquierda radical por llamar a votar por Chirac en las elecciones presidenciales del año anterior, debido a  que esto había significado un gobierno de derecha mas fuerte.  Luego de la lucha contra la reforma previsional, cuando los dirigentes de los sindicatos simplemente habían salvado al gobierno evitando una huelga general, la atención de los trabajadores se volco al plano político.

El partido revolucionario hoy

Con los errores del SU-CI en Francia y en otros lugares, esta organización dejo fuera principios fundamentales de una organización revolucionaria, rechazando la concepción de partido revolucionario y de Internacional revolucionaria que Lenin y Trotsky habían defendido. Por el contrario, han favorecido formaciones mas amplias como Rifundazione Comunista (RC) en Italia o el Scottish Socialist Party (SSP) en Escocia.

Esta claro que no es suficiente,  en el actual periodo, marcado por la globalización capitalista y el post-estalinismo, simplemente repetir formulas ya desgastadas del pasado y  esto es cierto tanto a nivel organizacional como en el terreno de las ideas políticas.

Para explicar la necesidad de la organización, ha sido particularmente importante tomar en cuenta las sospechas y el rechazo que despierta en las  nuevas generaciones una organización autoritaria.  Entre estos sectores hay una clara reacción contra el carácter burocrático tanto del estalinismo como de la ex-socialdemocracia que,  de cualquier manera,  a nivel organizacional imita los métodos del estalinismo.

Esto a veces toma la forma de un  rechazo radical a toda “organización” en general y al concepto de “partido” en particular, así como de la “política” principalmente la política burguesa.  Los marxistas deben tomar en cuenta esta situación, pero  lamentablemente en algunos casos este proceso ha demorado y tenido como consecuencia un intento por  adaptar de una manera oportunista los sentimientos pasajeros y transitorios.

Para el SU-CI,  esto ha significado un rechazo a las experiencias del pasado, tanto de su propia organización como de las contribuciones teoricas de Trotsky o del trotskismo de cara a las luchas de la clase trabajadora actual.  Como ejemplo, tomemos los escritos de Daniel Bensaid, uno de los teóricos de la LCR de Francia, la sección mas conocida del SU-CI, que comenta sobre lo que fue según él; “una de las características mas debatidas del Leninismo; el Centralismo democrático”.

En la década de los 90 los marxistas estuvieron y estan aun hoy, bajo feroces ataques.  El CIT estuvo preparado para debatir la concepción de partido de Lenin, el carácter del partido que fue construido en Rusia y sus aplicaciones en la lucha actual de los trabajadores.  El aspecto centralista fue indudablemente enfatizado por Lenin y por los Bolcheviques debido a la fuerte lucha dada contra la dictadura zarista.  Pero al mismo tiempo el Bolchevique fue un partido extremadamente democrático, el partido de masas de los trabajadores más democrático de la historia.

Sin este elemento –el centralismo democrático- totalmente desarrollado en el periodo de febrero a octubre de 1917,  la clase trabajadora y sus sectores mas avanzados no hubiesen encontrado un lugar dentro de aquel partido.  Ni podrían las masas haber brindado su esperanza y apoyo a los Bolcheviques, que lideraron la Revolución de Octubre.

En cierto momento de la década del 90 el CIT dio cuenta de los prejuicios contra la idea del centralismo democrático, distorsionado por la herencia del estalinismo -y su centralismo burocrático-, proponiendo utilizar en su lugar la frase “unidad democrática”.  Sin embargo, luego quedo claro que el termino tendia mas a confundir que a clarificar.  Restaurando el concepto de Lenin que, explicado con propiedad,  refleja lo que la clase trabajadora en la lucha demanda de su organización.

Las organizaciones obreras necesitan y demandan el máximo de democracia, particularmente en el periodo actual cuando la clase capitalista promueve alrededor del mundo ilusiones en la democracia burguesa y donde al mismo tiempo concentran y centralizan cada vez mas su poder  económico y el de su maquina estatal.

Concepciones espontáneas, semi-espontáneas y anarquistas de organización,  contra esta fuerza concentrada de los capitalistas, no solo son inadecuadas sino que pueden ser fatales en las luchas que dará la clase trabajadora en la próxima década.  Un partido genuinamente revolucionario, centralizado y democrático no es igual al modelo estalinista, de  centralismo autoritario y burocrático dominado en la cupula por auto-proclamados dirigentes y un partido de castas.  En el periodo actual este modelo ha sido imitado por las direcciones de la ex-social democracia, como el Nuevo Laborismo de Blair o el Partido Socialista de Chile.   Estos no son partidos democráticos sino burocráticos y una pesadilla si se compara a lo que eran 20 años atrás, cuando eran por lo menos un vehículo para las luchas de los trabajadores en Inglaterra o Chile.

La nueva generación de jóvenes y trabajadores no quieren un partido rígido y controlado, en el cual los dirigentes sean omnipresentes y omniscientes.  Por ejemplo, un nuevo partido de masas de los trabajadores necesariamente tendría que tener algo de los rasgos que poseian los partidos obreros en su periodo de formación o en  sus “mejores días”.  Es decir, debería tener un carácter amplio y federalizado –debido a los distintos sectores que representaban inicialmente- y estaría abierto a todos aquellos que estuviesen dispuestos a luchar sobre un programa socialista básico.

Un partido revolucionario no es una formación transicional, como sí seria el caso de un nuevo partido de masas de los trabajadores.  Y representa el agrupamiento de las fuerzas revolucionarias mas consientes, que entenden la necesidad de crear el embrión de un partido combativo que pueda tener proporciones de masas en un estado posterior.

Tales partidos revolucionarios, hoy no serian estrictamente el patrón del concepto de Lenin para Rusia en la primera parte del siglo XX.  Este partido revolucionario tomaria prestado mucho del ejemplo del Partido Bolchevique, pero sumaria a estas experiencias del pasado los métodos y tradiciones democráticas de la clase trabajadora de cada país.

A través de que debates y discusiones y como podría llevarse a cabo este proceso internamente, que espacio se daría a las minorías organizadas dentro del partido y como éstas serian expresadas no solo interna sino públicamente,  son cuestiones que serán debatidas y discutidas en el curso de la creación de tales partidos.  Pero un hecho es absolutamente cierto, mientras son necesarios el máximo de democracia y discucion, también sera necesario actuar unidos cuando una decisión es tomada.

Este concepto elemental es comprendido, por ejemplo, por todos los trabajadores envueltos en una huelga, donde la decisión de la mayoría impone disciplina a la minoría y esta tiene que aceptar las decisiones y actuar en conjunto.  Es fundamental no tener diferencias cuando el partido revolucionario debe actuar en la escena politica.

Esta aproximación sobre la construcción del partido fué  lamentablemente  abandonada por el SU-CI y reemplazada por un concepto que involucra virtualmente “cualquier cosa”, y significa un gran retraso a nivel de organizacion.  Lo mismo se aplica al problema de una nueva Internacional de masas.   ¿Cuál seria el carácter de dicha Internacional y como será construida?  La respuesta del SU-CI es dejar fuera las verdaderas lecciones de la contribucion de Lenin y Trotsky sobre este asunto.

Lamentablemente el SU-CI cedio de forma oportunista a las presiones de la década de los 90 y dejaron esto para la primera parte de este siglo.  Esto se clarifica cuando se examina el balance que los dirigentes del SU-CI esbozaron sobre las experiencias pasadas, el carácter del partido y de la Internacional que se requiere en la era moderna.

En el reciente Congreso Mundial del SU-CI, los dirigentes defendieron “La constitución de una nueva fuerza militante internacionalista, pluralista, revolucionaria, con impacto de masas”.  Ellos explican: “Esta afirmación implica una significativa revisión de lo que la Cuarta Internacional puede llevar a cabo.  Esto no es “el Partido Mundial de la Revolución Socialista” (un objetivo adoptado al momento de su fundación) ni tampoco el núcleo central de tal partido a futuro.  Los 65 años que nos separan de esta proclamación no fueron marcados por un proceso unificacion de las fuerzas revolucionarias sino mas bien por rupturas, grupos divididos y desavenencias.  Somos una corriente trotskista entre las otras, una corriente revolucionaria entre las otras.  No existe mas un periodo en que le bastaba a la Cuarta Internacional tener la perspectiva para ser presentada frente al proceso revolucionario con la ayuda y el esfuerzo militante, junto al análisis correcto y a una exitosa batalla dentro del movimiento trotskista”.

En otros documentos,  el SU-CI plantea que el modelo que ellos desean es algo similar al de la Primera Internacional.  Es verdad que el CIT en discusiones con el SU-CI y otros  a principios de los 90 sugirió que a la luz de la nueva situación puesta para el movimiento trotskista y el movimiento obrero en general, una organización internacional o un algo similar a la Primera Internacional podría jugar un papel importante.  Esto podría ayudar al proceso de clarificación teórica, iniciando las bases para un trabajo común, etc., sin embargo nosotros nunca percibimos esto como el objetivo y el fin ultimo de los marxistas revolucionarios.  Lo planteamos  como una organización transitoria –como Marx y Engels entendieron originalmente la Primera Internacional- para dar paso una organización posterior mucho más sólida ideológicamente y basada en las ideas del socialismo científico.

Retomar el concepto de la Primera Internacional como un modelo histórico definido para la clase trabajadora de hoy es una equivocación.  Si tal organización se levantara participariamos pero no podriamos disolver nuestras fuerzas, manteniendo nuestras ideas y programa, así como nuestra organización dentro de esta formación.

En otras palabras, con la concepción de nuevos partidos de masas de los trabajadores a escala nacional, una  Internacional como esta no constituye, como afirmó Tony Benn (una figura de izquierda en Inglaterra) una “Quinta Internacional”.  Esto deberá ser una reunión de diferentes organizaciones bajo una forma de organización federada que pueda  permitir colaboraciones, discusiones y acciones comunes.  Por lo tanto no seria –dicha Internacional- un fin en sí mismo, en el sentido clásico que los marxistas y trotskistas lo entienden.

Esta claro que el SU-CI desechó la idea de una Internacional, dejando de lado este nombre por el momento y planteando que debería ser el “Partido Mundial de la Revolución Socialista”.  El SU-CI sostiene que seria “el núcleo central de dicho partido” o Internacional.   La justificación para esto esta en las llamadas “fallas” del concepto original de una Cuarta Internacional revolucionaria de masas.  Como mostraremos en el próximo capitulo, el fracaso de dicha Internacional en su desarrollo fue a causa de realidades objetivas al inicio de la Segunda Guerra Mundial,  junto con los errores de los dirigentes del SU-CI (después de la muerte de Trotsky) en periodos claves del siglo XX.  El CIT nunca ha creído que la realización de la idea de Trotsky de una Internacional de masas sería conseguida sólo “por el esfuerzo militante, un análisis correcto y una batalla exitosa dentro del movimiento trotskista”.

Una nueva Cuarta Internacional revolucionaria sería producto de una claridad de ideas, que tomaría como punto de partida los métodos de Trotsky y de la Oposición de Izquierda Internacional, continuamente actualizado y reformulado junto a la suma de las nuevas fuerzas de masas.  La precondición para esto es el surgimiento de una nueva generación de jóvenes y trabajadores que, a través de la experiencia, verán la necesidad de dicho partido revolucionario.

TSI/SWP

La Tendencia Socialista Internacional (TSI), cuya organización mas relevante es el Socialist Workers Party (SWP) de Inglaterra es otro ejemplo de llamados trotskistas que cometen errores políticos y tácticos que afectan y pueden destruir parcialmente el movimiento de los trabajadores y la juventud en la lucha por poner fin al capitalismo.  La TSI/SWP operó durante buena parte de la década de los 90 desde una posición completamente opuesta al SU-CI; fueron ultra-izquierdistas y sectarios.  Sin embargo, recientemente se han movido a la derecha y estan crecientemente ocupando el mismo terreno político del SU-CI.

La vision política de TSI/SWP sobre el colapso del muro de Berlín se estrelló completamente con lo ocurrio desde aquel punto clave en la historia.  De acuerdo a ellos nada fundamental ocurrió que decisivamente alterase la realidad confrontada por los marxistas.  De forma impresionante, han ignorado que la conciencia de la clase trabajadora fue afectada por estos eventos.  Como hemos visto antes, esta no fue la vision de la burguesía en aquel tiempo y ahora, como los comentarios de Greenspan citados anteriormente lo indican.  Ante todo, cualquiera con raíces en la clase trabajadora y en sus organizaciones no puede dejar de registrar los cambios que ocurrieron, las dificultades encontradas por los socialistas, las barreras y los ataques contra las ideas del “socialismo”  que dejaron a marxistas y trotskistas aislados.

En efecto, la TSI ha pretendido desafiar las leyes de gravedad de la política con el empleo de métodos “voluntaristas” y esto les ha traído frutos en el corto plazo, apelando principalmente a los estudiantes y a la pequeña burguesía radicalizada cuyo ambiente esta muchas veces aislado de los reales problemas y visión de los trabajadores.

Su mala lectura de la situación viene de la falsa base teórica de esta organización:  la “teoría del capitalismo de estado”, desarrollada por su mayor teórico, el fallecido Tony Cliff.  Una teoría que inicialmente aplicó al estalinismo ruso, al Este de Europa, China, etc. C, y ompletamente distintas de las ideas de Trotsky, delineadas en su gran trabajo “En Defensa del Marxismo”.

El CIT se  ha opuesto consistentemente a esta teoría y  fue respondida cuidadosamente  en “Against the Theory of State Capitalism” (Contra la Teoria del Capitalismo de Estado) de Ted Grand y recientemente, en trabajo “The Struggle for Socialism Today: A Reply to the politcs of the Socialist Workers Party” (La Lucha por el Socialismo Hoy: Una Respuesta a las políticas del Partido Socialista de los Trabajadores) de Peter Hadden o en “Welcher Weg zum Sozialismus?” de Sascha Stanicic, así como en otras publicaciones del CIT.

La TSI/SWP, a pesar de revindicarse en ocasiones de trotskistas, divergió de manera decisiva de la herencia teórica de Trotsky, particularmente en relación a la cuestión clave que es; el carácter de clase de los estados del Este Europeo y de la Unión Soviética bajo el control de las burocracias estalinistas.

Un error teórico, particularmente en una cuestión crucial como el carácter de clase de la Unión Soviética vendría tarde o temprano a reflejarse en una política, métodos y organización erroneos.  Este fue el caso cuando la Unión Soviética colapsó donde se revelo un acercamiento falso a la situación.  Para TSI/SWP, los países del Este Europeo y la ex-Unión Soviética fueron, “estados capitalistas” ,  por lo tanto el fin de estos estados no fue registrado por la TSI como un retroceso histórico para la clase trabajadora, sino simplemente como un “movimiento lateral” y el reemplazo de un régimen capitalista por otro.

Esto llevó a conclusiones falsas, que fueron esbozadas por la sección Alemana de  TSI, en relación a los eventos de 1989 y a la caída del muro de Berlín dijeron: “En lugar de defender la independencia de la RDA (Alemania Oriental) a cualquier precio, los socialistas deberían tener la tarea de impulsar las luchas reales de los trabajadores.  Una huelga general contra las Stasi y por un referéndum de unificación, que serian posibles a inicios de diciembre (de 1989).  Un gobierno revolucionario transitorio surgido de una huelga general tendría la tarea de disolver completamente los aparatos de la Stasi y del antiguo poder y negociar las condiciones para la reunificación con el gobierno de Khol”.

En otras palabras, la sección alemana de la TSI apoyó la reunificación capitalista con todos los terribles problemas que esto significo para los trabajadores alemanes, principalmente los orientales.  El fin de la economía planificada, a pesar de ser corrompida y distorsionada por el estalinismo en declinación, no tuvo mayores consecuencias según esta tendencia.   Según ellos estos eventos no alteraron de ninguna forma el nivel de comprensión y la conciencia de la clase trabajadora.

Esta surrealista interpretación de la situación posterior a la caída del muro de Berlín difiere completamente a las conclusiones que hemos planteado antes, que incluia las visiones de sectores avanzados de la clase trabajadora, dentro de los sindicatos, en los partidos social-demócratas, y particularmente en los partidos “comunistas” de aquel momento.

En el largo plazo, a pesar del desprestigio del estalinismo, que históricamente degradó al movimiento obrero con sus métodos, purgas, expulsiones masivas, prisiones, etc., este probará ser progresivo.  Porque la economía planificada del Este Europeo y de la Unión Soviética, a pesar del monstruoso carácter totalitario del estalinismo fue relativamente progresista si se compara con el capitalismo.  Citando a Trotsky; “fue en el lenguaje del acero, el concreto y el cemento, con un espectacular crecimiento en el periodo inicial al menos donde  estas economías demostraron las ventajas de la propiedad estatal y de la economía planificada sobre el obsoleto, caótico y anárquico capitalismo”.  Su liquidación fue intensamente sentida por los sectores socialistas y comunistas avanzados de la clase trabajadora a nivel mundial y por razones totalmente opuestas este proceso fue celebrado por los estrategas del capitalismo mundial.  Pero para la TSI, no tuvo ninguna consecuencia fundamental!

El Programa de Transición

Ahora,  TSI a pesar de su adhesión al objetivo de un “partido revolucionario”  imita al SU-CI en un viraje claramente oportunista, especialmente en Inglaterra, y en fuerte contraste con sus políticas en la década de los 90.  La realidad sin embargo siempre se impone tarde o temprano sobre aquellos en contradicción política.   Hacia fines de los años 90 politicamente TSI se encontraba en una encrucijada y el SWP fue obligado entonces a moderar su ultra-izquierdismo y sectarismo anterior –“no-participación en elecciones”, “destruir el estado” etc.-, cuestión que Peter Hadden trato efectivamente en su trabajo; “The Struggle for Socialism Today; A Reply to the Politics of the Socialist Worker Party”.

A la manera de la social-democracia del periodo anterior a 1914, el SWP levantó un `programa máximo` – llamado por la revolución y el socialismo, la destrucción del estado- junto con un `programa mínimo` de reformas cotidianas.  Pero los programas `máximos` y `mínimos` estan separados en la agitación y en la propaganda del SWP.  Trotsky por el contrario y, basándose en las experiencias del Partido Bolchevique,  propuso un programa de demandas transitorias en los años 30.  Este emanaba de la situación económica de dicho periodo donde el capitalismo no podía soportar mas reformas y por esta razón, la lucha por reformas, conducida seriamente colocaba la necesidad para una transformación socialista de la sociedad.

La serie de “demandas transitorias” de Trotsky fueron un puente entre el nivel de conciencia existente de la clase trabajadora y la idea de una transformación socialista de la sociedad.  Pero la TSI, comenzando por Tony Cliff, rechazó esta idea.  Cliff hizo ver claramente sus posición al respecto: “El argumento básico tras las demandas transitorias de Trotsky fueron que la crisis económica era tan profunda que la lucha por incluso pequeñas mejorías en las condiciones de los trabajadores iría a provocar conflictos con el propio sistema capitalista.  Pero cuando la situacion objetiva refuta a este argumento no hay mas sustentación para el programa”.

Ningún programa es formulado sin tomar en cuenta las condiciones históricas concretas.  La aproximación de Trotsky era completamente justificada en la década de los 30.  Pero lo que Cliff no entendió fue el cambio en la situación objetiva que surgió del ascenso mundial del capitalismo en el periodo post-1945, que permitió la conauista de serias reformas para la clase trabajadora.  Incluso bajo esta situacion, contrariando la argumentación de Cliff, la clase trabajadora implemento algunas de las demandas destacadas por Trotsky.  Por ejemplo, durante un periodo histórico los trabajadores italianos implementaron la idea de una escala progresiva de salarios a través de la escala móvil.  El gran desarrollo de comités sindicales en Inglaterra en el periodo pos-Segunda Guerra y en otros países tuvo una realización parcial, aunque de manera muy diferente de la demanda por comités de fabrica del programa de Trotsky.

Pero, las condiciones esbozadas por Trotsky en la década de los 30 estan comenzando a madurar hoy.  Hay una crisis orgánica de la economía mundial capitalista que obliga a la clase dominante a atacar ferozmente los niveles de vida, como ha sido comentado anteriormente.  Esto significa que la lucha por reformas duraderas inevitablemente coloca la cuestión de la transformación revolucionaria de la sociedad.  De ninguna forma esto quiere decir que beneficios importantes a corto plazo sean imposibles, pero serán temporales y no podrán tener un carácter durable a causa del inevitable intento de los capitalistas por retirarlos.  Hemos sido testigos de la insistencia obstinada de la clase dominante francesa, a pesar de haber sido derrotada varias veces en diez años de intentos, por reducir los niveles de vida de los trabajadores franceses e incluso terminar con las 35 horas-semanales, una conquista del periodo anterior.

Justo cuando el método de Trotsky comienza a retomar validez, a pesar que el tipo de programa y varias demandas sean diferentes hoy,  debido a varias condiciones, el SWP lo rechaza.  En el pasado, ellos acusaron al CIT, particularmente al “Militant” (hoy Partido Socialista) en Inglaterra, de capitular ante el `reformismo`.  Esto nunca ocurrió; nosotros conectamos, indisolublemente las demandas cotidianas de la clase trabajadora con la idea del objetivo socialista, mencionando la contribución de Marx, Engels, Lenin y Trotsky.  Algunas veces el SWP llego a hablar de “revolución”, pero hoy cada vez sus actividades diarias consisten en limitar su programa a consignas mínimas como “Impuesto a los ricos” por ejemplo.  Esto va acompañado con un acercamiento acritico hacia las figuras y dirigentes de izquierda.

Otro ejemplo de la actitud de TSI es la declaración “Anti-Capitalismo”, escrita por el dirigente del SWP, Chris Harman.  Este trata de manera extensa sobre el movimiento anti-capitalista, pero no realiza ninguna propuesta programática y no menciona en ningún momento el socialismo.  En ninguna parte, Harman hace un llamado por la nacionalización de las empresas multinacionales bajo control democrático de los trabajadores.  En ningúna parte del documento sugiere una economía planificada democráticamente como alternativa al sistema de libre mercado.  Trata al movimiento anticapitalista y al movimiento obrero como si fuesen dos cosas completamente separadas que no pueden unirse.  La necesidad por nuevos partidos de los trabajadores con un programa socialista tampoco es mencionada.

El electoralismo del SWP

En el pasado el SWP acuso al CIT de “electoralismo” pero  esta acusación no tiene ningún fundamento. En todas las campañas electorales hechas en Liverpool en los años 80, en Coventry en el pasado y actualmente, o las exitosas campañas parlamentarias de Joe Higgins, en Irlanda, el socialismo, la necesidad de una economía socialista, democrática y planificada siempre fue planteada de manera relevante y abierta.  El SWP nunca ha planteado claramente la cuestión del socialismo en las campañas electorales en las que han estado envueltos.

Esto fue reflejado en Inglaterra por el apoyo acrítico a los dirigentes y a la coalición “Respect Unity” de George Galloway.   En ésta, en lugar de defender un programa socialista, se han preocupado sólo en conseguir éxitos electorales.   Un ejemplo interesante de su reticencia a mencionar la letra “S” (de SWP) fue dado por Alex Callinicos, profesor de la Universidad de Nueva York al norte de Inglaterra y uno de sus principales dirigentes.  Quien fue invitado a participar el 30 de junio del 2003 a un debate en el programa de radio BBC-4; “Broadcasting House”, junto a Ruth Lea encargada de política de la organización de empresarios británicos, el Institute of Directors” y a Robert Kelsey un comentarista y autor pro-capitalista.  Al final de la discusión Callinicos fue interpelado sobre cual era la alternativa al capitalismo, pero ni siquiera mencionó la palabra socialismo.  Sonando como como un liberal su respuesta comenzó simplemente planteando que era hora de “moverse fuera del capitalismo”.  Y continuó; “…debemos crear un modelo alternativo”, y prometiendo: “…nosotros traeremos una mejor vía para conducir el mundo”.  Finalmente, cuando fue desafiado por los otros de porque estaba defendiendo algo como la estalinista Corea del Norte, todo lo que Callinicos pudo decir fue “…que hubo varios modos mejores de conducir el mundo”.  La pregunta que salta de inmediato es si Callinicos es o no un post-socialista o si el SWP cree que la palabra socialismo sólo puede ser planteada en círculos limitados y no en una radio nacional.

En su reciente libro, “Manifiesto Anticapitalista” las demandas que Callinicos presenta estan completamente dentro de la estructura del sistema capitalista.  Él exige el control de capitales, pero no llega a la necesidad de nacionalización de los grandes bancos e industrias.  La cuestión de una economía planificada parece ser tomada en cuenta por el libro, pero no como parte de un programa de transición.  Su “programa de transición” tampoco incluye ninguna demanda para el movimiento obrero y ninguna propuesta de estrategia para la clase trabajadora.  Callinicos escribe que estas demandas deberían significar mejorías aquí y ahora y confusamente  plantea la invención de “una lógica social diferente”.

TSI demostro una actitud similar en la discusión del  2004 sobre la necesidad de un nuevo partido de izquierda en Alemania.  Aqui abiertamente se opusieron, no solamente a un programa socialista para el nuevo partido (conocido en junio del 2004 como “Alternativa Electoral-Trabajo y Justicia Social”), sino además contra un debate dentro de la nueva formación sobre esta cuestión.  Argumentando que esto significaría una barrera para que más sectores se sumaran.  Al menos en tres ocasiones, miembros de TSI han intervenido abiertamente contra compañeros del CIT y otros que han querido levantar la “cuestión del sistema”, apoyando a los reformistas.

En la lucha anti-capitalista, por ejemplo en Génova, el principal eslogan de TSI/SWP era “Otro mundo es posible”, pero ni siquiera intentaron ligar esto con la idea de un mundo socialista.  Bob Labi, miembro del Secretariado Internacional del CIT que participó en estas manifestaciones comentaba: “Su contingente Irlandés (en Génova) tenía un lienzo llamando por “Acuerdo Justo No acuerdo Libre”, una demanda utópica bajo el capitalismo que intenta pedir un capitalismo “más legal”.  Al ser consultado por el significado de esta consigna, uno de los dirigentes irlandeses respondió; “Porque no disfruta de este evento maravilloso?  Mire cuantas personas estan aquí, no eche a perder ésto”.

En la misma ocasión la agrupación Alemana de TSI, Linkruck, produjo un material especial de nueve paginas bajo el titulo; “Un mundo distinto es posible”, como material informativo para las protestas de la reunión del G-8 en Génova”.  Este documento, que trata de la construcción de un movimiento anticapitalistas con fuertes raíces locales no plantea el problema de cómo llevar este movimiento a un movimiento socialista.  En realidad, la palabra socialista no se utiliza en ninguna parte del documento.

En Inglaterra su principal vocero ha argumentado específicamente contra el uso de la palabra socialismo.  Linsey German se opuso a su inclusión en el programa de la coalición Respect, según el  debido a que la “Alianza Socialista” había fracasado en las elecciones porque mantenía una plataforma socialista!  Sin embargo este cambio de su política no se ha extendido  a los métodos y las aproximaciones que esta organizacion tenia al interior de la alianza hacia las otras que, como siempre,  fueron atropelladas.

Una indicación de la completa falta de habilidad de TSI en estimar correctamente una situación es viendo  como Alex Callinicos, su mayor teórico desde la muerte de Tony Cliff, puede escribir en marzo de 2002 sobre “el aislamiento de los socialistas revolucionarios… en los últimos años”.  Y ésto en Inglaterra incluye los acontecimientos del período de la huelga de los mineros -1984-85-, el magnífico movimiento contra el poll tax, organizado y liderado por Militant, los tumultuosos levantamientos en el Partido Laborista británico alrededor de la figura de Tonny Benn y la emergencia de una poderos izquierda.

Este fue un período de aislamiento pero no para los socialistas revolucionarios genuinos, sino para los sectarios del SWP/TSI, que fueron reducidos a gritar al margen del movimiento real de la clase trabajadora.  Por ejemplo, cuando el Concejo Municipal de la ciudad de Liverpool humilló a la Thatcher en 1984 y logró grandes concesiones del gobierno, el SWP denunció al Concejo de la ciudad en su periódico “Socialist Worker” diciendo que la clase trabajadora había sido traicionada.

Por otra parte, mientras la situación objetiva se tornaba realmente difícil y bastante desfavorable, para los socialistas revolucionarios en los 90, ¿que declaró Tony Cliff, por décadas el jefe teórico del SWP?: La década de los 90 fue, de acuerdo con Cliff, “como una reedición de los años 30 en cámara lenta”.   Esto es como el caso de una célebre fábula de la literatura rusa sobre un bobo cantando una marcha fúnebre en un casamiento y una música de casamiento en un funeral.  Esa conclusión, no obstante, fue levantada por Cliff no sólo a inicios de los años 90, cuando no estaba del todo claro cuales serían las repercusiones políticas del colapso del muro de Berlín, sino durante toda la década después.   La visión de Cliff de que nada aconteció significó que las organizaciones miembros de TSI, particularmente el SWP de Inglaterra, podrían continuar con un celo fanático construyendo sus organizaciones –incluyendo una constante rotación de miembros- sobre la premisa de un período de radicalización.  Con la defensa de ideas simplificadas y consignas como “Única solución, Revolución!”, no percibieron de ninguna forma el retroceso en la conciencia general de la clase trabajadora.

En aquel momento defender tal acercamiento para  construir la organización  tendría un fuerte costo interno, pues hubo un cuestionamiento inevitable dentro de las filas del SWP/TSI, cuando las falsas perspectivas de esta organización chocaron con la realidad del medio donde sus miembros trabajaban.  La consecuencia fue un giro inevitable del sectarismo hacia el oportunismo y reforzado tras la muerte de Cliff en el 2001.

También en Inglaterra estos giros espectaculares significaron el fin de varias figuras de izquierda o de aquellos que parecían estar en la izquierda, como Ken Livingstone, después de su expulsión del Partido Laborista mientras participaba en la campaña para Alcalde de Londres en el 2000.  Livingstone luego se trasformó en un sólido pilar del Blairismo, lo que preparó la base para su regreso al Partido Laborista.  Luego de su re-admisión, la intención de votos para Livingstone durante las elecciones municipales del 2004 cayó en términos porcentuales de 39% a 34.5%.

En junio del 2004 Livingstone declaraba vergonzosamente que pasaría por encima de los piquetes de los metroviarios de Londres si éstos no desistían de sus demandas en las negociaciones salariales.

Los cuidadosos intentos de las secciones inglesa y escocesa del CIT –el Partido Socialista (Socialist Party)- en organizar la “Alianza Socialista” como una formación con el fin de preparar las bases para un futuro nuevo partido de los trabajadores fue destruida con la entrada del SWP y sus métodos sectarios.

Antes de su entrada, la Alianza Socialista era un intento genuino de diversas organizaciones, en su mayoría pequeñas (con la excepción del Partido Socialista), que comenzaron a trabajar llevando  adelante un frente único con un  táctica limitada, centrada en principio en los procesos electorales.  Todo esto cambió con la entrada del SWP que, haciendo uso de su tamaño, debido a su gran militancia de la pequeña burguesía de Londres y también de sus recursos materiales, insistió en imponer una “línea” única,  pre-determinada por ellos.   Oponiéndose a otros sectores en la izquierda, que apoyaban por ejemplo a RTM (sindicato de trabajadores del trasporte) y su campaña contra la privatización del metro o las elecciones de la Greater London Assembly (una asamblea paralela que fiscaliza las actividades de la alcaldía de Londres) en el 2000, así como a otras campañas sobre problemas específicos que buscaban unir a las organizaciones de izquierda en un frente electoral común.

Los marxistas en formaciones amplias

Materialmente abundante en recursos, el SWP es ideológicamente pobre cuando intenta elaborar tácticas y estrategias complejas necesarias para lanzar los fundamentos para nuevas formaciones de la clase trabajadora.  El Partido Socialista defendió una organizacion federativa en la Alianza Socialista, en la cual se pudiera desarrollar una comprensión común, confianza mutua y un genuino acuerdo sobre el programa que debiera ser debatido y logrado alcanzar.  Esto fue rechazado totalmente por el SWP, que  quería imponer su enfoque, su programa y sus métodos, cuando ninguno de ellos había logrado ser exitoso en alguna lucha seria de la clase trabajadora inglesa.

Esto no impidió que los dirigentes del SWP actuasen como pavos reales cuando se pronunciaban sobre la “importancia” de su partido.

Demostrado por John Rees en su respuesta a Murria Smith del SU-CI, en un debate sobre “El Partido Amplio, El Partido Revolucionario y el Frente Único”, Rees argumento: “Murria Smith trata el desarrollo del Partido Socialista de los Trabajadores como si esto fuera sólo tangencial al estado de la lucha de clases cuando de hecho es lo central de la discusión y el corazón de la cuestión”.

El Militant, sección británica del CIT, lideró duras batallas de masas contra el gobierno de la Thatcher en Liverpool y contra el odiado poll tax entre 1984 y 1987.  En Liverpool, esto involucró a sectores industriales de la clase trabajadora, que no sólo apoyaron las tácticas y la estrategia central, sino que se unieron al Militant, que en cierto momento organizó a 1000 miembros bajo sus banderas en Merseyside.  Durante la huelga de los mineros en Inglaterra (1984-85), reclutamos a 500 mineros y tuvimos una influencia significativa en áreas claves del NUM (sindicato nacional minero).

En este período, el SWP atacó a quienes  estaban liderando las luchas, algunas veces con tonos de denuncia y en otras ocasiones adoptando un tono totalmente pasivo.  Por ejemplo, en la lucha contra el poll tax, Tony Cliff, durante un encuentro en Escocia sugirió escandalosamente que no pagar el poll tax era igual a no pagar el boleto del microbús!   La consecuencia de esto fue la completa ausencia del SWP en la lucha contra el poll tax y no tuvieron ningún miembro elegido en el Comité Nacional Anti-Poll Tax en Inglaterra.  Pero esto no impidió posteriormente al SWP decir, fuera de los oídos de los simpatizantes de Militant, tanto en Inglaterra como internacionalmente, que ellos habían sido  “los verdaderos líderes de la campaña”.

La consecuencia de ésto fue que por cerca de 20 años su organización fue virtualmente  inmune a las luchas de la clase trabajadora incluyendo sus retrocesos.  Nutriéndose de una dieta de perpetua radicalización, particularmente en la década de los 90 donde, como vimos, no estuvieron en lucha.   Por un tiempo es  posible actuar y crecer para una organización basada en elementos inestables de la pequeña burguesía y no de los trabajadores,  pero ésto inevitablemente se ve enfrentado a un balance, sobre todo cuando la política interna no corresponde con la diaria realidad confrontada por los trabajadores.  En esa situación, un partido como el SWP puede girar de los más profundos métodos sectarios y completamente repelente a los trabajadores y a aquellos en la izquierda; hacia un grosero oportunismo.

Esto se ha reflejado en muchos asuntos: desde la posición de TSI/SW en la Guerra en Irak y sus tácticas en los “Comités contra la Guerra” en Inglaterra o su análisis del Partido Laborista y su carácter de clase.   TSI/SWP giró de una posición a otra: “Durante el largo boom, los Socialistas Internacionalistas (SI), un grupo con poca capacidad organizacional pero con una clara propaganda ideológica fue lo único posible de construir”, según John Rees. El entonces argumenta: “En 1968 el SI creció.  En los años subsiguientes ganó una pequeña pero más real implementación en la clase trabajadora… que se tornó una organización centralista democrática… entonces con un trabajo más abierto y agitativo, incluyendo el establecimiento de un núcleo… estando juntas con la más `leninista` forma de organización partidaria”.  Lo que Rees no esta dispuesto a admitir es que este modo de trabajar los llevó inevitablemente a una colisión con los pocos trabajadores que entraron a sus filas; y que salieron rápidamente.  Por ejemplo, los núcleos en Liecester y otros lugares, fueron arbitrariamente cortados por Cliff, personalmente, mientras tanto los mineros mostraron una mínima independencia con relación a la línea de la dirección.  Aquellos que estaban envueltos en estos grupos fueron invitados a unirse inmediatamente al SWP, pero fueron pocos los que respondieron positivamente a esta oferta.

La democracia y el partido

El SWP nunca fue capaz de tolerar oposiciones dentro de sus filas.  El CIT y el Militant, que fueron acusados por el SWP y otros de `monolíticos` experimentó sin embargo luchas fraccionales, y permitió derechos totales para todas las fracciones.  Este fue el caso del periodo antes de la salida de Ted Grand en 1992, y también antes de la salida de Sheridam-McCombes de la dirección de la sección escocesa del CIT a finales de la década del 90.  Ninguna de estas posibilidades ha sido dada para la existencia de oposiciones dentro de las filas del SWP ingles.  Estas fueron invariablemente tratadas con suspensiones y expulsiones.

Fue el caso de la expulsión de la sección Americana de la TSI, la International Socialist Organization (ISO) en el 2001.  La oposición política a la dirección de la TSI, con base en Londres alrededor del SWP ingles, fue suficiente para que la ISO (que tenía 1000 miembros) fuera expulsada totalmente, dejando a unos pocos remanentes leales a TSI.  Lo mismo ocurrió con aquellos que simpatizaron y apoyaron a ISO, como la mayoría de la sección griega.

En la conformación de TSI, Cliff defendió que ésta no era igual a otras llamadas “Internacionales trotskistas” y que esta sería más democrática.  No habría estructuras internacionales, ninguna elección para cuerpos internacionales o alguna dirección internacional.  La tarea era construir secciones nacionales y unirlas frágilmente, como se planteó en sus orígenes la TSI.  Sin embargo, como las disputas públicas entre la dirección del SWP y la ISO en los EE.UU., estas declaraciones demostraron ser una completa farsa.  La dirección del SWP ingles decidió la `línea` y cualquier oposición era tratada con medidas disciplinarias, sin ninguna posibilidad de réplica por parte de aquellos que eran afectados por su disciplina.  En otras palabras, esta forma abierta, aparentemente menos rígida y por lo tanto más `democrática` de organización internacional, fue exactamente lo opuesto.   Permitiendo a los dirigentes de la mayor sección, el SWP ingles dictar la política, el programa y la organización para el resto de la TSI.

Se puede construir una organización de “tontos obedientes” de esta manera,  pero nunca una organización de genuina cooperación y cuadros que sean capaces de analizar y llegar a decisiones independientemente y que es una cualidad indispensable para direcciones genuinamente marxistas y revolucionarias.

Los mismos métodos fueron utilizados arbitrariamente por el SWP dentro de la Alianza Socialista.  Esto los llevoó inevitablemente a un conflicto con las organizaciones que permanecieron después de la salida del Socialist Party (CIT) en el 2002.  Muchas de éstas criticaron nuestra decisión de dejar la Alianza,  pero lamentablemente fueron obligados a seguir nuestros pasos, cuando los métodos del SWP chocaron radicalmente con los procedimientos democráticos elementales de un frente único o los intentos  de colaboración de las organizaciones de izquierda.

Habiendo servido a los propósitos del SWP, la Alianza Socialista en Inglaterra fue destruida.  El SWP luego decidió ponerse al servicio de la recién formada coalición “Respect”, una plataforma para las elecciones europeas en Inglaterra el 2004, alrededor de la figura del parlamentario expulsado del Partido Laborista George Galloway.

La expectativa de que esta plataforma pueda ser la base para una nueva iniciativa de masas, un paso para un nuevo partido de masas de los trabajadores, se frustra a causa de los métodos y políticas artificiales y del apoyo al proyecto de Galloway por parte del SWP.

La completa adaptación oportunista en la fase actual del SWP es demostrada más claramente en relación al Partido Laborista.  Rees (del SWP) por ejemplo, argumenta que: “El Partido Laborista aún es de la clase trabajadora y en un sentido crucial, debido a sus miembros, son significativamente de la clase trabajadora”.  Solamente una formación política que nunca experimentó en el Partido Laborista en el periodo en que los trabajadores realmente participaban en su interior o en su periferia y decidían sus políticas y acciones, podría defender hoy este increíble argumento.

La participación de la clase trabajadora en el Partido Laborista hoy es mínima y en muchas áreas de Inglaterra es inexistente.  No somos los únicos que decimos esto, Rees debería leer los comentarios de la prensa de izquierda del Partido Laborista como “Tribune”, que reporta regularmente la antipatía con la que sus miembros y ex-miembros ven al Partido Laborista de hoy.  Aquellos que de mala gana adhieren al Partido Laborista son predominantemente la vieja generación, para la cual la inercia histórica, la falta de una alternativa real y la necesidad de evitar un giro  mayor a la derecha es la mayor motivación para participar y votar Laborista.   Pero este partido dejó de ser de la clase trabajadora en su base y en la forma que los marxistas en general lo entendemos.  En el pasado fue en realidad un partido burgués de los trabajadores, con una dirección burguesa o pro-burguesía  pero con una base de la clase trabajadora, particularmente de los sindicatos.

De una manera totalmente bizarra el SWP argumenta hoy que aquellos de izquierda y socialistas que aún estan el Partido Laborista deben mantenerse en su interior. Incluso, Liz Davies, anteriormente en la izquierda del Partido Laborista y que colaboró con el SWP por un tiempo en la Alianza Socialista, protestó por los métodos del SWP en una carta presentada cuando abandonó la Alianza:  “En este reporte (de la conferencia del 2002 del SWP) sus dirigentes defienden que los “reformistas” deberían permanecer dentro del Partido Laborista, una perspectiva bastante diferente de la que fue puesta por estas mismas personas cuando me pidieron que ingresara al SWP en el 2001”.

Los inútiles esfuerzos de las direcciones sindicales en Inglaterra por “reivindicar al Partido Laborista” fracasarán.  Como lo planteó uno de los 47 ex-concejales de Liverpool, en relación al Partido Laborista de Liverpool: “Buena suerte para los dirigentes de izquierda si quieren reivindicar al Partido Laborista, el problema sin embargo, es si lo van a encontrar”.   En su posición en relación al Partido Laborista, el SWP esta a la derecha de los mejores militantes luchadores en los sindicatos, como los sindicatos de ferroviarios  y transportes, el RTM, incluso de sus direcciones, que efectivamente se desafiliaron del partido en Escocia, y deberán hacer lo mismo para el resto de Gran Bretaña.  El sindicato de los bomberos (Fire Brigades Unión-FBU) tomó la misma decisión siguiendo una resolución sustentada por los miembros del CIT para el FBU de Irlanda del Norte.  Esto acontece cuando el SWP y sus simpatizantes confunden la situación, en lugar de plantear las cosas de una manera clara y llamando a la desafiliación de un  partido pro-imperialista, degenerado y ya no más de los trabajadores –el Partido Laborista- para  iniciar la construcción de un nuevo partido, el SWP simplemente propone una “democratización” de las bases políticas en los sindicatos.

Los argumentos del SWP hoy son análogos a aquellos levantados por trabajadores confundidos y dirigentes sindicales conservadores en la última parte del siglo XIX, quienes defendían que la clase trabajadora debía mantenerse como un sustento del Partido Liberal y “regenerarlo”!

Los mismos argumentos –“la teoría del mal menor”- son colocados en EE.UU. para justificar el apoyo a los Demócratas contra Bush.  Los simpatizantes norteamericanos del CIT se opusieron vehementemente a esta posición planteando: “Este  argumento puede ser utilizado  no sólo para el 2004, sino para el 2008, 2012 y hasta el 2036 si es necesario”.  En otras palabras la teoría del “mal menor” es un argumento en contra de la construcción de una alternativa independiente de la clase trabajadora que pretende atarla para siempre a los partidos de la burguesía.

El intento del SWP por levantar ilusiones en el “reformismo” (que sin duda existe entre los trabajadores) con el apoyo al Nuevo Laborismo es una táctica estéril.  En una era en que la clase trabajadora esta sujeta a ataques feroces por parte de los patrones y de sus gobiernos, el nuevo laborismo procura destruir los niveles de vida.  Cuando el socialismo ha sido removido de la agenda a causa de la campaña ideológica de la burguesía es inevitable entonces que puedan haber amplias ilusiones en una ya lejana era de reformismo, que signifique por ejemplo un incremento en los estándares de vida de la clase trabajadora.

El Partido Laborista en inglaterra es el vehículo de políticas neoliberales feroces que buscan bajar aún más los niveles de vida.  Las diferencias entre el Nuevo Laborismo, los Tories y los liberales demócratas, que aceptan un amplio plan privatizador, son sólo a nivel de comprensión, porque en el papel las diferencias son muy pequeñas.  Como tantos autoproclamados marxistas en épocas pasadas, el SWP adoptó una posición derechista y oportunista con el fin de ganar una influencia política significativa en un corto período de tiempo.  Esta no es la primera vez que ellos emplean esta táctica, en la “era liberal” de esta organización durante los años 60 se adaptaron oportunistamente a todos los tipos de campañas episódicas y particulares sin ningún intento por ligarlas  sólidamente a una alternativa socialista.  Sin embargo existen algunas diferencias en su posición política  actual, la que es conducida cada vez mas hacia las cúpulas de cualquier movimiento y no a su base radicalizada, por ejemplo hacia George Galloway a través de Respect, a Livingstone en el pasado o a figuras significativas anti guerra, etc.

A pesar de sus proclamaciones rituales acerca de la necesidad por un “partido revolucionario”, en la práctica el SWP esta experimentando una rápida evolución de su plan inicial.  Como la dirección del SSP en escocia o la LCR en Francia, ésto marca el abandono de sus posiciones originales.  Lo que podría llevarlos a ser los ideólogos en algun momento de la organización y la estructura de una gran corriente, incluso masiva, reformista de izquierda o incluso centrista que pueda desarrollarse en el futuro bajo una crisis económica y social.  Esto no necesariamente significará formalmente el abandono completo de sus anteriores “ideales”, pero en la práctica, en el futuro estos “ideales” serán relegados a la bruma del tiempo.

Ahora, han bajado sus posiciones “revolucionarias” y efectivamente han marginado el mensaje central del socialismo y en su lugar levantan una posición amplia y radical, pensando que ésta es la única manera de llegar a los trabajadores.

Hubo varios periodos en la historia en que las ideas del socialismo parecieron estar condenadas a la extinción.  El co-fundador del socialismo científico, Federico Engels, comentaba que luego de la ejecución de Babeuf al final de la Revolución Francesa, sus ideas socialistas y comunistas fueron restringidas a las áreas periféricas de Paris y de otras ciudades francesas.  Sin embargo, los residuos de esas ideas ventilaron una pequeña llama y luego prendieron fuego a la acción de la clase trabajadora por cambios en su situación objetiva con crecimiento de la lucha de la clase trabajadora de Francia y otros lugares.  La clase trabajadora francesa en los movimientos de 1830 y 1848 y en la inmortal Comuna de Paris de 1871 como también en los dramáticos eventos revolucionarios del siglo XX, dieron cuenta del crecimiento inexorable de la clase trabajadora y con esto, de las ideas del socialismo.  El mismo proceso ocurrió en otros países aunque muchos patrones históricos sean diferentes.

La muerte prematura de la clase trabajadora y con ésto de las ideas del socialismo, ha sido proclamada en varias ocasiones, incluyendo como hemos visto a Alan Greenspan hoy.  Los Bolcheviques bajo Lenin y Trotsky en el período que siguió a la derrota de la primera revolución Rusa de 1905-1907, enfrentaron una situación similar a la que enfrentaron los marxistas en la década de los 90.  Los compañeros de Lenin fueron reducidos a un pequeño grupo y él, asi como Trotsky se vieron en la obligacion de combatir las ideas oportunistas, incluso entre las filas de los propios bolcheviques.  Lenin también lucho contra las posiciones ultra-izquierdistas, como el boicot a la antidemocrática Duma zarista, una política que fue adoptada inicialmente por la mayoría de los bolcheviques luego de la derrota de la revolución Rusa de 1905-1907.

El reformismo del SWP

El reformismo –un programa que restringe la lucha de los trabajadores a las llamadas “medidas posibles” y fortalece la ilusión de que la sociedad puede ser transformada con medidas inplementadas durante un periodo prolongado- ha sido combatido enérgicamente por los marxistas desde el tiempo de Marx.  En la era del capitalismo globalizado, con su programa de ataques neoliberales brutales sobre la clase trabajadora, estas ideas resultan más utópicas de lo que siempre han sido.  Esto no significa que los marxistas no deban luchar por la defensa de mejoras en las condiciones de vida de la clase trabajadora.  Sin embargo, constantemente buscamos explicar que, incluso cuando algunas victorias son logradas, éstas son necesariamente de carácter temporal.  Dadas con la mano izquierda y quitadas con la mano derecha cuando existen nuevamente las condiciones para el despojo por parte de los capitalistas.  Por ésto es necesario construir una poderosa fuerza de la clase trabajadora que pueda llevar adelante una transformación socialista en la organización y el funcionamiento de la sociedad.

Las fuerzas del socialismo y del marxismo retrocedieron en números y en apoyo durante  los años 90.  Pero la viabilidad del socialismo democrático y libertador, como el propuesto por Marx, Engels, Lenin y Trotsky, mantiene su validez incluso en un período de relativo aislamiento de las fuerzas que lo defienden.   La marcha de los acontecimientos y el colapso del capitalismo que crea cambios bruscos en las condiciones de vida de la sociedad, en última instancia afecta  la conciencia de la clase trabajadora.  Trayendo de vuelta  a la agenda política a estas ideas.  Como ha sido explicado anteriormente este proceso ya esta en camino y se ira desarrollando a una alta velocidad probablemente antes de la primera década del siglo XXI.  Mientras lucha por el socialismo, el CIT,  esta envuelto íntimamente en las luchas diarias de los trabajadores.

A diferencia de otros que estan preparados sólo para comentar desde fuera, el CIT nunca ha vacilado en estar envuelto en las luchas cotidianas de la clase trabajadora, de ahí nuestro triunfo en varios países.  Nuestra sección británica, pionera en varios campos como se mencionaba anteriormente, ha tenido el mejor resultado electoral de los partidos a la izquierda del Partido Laborista en Inglaterra y el País de Gales.  A parte de ésto, en los sindicatos tenemos un número significativo de miembros del Partido Socialista en comités nacionales y en la base más que cualquier otra tendencia de la izquierda británica.  Esto sólo fue posible debido a que nuestros cuadros sindicales y nuestros militantes en general  establecieron fuertes vínculos en áreas locales y dentro de algunos sindicatos.

Al mismo tiempo nunca hemos ocultado nuestras ideas y nuestro programa, nos reivindicamos abiertamente como socialistas y trotskistas.  Y lo más importante, expresamos las ideas generales del marxismo de una forma que pueda ser comprendida por los trabajadores y trabajadorás mas avanzados.

Esto es en general la razón de porqué el CIT a conseguido congregar a algunos de los mejores luchadores de la clase trabajadora en sus filas, aunque todavía es muy poco frente a las tareas que hay por delante.

La TSI, ejemplificada por el SWP ingles, es generalmente vista con sospecha en el movimiento obrero internacional.  En toda gran huelga en Inglaterra, sea esta la reciente batalla de los bomberos, la huelga de los funcionarios municipales o la lucha en Heathrow, etc., cuando los militantes del Socialist Party (CIT) han estado en los piquetes se encuentran invariablemente con la siguiente pregunta: “Ustedes no son miembros del SWP, cierto?”  Solamente después de aclarar que no lo somos, nuestros compañeros consiguen ser escuchados.  La actitud del SWP fue en el pasado acompañada por un acercamiento extremadamente ofensivo hacia los dirigentes de izquierda del movimiento sindical.    Estos eran denunciados como “vendidos” por el SWP, bajo un feroz discurso sectario.  Esto se hacía también durante la década de los 90, con la idea de Cliff de una “vuelta a los años 30 en cámara lenta”.  Su exageración llevó al SWP a decir ridículamente que si ellos hubiesen contado con 15 mil militantes o 30 mil simpatizantes en la masiva manifestación de los mineros el 21 de octubre de 1992 (aproximadamente 100 mil personas participaron en esta manifestación), el SWP pudo haber llevado esta marcha al parlamento, donde los parlamentarios Tories se verían obligados a apoyar el programa de Michael Heseltine e incluso  el gobierno de John Major habría caído!

Como hemos visto, esta retrasada política se estrelló  con la realidad de los años 90 y llevó al SWP a girar en 180 grados sobre su propia cabeza hasta llegar a una adaptación total a las figuras de izquierda, bajo su recién descubierta necesidad de la “unidad de la izquierda”.  Esto involucró un acercamiento a figuras radicales de la izquierda en la coalición “Stop the War” y de su último frente el Respect.  Hicieron lo mismo en las elecciones sindicales,  por ejemplo en el sindicato de profesores, el NUT, el SWP se alió a “Camping for a Democratic Fighting Unión” (CDFU), tendencia que no defiende un programa socialista, contra el único candidato serio de la izquierda, Martín Powell-Davis.  El zigzagueo del SWP en su política ocaciona inevitablemente tensiones en sus filas, esto es demostrado en la poca permanencia de sus miembros,  una característica de esta organización que será agravada y puede resultar en mayores quiebres.

Con el giro a la derecha el SWP también se acerco al SU-CI.  Argumentando que el núcleo de la “izquierda revolucionaria… esta formado por aquellas organizaciones que lograron sobrevivir a las derrotas de la década de los 80 (?), esto a escala internacional cuenta a los simpatizantes de Tendencia Socialista Internacional (TSI) y el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU-CI)”.  Con este tipo de comentarios, TSI pretende aislar al CIT de la arena política mundial y su considerable intervención en varios países, que excede a las fuerzas de TSI.

Por otro lado, TSI esta en general compuesta por pequeña burguesía radical, particularmente en Inglaterra.  El Partido Socialista del CIT es menor numéricamente que el SWP en estos momentos (a pesar de que éste  no era el caso en los años 80), pero el Partido Socialista ingles tiene una posición más significativa en las organizaciones de la clase trabajadora y una importante influencia en la conciencia política de la clase trabajadora y del movimiento obrero británico.

Las tendencias `morenistas`

Otras corrientes trotskistas también fueron incapaces de,  inicialmente, comprender los cambios de la situación en la década de los 90.  Algunas de ellas son remanentes de la tradición `morenista` establecida principalmente en América Latina y que aun conservan  en varios países una significativa influencia en el movimiento obrero.  Tony Saunois (del secretariado internacional del CIT), quien se ha reunido con  algunas de estas organizaciónes varias veces resumió las visiones del CIT en torno a ellas: “Las fuerzas de la tradición morenista principalmente aquellas provenientes de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) y luego del quiebre; Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT) tiene entre sus filas a trabajadores y jóvenes heroicos.  Lamentablemente, han cometido numerosos errores en el análisis del carácter del período actual.  No enfrentaron la realidad de las condiciones objetivas que se desarrollaron después del colapso del estalinismo.  Algunos simplemente se dedicaron a repetir discursos y consignas de Lenin y Trotsky sin enfrentar la situación real del mundo y las tareas actuales puestas para el movimiento obrero.

Esto fue reflejado especialmente durante el período del colapso del estalinismo.  Basándose en las llamadas “Tesis de los 90”, ellos inicialmente vieron los eventos de 1989-90 como parte de una continua onda revolucionaria internacional!  Por todo un período se negaron a reconocer la naturaleza de lo que estaba aconteciendo en la Unión Soviética y en Europa del Este y, lo más importante,  cuales serían las repercusiones internacionales que esto significó”.

“Recien en el año 96 aceptaron finalmente que Rusia era capitalista.  Incluso en 1995 todavía seguían argumentando que “la caída de las burocracias, mediante acciones revolucionarias de las masas, fue altamente positiva… pues se había destruido el aparato estalinista”.  En el mismo año, su partido brasileño, el PSTU, simplemente planteaba: “El colapso del aparato estalinista mundial es una victoria estratégica para el movimiento socialista de los trabajadores”.

La UIT, que salió de la LIT, aceptó la idea de  restauración del capitalismo un poco antes que la LIT, ésto parcialmente fue logrado debido a las discusiones establecidas con el CIT.    Una sección de aquella agrupación lamentablemente giró hacia una dirección más oportunista, a fin de lidiar con la nueva situación y  como los antiguos miembros del CIT en Escocia, ahora se han manifestado sólo por la construcción de formaciones más amplias, sacrificando la construcción de un partido y en caso mismo de estas nuevas formaciones de una corriente revolucionaria independiente.  Pero la mayoría de la UIT rechazó este acercamiento.

Hoy la CST (sección brasilera de la UIT) juega un papel importante en la formación de un nuevo partido de los trabajadores (PSOL- Partido Socialismo y Libertad), que puede abrir un nuevo futuro para la clase trabajadora brasileña.

Otra organización es el Comité por una Internacional Marxista (CMI) también conocida como Tendencia Marxista Internacional, grupo encabezado por Woods-Grant y que se separó a principios de los años 90 del CIT.  Hemos tratado sobre sus ideas y su creciente degeneración oportunista en documentos como; Los socialistas revolucionarios y la revolución venezolana, elaborado por Tony Saunois.

Una Internacional o una casilla postal?

Una cuestión vital para los marxistas hoy, es la necesidad de construir partidos revolucionarios que la clase trabajadora irá a necesitar en la lucha por superar el capitalismo y establecer un mundo socialista.  El planeta es controlado por capitalistas despiadados y expertos, muchos de sus gobiernos ya son dirigidos por el re-emergente imperialismo norteamericano, que aterroriza a toda la humanidad alrededor del mundo.

El periódico dominical británico, The Observer, hace algun tiempo reveló el contenido de un documento secreto elaborado por el Pentágono, que alertaba sobre grandes destrucciones ambientales.  Que ocurrirían cambios climáticos que, entre otras consecuencias,  podrían resultar en un “Invierno Siberiano” en Inglaterra dentro de 20 años si la destrucción del medio ambiente continúa de esta forma.

La guerra en Irak demuestra la ambición  de la burguesía de  EE.UU. y Gran Bretaña en particular, pero también de Italia y España, que  fueron a la caza de los recursos y las reservas de petróleo del segundo país mayor productor de Medio Oriente.  La “liberación” de Irak es en realidad una ocupación brutal del imperialismo, y específicamente del imperialismo norteamericano.  Los EE.UU., han gastado en defensa lo mismo que invierte el resto del mundo junto.  Esto contrasta de manera obscena con la pobreza masiva y el empeoramiento en las condiciones de vida de partes significativas del mundo y con la perspectiva de empeorar, si el capitalismo y el imperialismo permanecen.

La centralización del capital, no sólo dentro de las naciones sino a escala internacional y la colaboración entre los gobiernos burgueses contra las demandas de la clase trabajadora, con el fin de fortalecer las políticas neoliberales,  exige de los trabajadores la organización de acciones comunes para enfrentarlas.   Sin embargo si estas acciones son inmaduras y  restringidas a un solo movimiento opositor, como el medioambiental por ejemplo,  serán fatalmente derrotadas.

Los masivos movimientos anti capitalistas y contra la guerra sacudieron a la elite burguesa mundial, pero sin organización estos espectaculares movimientos seran incapaces de parar la guerra y mucho menos derrotar al centralizado capital.

Esto esta siendo comprendido claramente por sectores significativos de jóvenes y trabajadores que de hecho han participado en estos movimientos.  Por lo tanto la conclusión y las ideas que plantean la necesidad de organización y unidad, o sea de un partido y de una Internacional pueden crecer rápidamente.  Pero la pregunta es, Que tipo de partido construir? y, sobre todo, cual es el papel de los marxistas y trotskistas en este proceso?.

La direccion del Partido Socialista Escocés (SSP) defendió claramente la necesidad de un partido amplio, con  lo que concordamos, pero lamentablemente no vieron que todavía seria necesario mantener un núcleo revolucionario al interior de esta nueva formación.  El oportunismo, una adaptación al reformismo, especialmente en un período no revolucionario nunca proclama abiertamente su abandono del marxismo y del trotskismo.  Bernstein, quien revisó las ideas de Marx en una dirección reformista, planteaba incluso que estaba defendiendo las ideas y conceptos de Marx.  También nuestros antiguos compañeros en Escocia aun reivindican mantener sus “credenciales revolucionarias”, sin embargo en la práctica aplican una agenda reformista.

Sostuvimos que inevitablemente iban a revisar oportunistamente su programa, sobre todo en torno a la cuestión nacional y la necesidad de una organización revolucionaria.  Lamentablemente nuestros pronósticos estaban en lo cierto, incluso en un lapso de tiempo mucho menor del que contemplabamos.  Al cabo de un tiempo de organizarce como Movimiento Socialista Internacional (International Socialist Movement –ISM) al interior del SSP (Partido Socialista Escocés) la direccion de esta tendencia propuso que esta corriente debía disolverse.  Sin embargo esta decisión se encontró con resistencia al interior de sus propias filas, de parte de militantes que no estaban sincronizados con este proceso.

ISM es ahora una agrupación frágil, que es parte de la dirección del SSP y que han hecho muy poco por impedir un giro oportunista hacia una posición nacionalista, que apoya la independencia capitalista de Escocia y una “Europa Social”.

Una situación semejante ocurre con el SU-CI, particularmente en Francia (su mayor sección) y la Liga Comunista Revolucionaria (LCR).  La LCR defiende incluso que ya no es una organización revolucionaria, acomodándose asi al lado de la izquierda social demócrata.   Todo esto se hizo en base a una fácil y temporal popularidad conseguida mediante éxitos electorales.   Esta política oportunista es combinada con una peculiar organización interna que difiere considerablemente con las normas de una organización revolucionaria que trabaja en base al centralismo democrático, una forma de organización interna extremadamente estática prevalece ahora en la LCR.

En el plano internacional existen las mismas frágiles concepciones de organización.  El documento del Congreso Mundial del SU-CI; “El papel y las tareas de la Cuarta Internacional, nuevos estatutos adoptados en el 2003” plantea:  “El CI (el antiguo Comité Ejecutivo Internacional del SU-CI) debe continuar jugando su papel de centro de gravedad en el continuo debate con posiciones contrarias.  El debate es totalmente libre, asi como el estatuto que plantea una autonomía de las secciones nacionales, a las que no se les impone ninguna obligación de defender las posiciones sacadas por la mayoría del CI.  Esto es mucho más abierto dada la presencia en el CI de organizaciones externas que contribuyen a nuestras discusiones sin ningún compromiso organizacional hacia nosotros”.  En otras palabras, esta Internacional se ha convertido simplemente en un club de discusión que no impone ninguna obligación organizacional para  tomar y defender  las posiciones concluidas  a través del debate.  ¿Cuan diferente es esto de la descripción de Lenin sobre la degeneracion de la Segunda Internacional como una mera casilla postal y más encima ineficiente?

El SU-CI hoy existe sólo como una organización para el intercambio de documentos internacionales, en lugar de ser un centro internacional para movilizar a los sectores avanzados de los trabajadores y de la juventud y a través de ellos a la clase trabajadora.

Una Internacional genuinamente democrática y revolucionaria no “impone” decisiones de arriba hacia abajo a la manera burocrática.  Lamentablemente, el SU-CI hizo esto en el pasado, como lo han hecho otras organizaciones internacionales levantadas bajo la bandera del trotskismo.  Los métodos de Gerry Healy y del Partido Revolucionario de los Trabajadores en Gran Bretaña vienen a la mente, como también los métodos de James Cannon y Joseph Hansen, antiguos dirigentes del SWP norteamericano.

En estos casos, cuando los dirigentes fracasan en convencer a las diferentes secciones de una Internacional, toman generalmente medidas “disciplinarias” e imponen una decisión sin discusión y sin un previo debate.  Esto contrasta con los métodos utilizados en los primeros tiempos de la Tercera Internacional (Internacional Comunista –IC) bajo Lenin y Trotsky.  La Tercera Internacional envolvió a partidos de masas, como el caso de Francia por ejemplo, y realizaba un diálogo y discusiones durante un período de tiempo considerable antes de que una sección nacional fuese presionada para tomar alguna decisión.

Por ejemplo, Trotsky, en nombre de la Internacional Comunista, polemizó con el Partido Comunista Francés (PCF) durante casi dos años sobre la cuestión del “Frente Unico” en el cual el PCF inicialmente se rehusaba a participar.  Solamente después de un debate considerable y con el apoyo de la mayoría de la Internacional Comunista, el Comité Ejecutivo de la IC presionó al PCF a tomar la decisión.  Si asi no hubiese sido, la Internacional Comunista habría pasado a ser sólo un club de discusión y no  una organización internacional combativa.

Existen obligaciones y disciplina en cualquier organización o partido, y sobre todo en cualquier partido revolucionario que merezca tal denominación.  Discusiones y debates plenos y la toma de decisiones por parte de la mayoría son necesarias, pero luego las decisiones deben ser seguidas disciplinariamente.  Esto debería ser un axioma para un partido revolucionario, pero no lo es para el SU-CI.

Sin embargo en el caso de una organización federativa, transicional y amplia dicha disciplina rigurosa es inapropiada, pero para una organización que reivindica estar bajo la bandera del marxismo y del trotskismo, formas de organización amorfas y confusas destruyen el objetivo de preparar una fuerza de masas que sea capaz, juntamente con la clase trabajadora, de superar el capitalismo y establecer el socialismo.

El hecho es que tanto el SU-CI como la dirección del SSP  abandonaron esta tarea, una conquista del pasado, y que es el verdadero concepto de centralismo democrático, poniendo en su lugar una forma de organización no revolucionaria y próxima a la social democracia.  El SU-CI plantea la cuestión brevemente: “En una nueva Internacional, la Cuarta Internacional será una entre otras,  esto involucrará definitivamente una cierta continuidad, pero la mayor característica será la refundación sobre un nuevo programa,  cuya renovación, obviamente, lanzara las bases de una nueva constelación social e ideológica”.

La autodenominacion “Cuarta Internacional” es utilizada por el SU-CI y no por otras corrientes trotskistas como el CIT, que aún suscribe el concepto de Trotsky de construir una nueva Internacional de masas y revolucionaria.  En todos los escritos del SU-CI, sus dirigentes citan críticas adoptadas del un oportunismo político proveniente de tendencias que fueron trotskistas en el pasado, como el Partido Socialista Democrático (DSP) en Australia o de otros que aun reivindican permanecer bajo la bandera del trotskismo.

Históricamente, el marxismo y el trotskismo han luchado no sólo contra el sectarismo y el ultra-izquierdismo, sino también contra el oportunismo, el reformismo, el centrismo y otros abordajes diferentes del cuerpo de ideas sustentadas por Marx, Engels, Lenin y Trotsky.  Mientras tanto, hoy el SU-CI declara: “Nosotros tenemos la convicción de que será a través de una colaboración sistemática con otras corrientes radicales y no sectarias, especialmente con las nuevas fuerzas y nuevos partidos,  que la nueva internacional atraerá”.

El colaboracionismo de clase en Brasil

Hacia donde lleva tal abordaje se ve concretamente expresado en el colaboracionismo de clase de los dirigentes de la sección brasileña del SU-CI con el gobierno de Lula.  Dado el giro a la derecha de Lula, ellos concluyeron correctamente que: “La dirección del Partido de los Trabajadores brasileño que por años defendió la lucha de clases y la lucha contra el neoliberlismo esta hoy implementando una política neoliberal exigida por los mercados financieros y por el FMI”, escribe Francois Sabidel, una dirigente de LCR.  La misma afirmación es hecha con respecto a Refundación Comunista en Italia: “Otro ejemplo es el giro de Fausto Bertinotti y la dirección de Rifondazione Comunista en Italia que se prepara  para discutir la posibilidad de una coalición con la centro izquierda, o sea, las fuerzas del “Olivo” y de Romano Prodi, Presidente de la neo-liberal Comisión Europea”.  Desde que estas líneas fueron escritas, la RC acepto un pacto formal con las fuerzas burguesas de la coalición “Olivo”.

En el caso de Brasil, el gobierno de Lula esta tan a la derecha que la broma entre la izquierda brasileña es que él estaria incluso dispuesto a romper con el FMI, pues (el FMI) es muy de izquierda!  El gobierno de Lula, como la sección brasileña el CIT denunció en sus publicaciones, atacó tanto a los profesores como a los funcionarios públicos y esto significó una manifestación de 30 mil trabajadores de todo Brasil en junio del 2003.  En el 2004, los niveles de vida de quienes trabajan descendieron y el salario real se esperaba que cayera en un 15%.  También, una de las grandes decepciones de las masas brasileñas ha sido con el problema agrario.

Solo 13 mil familias fueron asentadas antes de finales del 2003, muy por debajo de las 60 mil asentadas que prometió Lula.  Mientras tanto el Ministro de Desarrollo Agrario, Miguel Rossetto, era nada menos que militante de la sección brasileña del SU-CI; Democracia Socialista (DS), que permanecia en el cargo de ministro mientras otros miembros de la sección brasilera del SU-CI estaban siendo expulsados del PT!

La más prominente de estos últimos es la Senadora Heloisa Helena y que ahora esta apoyando la formación del nuevo partido PSOL.  Esto ocurre en un momento en que  DS permanece como una tendencia del PT y apoya la posición del Ministro de Desarrollo Agrario en el Gobierno y ademas tiene miembros que son consejeros políticos en el Ministerio de Hacienda.  La  “izquierda” de DS restringe sus demandas dentro del PT a la salida de estos consejeros del Ministerio de Hacienda pero no por la renuncia del Ministro de Desarrollo Agrario.  Esto fue impedido por lo que ahora se presenta como una mayoría de derecha en la DS.

Todo esto efectivamente es ignorado por la dirección del SU-CI, que sólo esta preparada para hacer un “debate”, pero no para una cíitica inteligente a sus miembros brasileños que, claramente, estan sirviendo a un gobierno burgués y estan traicionando los intereses de las masas en Brasil.  Que tan diferente es el comportamiento de la sección brasileña del SU-CI al POUM en España que, como todos los trotskistas saben, tubo un papel fatal en el descarrilamiento de la Revolución Española en los años 30?  Sin embargo, el SU-CI es responsabilizado de fortalecer no a un gobierno de `izquierda`, como aquel que supuestamente existió en España en cierto momento de 1936, sino de un claro partido `neoliberal` anteriormente de izquierda, que esta sustentando un gobierno de derecha.  A pesar de todo, Heloisa Helena lanzó, junto a otros tres parlamentarios –Babà, Luciana Genro y Joao Fontes- y con apoyo de Socialismo Revolucionario (CIT en Brasil), un movimiento por un nuevo partido, precisamente porque ninguna oposición en el PT es tolerada por Lula.

El mismo silencio diplomático es mantenido por el SU-CI sobre la Rifondazione Comunista (RC) en Italia.  Por un lado, en el verano del 2003, en su Congreso Mundial, el SU-CI saludaron aquello que llaman ser “un significativo rompimiento representado por organizaciones como la Rifondazione Comunista y el Partido Socialista Escocés.  En el caso de RC, sin duda representó un rompimiento significativo cuando fue fundada, pero esto fue en 1991!  Esta no llevó a cabo los deseos originales de sectores de la clase trabajadora italiana, que se levantaron contra el oportunismo de la dirección de DS (anteriormente Partido Comunista) por su degeneración política.  La RC se movió de la izquierda hacia el centro y, durante la última década los miembros del SU-CI dentro de RC hicieron parte de una facción de la dirección.  Ahora, con la apertura de Bertinotti hacia la derecha con su alianza con Olivo, el SU-CI dentro de RC intentó salir en oposición.  Pero, esto fue realizado de una manera muy confusa e incoherente.  Ellos dicen, por ejemplo, que desde finales de junio del 2003 hubo una “Apertura… hacia una alternativa para colocar la problemática de una nueva relación entre la RC y lo que es el Olivo, proyectando una alternativa programática que emerge de la realidad del conflicto y de la oposición social.  Esto no es una relación programática entre dos sujetos, sino una relación entre varios compañeros, abierto a los movimientos de la forma en que los propios movimientos decidan escoger.”

Que quiere decir esto!  El SU-CI no hace nada por preparar a los miembros de RC y, en particular, a los simpatizantes pasivos de RC, para el esperado giro a la derecha de Bertinotti.  Al contrario, han actuado apoyando a Bertinotti, esto fue reflejado cuando RC giro a la derecha a través del Olivo.  A causa del vacío político en Italia, es posible que, a pesar de esta derechización, la RC pueda ganar apoyo electoral.  Sin embargo, mientras la inercia de las masas pueda dar apoyo electoral a RC, los trabajadores activos que acompañaron y apoyaron todo este proceso, pueden tornarse pasivos, algunos incluso saliendo de RC.  Su apoyo electoral puede crecer mientras una militancia de base se contrae.  Claro esta, que existen algunas evidencias de que esto esta aconteciendo hoy.  Lo que no significa que el capítulo de RC acabó, pero su presente derechización ciertamente no será una propuesta atractiva para los grandes sectores de la juventud, que estan buscando una alternativa revolucionaria.

Los eventos revolucionarios del futuro

El papel de una dirección trotskista-marxista es prever los eventos y proponer acciones sobre éstos, incluyendo el examen de la debilidad política de los partidos, de sus programas y el método de sus direcciones.  Inevitablemente, los dirigentes de esos partidos pueden girar a la derecha al menos que se encuentren con corrientes concientes influenciadas por la alternativa marxista.  Por este criterio, el SU-CI fracasó, y continuara fracasando mientras mantenga su actual trayectoria política.  Nada de esto significa que la posibilidad de nuevos partidos de masas de la clase trabajadora, conteniendo un núcleo revolucionario, este fuera de la agenda.  En la búsqueda de una nueva Internacional de masas, que fue la perspectiva del CIT en su fundación, esto se torno menos importante.  Al contrario, las condiciones que llevaron a la fundación del CIT -los eventos revolucionarios de 1968-76, y la emergencia de una nueva generación combativa-  serán superadas por eventos explosivos que se anuncian en la primera década de este nuevo siglo.

Los primeros años de este milenio surgieron bajo un escenario semejante a aquellos del siglo XX.  Fueron años de guerras –la más devastadora de ellas hasta ahora ha sido la de Irak- un venenoso racismo, dislocaciones económicas y crisis.  Aunque todavía hay también un deseo sin igual de parte de la población mundial por una sociedad de plenitud y paz, de armonía social, y de liberación y desarrollo de los talentos de cada uno.  Tal mundo no es posible bajo el obsoleto capitalismo.  Tarde o temprano, parte de la población mundial –comenzando por la clase trabajadora- verá ésto claramente.

Las más grandes revueltas sociales –y la socialista será la mayor en la historia mundial- son preparadas por una minoría valerosa.  Ellos condensan este deseo por cambios en la forma de un programa y en la forma de un consciente, socialista y marxista  partido revolucionario, y con la organización que ésto exige.  Esta es la razón de por que el CIT nació en 1974.  Esto es tan relevante y “moderno” hoy como hace treinta años atrás!  En la era de la globalización capitalista, vemos la emergencia de una embrionaria “globalización socialista”, que sólo puede ser realizada completamente a través de una nueva Internacional revolucionaria de masas.  Esto no envolverá una estéril lucha sectaria entre pequeños grupos.  Necesitará una batalla de ideas frente a los movimientos de masas para la adquisición de respuestas ideológicas claras a los problemas de la clase trabajadora y colocando a ésto las conclusiones tácticas organizativas.

Referencias
  1. Comentarios hechos por Alan Greenspan en Bundesbank Lecture 2004, Berlin 13 de enero de 2004. `Bank of International Settlements Review`, marzo 2004.
  2. Karl Marx, Ideología Alemana, Hicitec, Sao Paulo, 1993, p. 52.
  3. Ibid, p. 88
  4. Bob Woodward, `The Agenda: Incide the Clinton White House`. 1994.
  5. International Viewpoint, octubre 2000.
  6. Vercammen, `The question of the party: Trotsky`s weak point`,  International Viewpoint, octubre 2000.
  7. Michael Lowy, International Viewpoint, octubre 2000.
  8. Ibid.
  9. Ibid.
  10. `Cuba: Socialism and Democracy –Debates on the Revolution and Cuba Today`, CWI Publications, 2000 o visite socialistworld.net
  11. Ibid.
  12. Karl Debbaut, `France: Workers on the move`, Socialism Today, junio 2003, puede tambien ser encontrado en www.socialistworld.net/eng/2003/06/28france.html.
  13. International Viewpoint. Noviembre 2001.
  14. `At the heart of the anti-capitalist combat… Relaunch, opening, regroupment and the repositioning` Francois Vercammen International Viewpoint 349-mayo 2003.
  15. Ibid.
  16. Ted Grand, The Unbroken Theread, junio 1989.
  17. Disponible en idioma ingles en www.marxist.net.
  18. `Which Way for Socialism?` 2001, disponible en idioma alemán en el sitio www.sozialismus.info.
  19. Publicado inicialmente en `Sozialismus von unten`(`Socialism from below`), Numero 2, noviembre-diciembre 1994.
  20. Tony Cliff, Trotsky: The Darker the Night, the Brighter the Star, p.300.
  21. Alex Callinicos, The Anti-Capitalist Movement and the Revolutionary left, marzo 2001.
  22. `For the Re-Building of the Fourth International –Joint Declaration of the LIT and the Workers `Intermational` (editado en ingles), diciembre 1995.
  23. Ver «Los Socialistas revolucionarios y la Revolución Venezolana» en www.socialismworld.net y `Militant`s Real History` en www.marxist.net.
  24. `At the Herat of the anti-capitalist combat… Relaunch, opening, regroupment and repositioning`  Francois Vercammen International Viewpoint 349-mayo 2003.
  25. Ibid.
  26. `A New Force`, International Viewpoint, febrero 2004.
  27. `Fourth International: A Congress of Optimism`.
  28. Livio Maitan, International Viewpoint, septiembre 2003.

Notas

[1] Observaciones de Alan Greenspan en la conferencia del Bundesbank de 2004, Berlín, 13 de enero de 2004. Tomado de “Bank of International Settlements Review”, marzo de 2004.

[2] Karl Marx y Fredrick Engels, La ideología alemana.

[3] Ibídem. pág.52.

[4] Bob Woodward, “La agenda: Dentro de la Casa Blanca de Clinton”, 1994.

[5] Punto de vista internacional, octubre de 2000.

[6] Vercammen, “La cuestión del partido: el punto débil de Trotsky”, International Viewpoint, octubre de 2000.

[7] Michael Lowy, Punto de vista internacional, octubre de 2000.

[8] Ibídem.

[9] Ibídem.

[10] Véase “Cuba: Socialismo y Democracia – Debates sobre la Revolución y Cuba hoy”, Publicaciones del CIT, 2000 o visite socialistworld.net

[11] Ibídem.

[12] Karl Debbaut, “Francia: trabajadores en movimiento”, Socialism Today, junio de 2003.

[13] Punto de vista internacional, noviembre de 2001.

[14] “En el corazón del combate anticapitalista… Relanzamiento, apertura, reagrupamiento y reposicionamiento” Francois Vercammen Punto de vista internacional 349 – mayo de 2003

[15] Ibídem.

[16] Ted Grant, El hilo ininterrumpido, junio de 1989.

[17] Disponible en www.marxist.net

[18] “¿Qué camino tomar el socialismo?” 2001

[19] Publicado por primera vez en “Sozialismus von unten” (“Socialismo desde abajo”), número 2, noviembre/diciembre de 1994.

[20] Tony Cliff, Trotsky: Cuanto más oscura es la noche, más brillante es la estrella, pág. 300.

[21] Alex Callinicos, El movimiento anticapitalista y la izquierda revolucionaria, marzo de 2001.

[22] «Revista Internacional Socialista», invierno de 2002.

[23] Ibídem.

[24] Ibídem.

[25] “El SWP y la crisis del capitalismo británico”, 1992.

[26] Alex Callinicos, El movimiento anticapitalista y la izquierda revolucionaria, marzo de 2001.

[27] “Por la reconstrucción de la Cuarta Internacional – Declaración conjunta de la LIT y la Internacional de los Trabajadores” (publicada en inglés), diciembre de 1995.

[28] Véase “Los socialistas revolucionarios y la revolución venezolana” y “La verdadera historia del militante”.

[29] “En el corazón del combate anticapitalista… Relanzamiento, apertura, reagrupamiento y reposicionamiento” Francois Vercammen Punto de vista internacional 349 – mayo de 2003

[30] Ibídem.

[31] “Una nueva fuerza”, International Viewpoint, febrero de 2004.

[32] “Cuarta Internacional: Un Congreso de Optimismo”. 2003.

[33] Livio Maitán, Mirador Internacional, septiembre de 2003.

[34] Esta heroica lucha tuvo lugar durante un año (1996-1997) y evocó una tremenda solidaridad y apoyo del pueblo trabajador en Gran Bretaña e internacionalmente. Lamentablemente, la huelga fue derrotada. Los estibadores siguen despedidos. Una vez más, los dirigentes sindicales de derecha, en particular el secretario general del sindicato de portuarios, el Sindicato de Trabajadores del Transporte y General, no lograron organizar la solidaridad necesaria para asegurar la victoria.

[35] Murray Smith, quien jugó un papel decisivo en la conducción del GR hacia el CIT, posteriormente regresó a la LCR y fue recompensado con un puesto en el Comité Nacional de la organización. Esto es irónico, dadas las críticas anteriores de Murray Smith sobre el regreso de otro camarada a la LCR. Murray Smith dijo que este camarada “terminó mal”. Sin embargo, Murray Smith nunca se ha destacado por su coherencia. Estaba de acuerdo con el USFI en su apoyo al IRA. Me admitió [Peter Taaffe], cuando se unió al CIT, que era el autor del lema del USFI, “Victoria para el IRA”, que utilizaron en Gran Bretaña. Más tarde, Murray Smith se convenció de los análisis y los eslóganes del CIT sobre Irlanda del Norte, pero ¡quién sabe cuál será su posición ahora, y mucho menos en el futuro!

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