14 de enero del 2025
Clare Hudson, CIT en Canadá
(Imagen: El primer ministro canadiense, Justin Trudeau)
En los primeros días de 2025, el primer ministro canadiense del Partido Liberal, Justin Trudeau, anunció su dimisión. En respuesta, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró sus amenazas de imponer un arancel del 25% a las exportaciones canadienses y mexicanas y siguió pidiendo que Canadá se uniera a Estados Unidos como el «Estado 51». Estos acontecimientos reflejan el caos y la inestabilidad del capitalismo a escala internacional. En un momento de estancamiento y crisis, la cuestión de cómo apuntalar ideológicamente y forzar la continuidad del sistema capitalista se está «disputando» entre los multimillonarios y sus amigos políticos. Los partidarios de mantener el statu quo, como Trudeau, están perdiendo el apoyo de amplios sectores de trabajadores y jóvenes que buscan desesperadamente una alternativa a la pobreza y luchan por sobrevivir ante la crisis del costo de la vida. Sin embargo, de manera similar a muchos países occidentales, el uso de la retórica reaccionaria de derechas que se basa en el racismo, la discriminación y la división de los trabajadores está siendo utilizada por sectores de la clase capitalista en un intento de ganar poder en Canadá apareciendo «diferentes» de los políticos de la corriente dominante.
Este año se convocarán elecciones federales canadienses y, debido a la dimisión de Trudeau, se prevé que tengan lugar en el primer semestre de este año, una vez elegido un nuevo líder liberal. Trudeau fue elegido en 2015 con un Parlamento de mayoría liberal tras diez años de un Parlamento conservador. Las últimas elecciones federales de 2022 dieron lugar a un Parlamento liberal en minoría, lo que les obligó a contar con el apoyo del Nuevo Partido Democrático (NDP) y del Bloque Quebequense (BQ) para aprobar mociones y proyectos de ley. El NDP, considerado de «centro-izquierda», retiró su apoyo a los Liberales en las votaciones parlamentarias de septiembre de 2024, en preparación para las elecciones federales de 2025 y la necesidad de ser vistos como políticamente separados unos de otros. Al estar confabulados entre sí, el NDP con el BQ han podido utilizar su posición como palanca para impulsar políticas como la atención dental gratuita para los mayores (pensionados de la tercera edad) y las personas con bajos ingresos. Dado que un tercio de los canadienses carece de seguro dental, esta política, a pesar de sus limitaciones, fue comprensiblemente bien acogida por muchos canadienses de clase trabajadora. Sin embargo, a pesar de que el NDP denuncia a los multimillonarios y señala la disparidad entre ricos y pobres, su falta de una alternativa clara al sistema que causa estas desigualdades es una oportunidad perdida para construir una verdadera alternativa obrera.
El anuncio de Trudeau de dimitir el 6 de enero no fue una sorpresa, dados los meses de presión interna a favor de su dimisión entre los caucus del Partido Liberal, además del creciente enfado entre muchos canadienses que han visto cómo se deterioraba su calidad de vida durante la crisis del costo de la vida. En la primavera de 2024, casi la mitad (45%) de los canadienses declararon que el aumento de los precios afectaba en gran medida a su capacidad para hacer frente a los gastos cotidianos. Los jóvenes, las personas con discapacidad, las comunidades de Primeras Naciones, Inuit y Metis y las personas mayores son ejemplos de comunidades que están desproporcionadamente representadas en estas cifras. Según el Banco de Alimentos de Canadá, el uso de los bancos de alimentos en todo Canadá en 2024 aumentó un 90% en comparación con 2019, con un tercio de los clientes mensuales siendo niños. Citan el impacto negativo de los bajos ingresos, combinado con la inflación descontrolada de los alimentos y la vivienda como el «doble golpe». Los precios de los alimentos siguen subiendo, el acceso a la vivienda es más difícil y la sanidad sigue en crisis, con escasez de personal y de fondos.
Canadá también se encuentra en medio de una crisis de opioides, por la que 49.105 muertes desde 2016 se han atribuido a la toxicidad de los opioides, la mayoría de las cuales han tenido lugar en Columbia Británica, Ontario y Alberta. Esta epidemia se está cobrando la vida de personas predominantemente jóvenes y es un síntoma de un sistema enfermo que causa enfermedades mentales, desempleo y subempleo, y personas sin hogar. Además, el cambio climático global ha pasado factura a muchas comunidades canadienses que se han enfrentado a consecuencias devastadoras por incendios, sequías e inundaciones. Mientras tanto, la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando. En el primer trimestre de 2024, el 20% de los hogares más ricos poseía el 67,6% del patrimonio neto total de Canadá, mientras que el 40% más pobre poseía el 2,8%. Debido a estas condiciones, la ira y el descontento ante este sistema están aumentando entre los trabajadores y los jóvenes, muchos de los cuales quieren ver el fin de la desigualdad, la discriminación y la explotación.
Crecimiento del populismo de derechas
Sin embargo, en respuesta a muchos de los males sociales causados por el capitalismo, el enfado que existe entre una parte de los trabajadores y los jóvenes se está reflejando en ilusiones equivocadas, y en el correspondiente aumento del apoyo a las ideologías de derechas y a las ideas populistas de derechas. Centrados con su ira específicamente en Trudeau y las restricciones debidas al Covid-19. La «protesta Canada Convey» y el bloqueo del centro de Ottawa en 2022, ilustraron la creciente influencia del populismo de derechas en Canadá.
El impulso contra Trudeau ha sido en cierto modo canalizado por el populista de derechas Pierre Poilievre, que lidera el Partido Conservador de Canadá. Poilievre está siendo abiertamente respaldado por el multimillonario Elon Musk, y Trump fue citado diciendo que Poilievre «se alinea con sus puntos de vista». La plataforma de Poilievre es vaga y a menudo carece de detalles concretos, pero ha captado la atención y el apoyo con eslóganes generalizados, como que es el «campeón del libre mercado» y un «luchador para que la gente se haga dueña y responsable de su propio futuro». La campaña electoral «Axe the Tax»(Acaba con los impuestos), que hace referencia al impuesto sobre el carbono (que irónicamente apoyaron los conservadores de Stephen Harper en 2008), ha recabado apoyos entre los trabajadores que luchan por pagar el combustible en medio de la crisis del costo de la vida. Sin embargo, Poilievre no es amigo de los trabajadores ni de los jóvenes de Canadá. Ha votado cinco veces en contra de los derechos reproductivos de las mujeres. Además, los conservadores han intentado bloquear proyectos de ley relativos a los derechos de los trabajadores. Estos son ejemplos de cómo, si no se impugna, la plataforma populista de derechas de los conservadores sólo servirá para socavar los derechos de los trabajadores en todo Canadá y no hará nada por mejorar nuestra calidad de vida.
Las próximas elecciones federales tendrán lugar en un momento sin precedentes. Además de cuestiones como el empleo, la vivienda, la sanidad y el costo de la vida en nuestro país, el continuo apoyo del Gobierno de Trudeau en relación con el genocidio en Palestina está causando enfado y desilusión entre muchos. La economía canadiense, que es un factor importante relacionado con las amenazas arancelarias de Trump, depende en gran medida de los recursos naturales, como el petróleo, la madera, el gas natural y la hidroelectricidad, además de la producción de vehículos, la agricultura, los productos lácteos, etcétera. Muchos de estos recursos se exportan a EE.UU., incluyendo más de 309.300 millones de dólares (dólares canadienses) sólo en los tres primeros trimestres de 2024. Trump fue citado diciendo «nosotros [EE.UU.] no necesitamos nada de lo que ellos tienen», refiriéndose a las exportaciones automotrices, lácteas, lumbares y energéticas de Canadá. Sin embargo, la realidad es que EE.UU. depende de Canadá para muchas exportaciones que no pueden suministrarse desde dentro del país. La retórica que Trump ha estado utilizando sugiriendo que Canadá «se una» a EE.UU. es, por un lado, risible, pero simultáneamente desconcertante para muchos. Cualquier estrategia de guerra comercial, si se implementa bajo la presidencia de Trump, inevitablemente tendrá un impacto negativo en los trabajadores de esas industrias a ambos lados de la frontera.
Potencial de lucha
Los acontecimientos que se están desarrollando deben entenderse en el contexto de las complejidades de la población, la geografía y la historia de Canadá. Canadá tiene una población de aproximadamente 41 millones de habitantes en el segundo país más grande en términos de masa terrestre. El país está dividido en diez provincias y tres territorios, abarca seis husos horarios y tiene dos lenguas oficiales: el francés y el inglés. Cada provincia y territorio tiene su propia gobernanza, climas, paisajes, historias, culturas y formas de vida. La historia del colonialismo en Canadá es compleja e inevitablemente deja sin resolver muchos problemas de racismo y discriminación que se derivan de ella y que son irresolubles bajo el capitalismo. El genocidio de los pueblos indígenas en todo Canadá, que posteriormente sigue causando traumas generacionales insondables, es la base sobre la que se construyó el país. Además, la cuestión nacional relativa a los derechos de autodeterminación del pueblo de Quebec está inevitablemente sin resolver.
En Canadá existe una rica historia de activismo sindical, solidaridad obrera y movimientos sociales que, a pesar del debilitamiento del movimiento sindical en la historia reciente, está acreditada por el hecho de que más del 30% de la población sigue afiliada a sindicatos y se han producido avances que han visto cómo trabajadores que antes no estaban sindicados formaban sindicatos. Las recientes huelgas de los trabajadores de Correos de Canadá y de los trabajadores portuarios de Vancouver y Montreal demuestran la fuerza potencial de los trabajadores cuando luchan por mejores salarios y condiciones. Cuando se considera la historia de Canadá, es repulsivo ser testigo de la intolerancia, el nacionalismo y la arrogancia que están utilizando la extrema derecha y los partidarios del capitalismo en un intento de mantener el mismo sistema que ha causado miseria, división y rabia.
Por lo tanto, la necesidad de un partido obrero de masas en Canadá es una tarea urgente. Los sindicatos, muchos de los cuales disponen de importantes recursos, tienen el deber para con la clase obrera de ayudar a luchar contra las ideas divisionistas de la derecha y desarrollar una alternativa a los gobiernos procapitalistas tanto provinciales como federales. Los sindicatos con vínculos con estos partidos deben cortar esas afiliaciones para que los trabajadores y la juventud puedan ser libres de formar parte de la construcción y organización de un partido que llamen suyo. Los partidos de la clase capitalista han demostrado una y otra vez que, en última instancia, sus políticas sólo sirven a la élite empresarial rica. El aumento de la alianza entre los super-ricos y los políticos, que no es nada nuevo, pero ha adquirido una nueva y más aguda apariencia con la colaboración abierta y pública de figuras como Trump y Elon Musk.
Estos acontecimientos son una advertencia para los trabajadores y la juventud a nivel internacional de cómo, si se les da la oportunidad, este sistema nos dejará sin nada que represente una calidad de vida decente. Las posibilidades de la solidaridad, la resistencia y el ingenio humanos están vivas. Los recientes incendios de California contaron con la ayuda inmediata de bomberos de Canadá, México y de todo el mundo. Los trabajadores humanitarios, incluidos los sanitarios, han colaborado en los esfuerzos para proporcionar asistencia sanitaria en Palestina y en otras zonas de guerra a escala internacional, sabiendo el riesgo que corren al hacerlo. Los lugares de trabajo y las comunidades son un crisol de culturas, conocimientos y experiencias de la clase trabajadora que, cuando se reúnen, se aprecian por lo que tienen en común al tiempo que abrazan, disfrutan y aprenden de las diferencias. La experiencia de vida de la clase trabajadora, a pesar de sus dificultades bajo el capitalismo, es testimonio de todo por lo que debemos luchar. Bajo el capitalismo, nunca se alcanzará el pleno potencial de la humanidad y la solidaridad. Por lo tanto, tenemos que organizarnos y luchar por un auténtico mundo socialista democrático construido por y para los trabajadores y la juventud a escala internacional.