Por Ashley Rogers
Grupo Socialista Independiente, CIT en Estados Unidos.
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Negligencia, corrupción y capitalismo
El 3 de mayo se derrumbó en Ciudad de México un paso elevado por el que circulaba un tren del metro, lo que provocó la muerte de al menos veintiséis personas y heridas a otras ochenta. El tren circulaba por un tramo elevado de la línea 12 cuando una sección cercana a la estación de Olivos se derrumbó sobre el tráfico que había debajo. Este incidente es el peor desastre en la historia del sistema de metro de Ciudad de México, por el que transitan cuatro millones de pasajeros al día, en la segunda ciudad más transitada de Norteamérica.
La Línea 12 -la “Línea Dorada”- fue la más reciente adición a la red de metro, anunciada por el entonces alcalde Marcelo Ebrard en 2007. Cuando se completó en 2012, el presidente Felipe Calderón la saludó como “una obra de ingeniería que compite con las mejores del mundo”. La enorme inversión se utilizó para justificar un aumento de la tarifa de tres a cinco pesos bajo el sucesor de Ebrard, Miguel Ángel Mancera. Sin embargo, sólo dos años después de la apertura de la línea -y sólo dos meses después del aumento de la tarifa- el director del metro, Joel Ortega, admitió en una conferencia de prensa que la Línea 12 se había vuelto demasiado peligrosa para viajar. Mientras la línea estuvo cerrada por un año y medio para reparaciones, Mancera se movió rápidamente para encontrar chivos expiatorios, inhabilitando a 33 funcionarios involucrados en el incidente para el servicio público en 2014, y emitiendo órdenes de arresto para seis funcionarios, incluyendo al jefe del proyecto Enrique Horcasitas, en 2015. Horcasitas fue acusado de utilizar su cargo para dar el contrato a la constructora ICA, donde su hermano es miembro del consejo de administración. Sin embargo, mientras Mancera se apresuró a procesar a políticos menores, las tres empresas que construyeron la Línea 12 no enfrentaron ninguna repercusión por su participación durante su mandato.
Mientras que ICA construyó gran parte de la Línea 12, la empresa constructora Carso, propiedad del hombre más rico de México, Carlos Slim, se encargó del tramo que se derrumbó el pasado lunes. En contra de las recomendaciones del Grupo Riobóo, la empresa de ingeniería que diseñó muchas de las anteriores ampliaciones del metro, Carso decidió no utilizar hormigón para las vigas del paso elevado, prefiriendo diseñarlas de acero, para reducir costes y aumentar los beneficios utilizando la filial siderúrgica de Carso, Swecomex.
Tras el sismo de magnitud 7,1 de Puebla en 2017, los lugareños observaron que el tramo cercano a la estación Olivos había recibido serios daños estructurales, y la línea fue nuevamente cerrada. Bajo la administración de Mancera, 1.680 funcionarios fueron sancionados por corrupción y malversación de fondos de ayuda tras el terremoto de 2017. Los funcionarios continuaron descuidando las reparaciones necesarias y los lugareños expresaron su temor de que la estructura estuviera en peligro de colapso.
Fernando Espino Arévalo, dirigente del Sindicato de Trabajadores del Metro (STM), declaró que a lo largo de la operación de la Línea 12 se reportaron a las autoridades una serie de problemas, como la vibración de las columnas de soporte en los tramos elevados de la vía. Sin embargo, las advertencias del STM sobre la Línea 12 y sus peticiones para que se hiciera cargo del mantenimiento de la línea fueron ignoradas. Según Jesús Urban, secretario general del STM, los daños en el tramo que se derrumbó el pasado lunes se notificaron hace seis meses, pero se ignoraron sus advertencias y las labores de mantenimiento posteriores fueron inadecuadas.
La actual alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, hizo del transporte público una pieza central de su campaña. En 2019, Sheinbaum anunció un plan de 40.000 millones de pesos (unos 2.000 millones de dólares estadounidense) para modernizar el metro de la Ciudad de México, incluyendo planes para ampliar la Línea 12 en 4,6 kilómetros. Estas reformas le otorgaron a ella y a su partido cierto nivel de popularidad, con encuestas en abril que situaban su aprobación entre los habitantes de la Ciudad de México en un 71%. Desde la catástrofe, Sheinbaum ha apartado la responsabilidad de su administración, sugiriendo que los problemas subyacentes al colapso ya existían cuando ella llegó al cargo. En las encuestas realizadas desde la catástrofe, menos del 5% de los habitantes de la Ciudad de México la consideran responsable en última instancia, y la mayoría atribuye la culpa a las empresas constructoras. Pero Jorge Gaviño Ambriz, director del Metro de la Ciudad de México de 2015 a 2018, dice que el colapso podría haberse evitado con un mantenimiento adecuado, y con cientos de millones ya gastados en las ampliaciones de la Línea 12 bajo la supervisión de Sheinbaum, los recursos para abordar los problemas de la Línea 12 estaban ciertamente disponibles. Sin embargo, el periódico mexicano El Universal informó que sólo se gastó el 60% del presupuesto de mantenimiento del Metro en 2019 y 2020.
Claudia Sheinbaum pertenece al partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que rompió con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de Ebrard y Mancera en 2014. AMLO ganó la presidencia en 2018 con una plataforma anticorrupción, posicionándose en contra de las políticas económicas neoliberales que se impusieron en México durante la crisis de la deuda de 1982 y se expandieron en las décadas siguientes. AMLO se niega a amenazar los intereses de los ricos de México, en una nación donde el 1% más alto de la población recibe el 21% de los ingresos de la nación. En su lugar, AMLO se ha embarcado en una campaña de austeridad, recortando dinero a la educación, la sanidad pública, la atención a la infancia y los programas medioambientales. Mientras el COVID sigue asolando México, con más de 200.000 muertos, México es uno de los pocos países de América Latina -y del mundo- que no ha proporcionado ayuda económica a los trabajadores. La elección de AMLO muestra el deseo de cambio de la clase trabajadora mexicana, pero su negativa a desafiar al capitalismo y a recuperar la riqueza robada por los millonarios y multimillonarios locales y extranjeros significa que su administración sirve en última instancia a los mismos intereses neoliberales a los que dice oponerse. Esta traición no es infrecuente: SYRIZA en Grecia, Podemos en España y otras formaciones populistas de izquierda también han traicionado a los movimientos que los apoyaron al no romper con el capitalismo, mostrando la necesidad de una organización socialista revolucionaria.
Los habitantes de Ciudad de México necesitan un transporte seguro y fiable, y las víctimas de esta catástrofe necesitan indemnizaciones y asistencia para hacer frente a las lesiones o la muerte de sus familiares. Sin embargo, los políticos de todos los niveles están ocupados echando culpas y protegiendo sus carreras, un hecho que no ha pasado desapercibido para los habitantes de Ciudad de México. El martes pasado, al día siguiente de la catástrofe, una facción del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC) que representa a 8.000 trabajadores declaró su intención de ir a la huelga por las malas condiciones en las que se ven obligados a trabajar, aunque los responsables del sindicato negaron la huelga. El viernes pasado, los manifestantes marcharon hacia el lugar del derrumbe, coreando “la negligencia y la corrupción matan” y “¡que caiga el Estado, no el metro!”. Sólo un movimiento masivo de trabajadores y jóvenes, con la participación crucial de los trabajadores sindicalizados del metro, tiene el poder de exigir y obtener la respuesta que necesitan los trabajadores y las víctimas.
El colapso del puente del metro es otro horrible ejemplo de cómo el afán capitalista de lucrar con las necesidades humanas, como el transporte y la salud, siempre se antepone a la seguridad y la vida humana. El pueblo trabajador de México es el único grupo con el poder para erradicar la corrupción, acabar con la austeridad y construir un movimiento por un transporte masivo seguro, eficiente y gratuito. Sólo un partido socialista revolucionario en México puede encabezar la lucha por los servicios públicos que beneficien a todos como parte de la lucha por el socialismo.
[Crédito de la imagen: Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y PC CDMX a través de Wikimedia Commons // CC BY-SA 4.0]