por Pedro Albornoz
Comité por una Internacional de Trabajadores
Los últimos años se han revelado importantes casos de colusión empresarial, abusos y corrupción. Por mencionar algunos, recordemos los millonarios desfalcos en Carabineros y Ejército que en suma alcanzan a más de $40 mil millones; o los casos Soquimich y Penta, asociados al financiamiento ilegal de campañas políticas.
Cabría esperar que las medidas anunciadas por los diferentes gobiernos y poderes del estado apuntan a sancionar y evitar casos semejantes. Pero la realidad es otra. De ser resaltado como un pais ejemplo de probidad en la región; Chile ha pasado a ser uno de los más afectados por graves casos de corrupción.
Por ejemplo, el mediático caso de “Fundaciones” involucra a diversos partidos politicos. Aquí la Fiscalía investiga 53 fundaciones por traspasos de más de $32 mil millones, donde en varios de estos convenios se encuentran dinámicas evidentemente relacionadas con actos de corrupción.
Esta situación ha afectado particularmente a Revolución Democrática por su vinculación a la fundación Democracia Viva, un verdadero misil en la línea de flotación de un partido clave del gobierno; que surgió como una supuesta fuerza impugnadora de la vieja política corrupta.
También el caso “Coimas” o “Hermosilla” ha develado una enorme trama de corrupción. Los audios publicados revelan una compleja maquinaria para delinquir que involucra importantes grupos económicos, partidos e instituciones reguladoras del estado. Según la abogada María Inés Horvitz, ex integrante del Consejo de Defensa del Estado (CDE); el caso Coimas …“muestra cómo operan los poderes fácticos detrás de las cortinas, cómo se jactan alegremente de no pagar $3.000 millones en impuestos mientras muchos chilenos tienen apenas para comer, cómo planifican sus corruptelas a funcionarios públicos de manera fría y descarnada”. Ella resaltó en una entrevista reciente que “es cada vez más visible la cooptación del Estado por poderes fácticos vinculados por cuna, política y dinero”.
Por otra parte, el reciente megafraude tributario que involucra, por ahora, a 55 empresarios alcanza los $240 mil millones. Para comprender la magnitud de este delito, el perjuicio al fisco equivale a 6 teletones o 100 veces el caso Penta, relacionado al financiamiento ilegal de la política!
Por último, en relación a las municipalidades, los gobiernos comunales parecen ser un campo fértil para millonarios delitos de corrupción. Si en Chile hay 345 municipios, el CDE se ha querellado por irregularidades detectadas en 135 de ellos (cerca del 40%). En 37 de las 196 causas que pudieron ser revisadas, uno de los acusados es el alcalde o un exjefe comunal.
Estos hechos vienen a confirmar la grave descomposición que afecta al régimen político y económico heredado de la dictadura. En esto, tanto las coaliciones Chile Vamos, la ex Concertación, como el actual gobierno tienen gran responsabilidad. Es la casta política y empresarial la que usa sus grandes medios de comunicación e influencias judiciales para ocultar su accionar mafioso; obteniendo multimillonarias ganancias.
Todos estos escándalos develan cómo funciona esta democracia liberal, donde las instituciones no funcionan finalmente y la justicia se aplica dependiendo del tamaño de tu bolsillo. No son los representantes electos quienes gobiernan; ni los demás poderes del estado son capaces de resguardar la democracia y desarrollar las políticas públicas. Finalmente es una pequeña y poderosa minoría económica la que hace prevalecer sus intereses. Son los mismos que financian campañas, corrompen políticos y la denominada institucionalidad democrática.
Todos estos abusos y fraudes terminarán por agudizar la crisis de legitimidad del sistema, abriendo el camino a nuevas convulsiones sociales. Será, entonces, tarea de los trabajadores y el pueblo el levantar una alternativa de clase que de una salida. La gestión y control del pueblo organizado es la única alternativa para desarrollar la sociedad en beneficio de las grandes mayorías.
La corrupción y crisis de legitimidad del actual régimen es un problema sistémico, es el capitalismo neoliberal que revela su verdadero rostro. Ante esto es urgente levantar una alternativa de los oprimidos y luchar por un gobierno de los trabajadores. Una verdadera democracia obrera, sustentada en la amplia deliberación de la comunidad en todos los planos de la vida, que impulse cambios radicales en líneas genuinamente socialistas.