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Declaración de la Fracción «En Defensa de un CIT Trotskista y de la Clase Obrera»

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Diciembre 2018

En la última reunión del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) 24 compañeros tomamos muy conscientemente la decisión de declarar una fracción en el CIT. Un paso de esta envergadura no fue adoptado a la ligera, sino porque creemos que no había otra alternativa dada la profundidad de las diferencias políticas que se hicieron visibles en el máximo organismo de dirección de la Internacional.

Creemos que en la reunión emergieron dos tendencias políticas principales que manifiestan diferencias agudas en asuntos de principios para la Internacional: desde el centralismo democrático y como se aplica la democracia interna en nuestras filas, los métodos necesarios para construir partidos revolucionarios y una internacional trotskista, y aspectos cruciales relacionados con las perspectivas políticas, y nuestra orientación y tácticas de intervención en la lucha de clases.

El reconocimiento de esta realidad sin duda producirá una gran conmoción en los compañeros de todo el CIT. En el fondo esta crisis tiene unas bases objetivas. Refleja la situación política contradictoria de la lucha de clases internacional que se ha desarrollado desde la crisis de 2007/8. En muchos países se está abriendo una situación extremadamente polarizada concretada en la victoria de Trump, la llegada al poder de Bolsonaro en Brasil, AMLO en México y ahora la situación explosiva en Francia y el Estado español. Esto ilustra el carácter del período en el que hemos entrado.

Al mismo tiempo, la clase obrera todavía no se ha puesto al frente del movimiento con un programa socialista consciente, y las nuevas fuerzas de izquierda surgidas de la crisis de los Partidos Comunistas y de la socialdemocracia tradicional han demostrado no sólo su confusión reformista, también su incapacidad para liderar el movimiento de las masas orientándolo hacia la transformación socialista de la sociedad. En esta etapa de pérdida del equilibrio interno del sistema, el giro a la izquierda y los avances en la conciencia anticapitalista entre sectores de las masas, y especialmente en la juventud, no han cristalizado en la creación de nuevos y poderosos partidos obreros. La idea del socialismo no se ha desarrollado todavía en la conciencia de la clase obrera como una alternativa viable a la crisis del capitalismo mundial. Es el precio que todavía tenemos que pagar por el colapso del estalinismo y el oportunismo de las nuevas formaciones de izquierda, lo que inevitablemente crea dificultades para el desarrollo de una fuerza marxista revolucionaria como la nuestra.

En estas condiciones la presión para buscar atajos oportunistas es extremadamente intensa. Ha afectado a otras organizaciones en la izquierda, incluida la izquierda revolucionaria, y como resultado se han disuelto o diluido parcialmente. El CIT no es inmune a estas presiones. Pueden, y han llevado, a una tendencia a reducir el perfil y el programa del partido para acomodarse a estas presiones. Esto no necesariamente es el producto de una decisión consciente, pero sucede como resultado de la presión objetiva que existe. Este es un aspecto central del debate que ahora se ha abierto.

La crisis que estalló en el CEI surgió inicialmente por las críticas planteadas desde el Secretariado Internacional (SI) hacia los métodos utilizados por la mayoría de la dirección de la sección irlandesa. Críticas que no pretenden ocultar los grandes logros y las luchas cruciales que hemos dirigido como la campaña contra las tasas del agua, Jobstown Not Guilty y, más recientemente, la intervención en la campaña para la Derogación del Artículo Octavo. El conjunto del CIT reconoció todo esto como grandes conquistas.

Sin embargo, durante un periodo de años el SI ha manifestado serias preocupaciones relacionadas con la orientación política y los métodos utilizados por la dirección irlandesa. En opinión del SI, de Philip St. (Escocia) y otros compañeros que han participado en el trabajo de la sección irlandesa, durante un periodo ha existido una marcada tendencia a reducir el perfil de nuestro partido y nuestro programa socialista.

En nuestra opinión esta deriva alcanzó un punto alarmante durante la campaña electoral de la sección irlandesa en 2016 y de nuevo durante la reciente campaña sobre el aborto.

En las elecciones irlandesas de 2016, el programa que plantearon los compañeros irlandeses dentro de la plataforma AAA (Alianza contra la Austeridad), en nuestras apariciones en los medios de comunicación y que defendimos ante una audiencia de masas, se centró en la demanda de subir los impuestos a las empresas y a los ricos. El Socialist Party tuvo poco perfil durante toda la campaña electoral. En general, los compañeros no fueron más allá ni plantearon un programa socialista, ni la nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía, ni la cuestión de cómo un gobierno socialista respondería a los ataques que enfrentaría por parte de la clase dominante y la UE. Un hecho particularmente importante tras los acontecimientos de 2015 en Grecia. Después de una serie de intensas discusiones con el SI, en las que los compañeros de la dirección irlandesa manifestaron su “indignación” porque se plantearan este tipo de cuestiones, formalmente aceptaron que el SI tenía un punto de vista correcto. Después de estas discusiones hubo algunos cambios en el material público de los compañeros irlandeses. Se mencionó con más frecuencia el socialismo, pero a menudo de una manera abstracta y no como parte de un programa transicional.

Sin embargo, incluso ahora mucho del material público en la web de Solidarity [nuestra actual plataforma electoral] sigue sin incluir un programa socialista a pesar de nuestra enorme influencia dentro de ella. La misma debilidad del programa se reveló durante la reciente campaña del aborto. ROSA —nuestra plataforma feminista socialista— fue el principal vehículo a través del cual los compañeros participaron en el movimiento. El panfleto principal de la campaña de ROSA carecía por completo de ninguna mención al socialismo, al capitalismo o incluso a la clase trabajadora. No incluía ninguna de las demandas anticapitalistas y anti-austeridad que formalmente defiende ROSA, ni explicaba cómo la lucha por el derecho a decidir de la mujer también es una cuestión de clase y está vinculada a la lucha contra los recortes sociales, por un mejor cuidado infantil, un salario digno, igualdad salarial, etc.

La tendencia a restar importancia a las demandas de clase y socialistas es evidente en el material de los compañeros irlandeses cuando participan en campañas de masas. En lugar de utilizar la audiencia de masas que tienen para elevar la conciencia en cuanto a las tareas que se enfrenta la clase obrera en la lucha contra el capitalismo, tienden a limitarse a reflejar la conciencia existente y adaptarse a ideas que puede defender también la nueva izquierda reformista.

En nuestra opinión, una de las diferencias cruciales que se han manifestado en este CEI se refiere a la centralidad del papel de la clase trabajadora y nuestra orientación a ella. En relación a esta cuestión está cómo participamos en el movimiento de liberación de la mujer—que en el último periodo ha sido un eje muy importante de las movilizaciones sociales y de la lucha de clases en una cantidad relevante de países— y en otros movimientos en defensa de los derechos de la comunidad LGTBI, o del medioambiente.

La mayoría del SI y de los partidarios de la fracción por un “CIT trotskista y de la clase obrera”, estamos totalmente convencidos de la importancia de que nuestras secciones nacionales intervengan en estos movimientos, y traten de impulsarlos basándonos en un programa de clase, socialista y revolucionario, sin plegarse a los prejuicios pequeño burgueses que tratan de aislarlos y dividirlos de la clase obrera. Debemos apoyar los legítimos derechos y demandas de las mujeres, las personas LGTBI y las personas trans, pero debemos mantener un enfoque de clase y oponernos a las tendencias a escindir y dividir estos movimientos de la clase trabajadora. Estos prejuicios pequeñoburgueses son comunes en estos movimientos y organizaciones y, a menudo, dominan el punto de vista de sus dirigentes. Para lograr que esta intervención nos fortalezca y sirva para educar a nuestros militantes, necesitamos hacer un análisis científico marxista de cada uno de estos movimientos y como se expresan en los diferentes países.

La característica de estos movimientos es que presentan una naturaleza interclasista, y no puede ser de otro modo. Es importante reconocer esto cuando planifiquemos como vamos a intervenir, cuales van a ser nuestras consignas centrales, y como nos enfrentamos a las ideas confusas y los prejuicios pequeño burgueses que se manifiestan en su seno.

Debemos asegurarnos de que tratamos de intervenir con el objetivo de ganar especialmente a las capas de la clase trabajadora y la juventud de los barrios obreros que participan en estos movimientos para la bandera del socialismo revolucionario. Necesitamos intervenir con la idea de utilizar los métodos de lucha de la clase obrera y vincularlos con otros sectores de los trabajadores. Este ha sido el ejemplo de la sección española y las reivindicaciones de IR a favor de la huelga y de la huelga general.

Los antiguos sectores tradicionales de la clase obrera industrial se han debilitado numéricamente debido al declive de la industria manufacturera en muchos países de Europa y los Estados Unidos. Sin embargo, en Asia, África y América Latina, en algunos casos, ha habido un fortalecimiento de la clase trabajadora. A escala mundial, la clase obrera sigue siendo la fuerza más poderosa debido a su papel en la producción social y en la división internacional del trabajo. También hemos visto que otros sectores, como el transporte, las comunicaciones, etc., se han transformado en secciones potencialmente poderosas de la clase trabajadora, y comienzan a surgir nuevas secciones en logística y otros ámbitos de la producción, y una proletarización creciente de otros sectores sociales que antes formaban parte de las clases medias.

Otro aspecto crucial de esta discusión es la actitud que mantenemos hacia los sindicatos. Es un tema que ha surgido en el debate con los compañeros de Irlanda y en el CEI. En Irlanda, como en la mayoría de los países, la situación en los sindicatos es de una creciente burocratización y una reducción de la base de militantes activos. Por supuesto hay excepciones. La burocracia de los sindicatos ha actuado en general como un gigantesco freno para la movilización de la clase obrera, convirtiéndose en garante de la paz social y desprestigiándose por su colaboración con los recortes y la austeridad. En muchos países los sindicatos tradicionales han perdido apoyo entre capas de trabajadores, especialmente la juventud y los sectores precarios que generalmente no están organizados, lo que ha implicado que algunas luchas obreras se hayan expresado al margen de ellos o contra la burocracia de los mismos. En tales condiciones no podemos por supuesto adoptar una política de esperar a que se trasforme el aparato sindical oficial. Donde sea necesario es correcto desbordar el aparato oficial, organizar grupos de oposición de trabajadores, llevar a cabo acciones no oficiales, etc., Esto lo hemos hecho en numerosas ocasiones. Incluso durante la lucha del poll tax en Gran Bretaña el movimiento que dirigimos no fue a través de las estructuras sindicales oficiales que se negaron a actuar.

Al mismo tiempo, los sindicatos siguen siendo, y en algunos países son potencialmente, organizaciones de masas de la clase obrera y mantienen una base de masas. Es esencial que mantengamos una orientación sistemática hacia ellos haciéndoles exigencias e intentando construir grupos de oposición en la base.

Desgraciadamente, este no ha sido el enfoque de los compañeros en Irlanda del sur y de otros compañeros del CEI. Se argumentó que en Irlanda los compañeros habían llegado previamente a la conclusión de que la ira contra la austeridad no se reflejaría en los sindicatos debido a la degeneración total de sus líderes. También se argumentó que la CE y el CC irlandés se habían alejado de los sindicatos, con un plan para regresar más tarde y que no era necesario mantener una orientación sistemática hacia ellos. Esto se reflejó claramente en su propaganda política de ROSA en el sur de Irlanda durante la campaña a favor del derecho al aborto, donde no ha existido ningún llamamiento concreto que exigiera a los sindicatos acciones de lucha para movilizar a la clase trabajadora por este derecho. Esta actitud se llegó a justificar por parte de los compañeros de la dirección irlandesa recurriendo al ejemplo del ‘giro abierto’ que la sección inglesa llevó a cabo en los años noventa, y que implicó el abandono del trabajo entrista en el aburguesado Partido Laborista. Esto es un error. Nosotros siempre hemos dicho que nuestra orientación y nuestro trabajo en la base de los sindicatos de clase y los centros de trabajo son una necesidad estratégica para construir raíces entre los trabajadores, al tiempo que luchamos decididamente contra cualquier adaptación a la burocracia y su política. Esa ha sido siempre la posición de los marxistas.

El CIT debe, en su programa y actividad, campañas y propaganda, reafirmar la centralidad que para nosotros tiene el papel de la clase trabajadora en la lucha por el socialismo. Y esto es aún más necesario de subrayar cuando un movimiento consciente de la clase obrera no se ha puesto a la cabeza de la lucha.

Siempre hemos enfatizado la importancia de la juventud para el partido revolucionario. Estamos a favor de construir una base fuerte en las universidades y entre los estudiantes de secundaria. Estamos a favor de ganar estudiantes al partido revolucionario, incluidos aquellos que proceden de un entorno de clase media. En las etapas iniciales de construcción de nuestras secciones puede que sea necesario a veces comenzar con una base entre los estudiantes. Pero es esencial que tengan el punto de vista de la clase trabajadora y luchen para ganar una base obrera en nuestras secciones.

Es esencial que un partido revolucionario construya una base fuerte entre la clase obrera y especialmente entre los trabajadores jóvenes. No estamos de acuerdo con lo que algunos compañeros argumentaron en el CC de la sección irlandesa de que los estudiantes de enseñanza superior que proceden de un entorno de clase obrera tienen la misma conciencia que la clase obrera. Mientras en muchos países más estudiantes provenientes de la clase trabajadora acceden a una educación superior, su papel en la lucha de clases nunca será el mismo que el de los jóvenes trabajadores que desarrollan una conciencia colectiva como clase.

También han comenzado a emerger otras discrepancias importantes relacionadas con nuestra posición en la cuestión nacional. Los compañeros de la dirección irlandesa plantearon su desacuerdo con la postura que la sección española ha mantenido respecto a la crisis de Catalunya, y que fue ampliamente discutida en el CEI de noviembre de 2017 y defendida en numerosas declaraciones políticas que no habían sido cuestionadas anteriormente. Al mismo tiempo se han hecho evidentes las diferencias entre el SI y la dirección irlandesa respecto a la aplicación de elementos del método del frente único, particularmente con relación a los partidos nacionalistas pequeño burgueses y burgueses que tienen una base significativa entre la clase obrera.

Este conjunto de posiciones políticas fueron cuestionadas por los compañeros de la mayoría de la dirección irlandesa y por otros camaradas del CEI (entre los que se encuentran dirigentes de la sección griega, belga, sueca y estadounidense), que criticaron duramente al SI acusándolo de no entender las características e importancia de los nuevos movimientos de mujeres, LGTBI y medioambientales, y de no hacer suficiente énfasis en el trabajo hacia ellos. Incluso se llegó a afirmar que carecemos de una estrategia política para intervenir en los mismos, como planteó una de las compañeras dirigentes de la sección sueca. Evidentemente rechazamos estas acusaciones y nos reafirmamos en nuestras posiciones. Estos movimientos pueden tener, y tienen en muchos casos, un efecto radicalizador en la conciencia de capas significativas de los trabajadores, jóvenes y de sectores de las clases medias que participan en ellos. No obstante, necesitamos intervenir en estos movimientos para ayudar a las capas más avanzadas a extraer conclusiones sobre el papel que juega el sistema capitalista como la causa directa de su opresión, la necesidad de levantar un programa socialista y la posición central de los trabajadores en la lucha contra cualquier tipo de opresión, vinculando estos movimientos con el más amplio de la clase obrera, que sigue siendo la fuerza decisiva para cambiar la sociedad.

En nuestra opinión, estas son cuestiones fundamentales para el CIT y sus secciones. Los dirigentes de la sección irlandesa y los camaradas que les han apoyado contra las posiciones defendidas por el SI, se quejaron del “tono” del debate y de que hayamos utilizado en el transcurso del mismo el término “mandelismo” o advirtamos del peligro de degeneración que sufrió en los años noventa nuestro partido en Escocia. Protestaron insistentemente contra nuestra posición, y tomaron la utilización de estos términos como una agresión por nuestra parte. Sin embargo, lo que el SI y los partidarios de esta plataforma hemos hecho ha sido basarnos en caracterizaciones políticas. El mandelismo para el CIT ha sido una tendencia que ha rebajado el programa del marxismo hasta llegar a abandonarlo en la práctica, y que ha defendido un concepto y unos métodos de construcción del partido revolucionario que llevan a su completa liquidación. La misma tendencia desarrolló nuestra antigua sección escocesa. Las presiones y los peligros de estas desviaciones pequeñoburguesas y cómo afectan a algunos sectores del CIT son una realidad evidente, algo que quedó de manifiesto en la reunión del CEI. Defender al CIT contra esta deriva es la razón que nos ha llevado a organizar esta fracción.

La crisis actual estalló por los métodos empleados por la mayoría de la dirección irlandesa y la actitud del SI frente a ellos. Para responder a una actuación inaceptable y censurable de un compañero de la sección, C, una parte de la dirección irlandesa adoptó medidas que el SI consideró ajenas a nuestro régimen democrático. Las acciones fueron adoptadas por un pequeño grupo de dirigentes sin ser debatidas ni aprobadas por ninguna de las estructuras del partido elegidas democráticamente y tampoco de la internacional, que no fueron informados de la situación hasta casi dos meses después. A la mayoría de la CE Irlandesa y al SI no se les informó de esta situación hasta septiembre, a pesar de que este pequeño grupo de compañeros de la dirección tomó las medidas en julio cuando las discutieron en la escuela del CIT. Esto, como los otros pasos adoptados por este grupo dentro de la dirección irlandesa, en nuestra opinión rompe las normas del centralismo democrático y constituyen una amenaza a los derechos democráticos del partido.

El SI intentó discutir y resolver estas cuestiones con la dirección de la sección irlandesa. A mediados de septiembre tuvo lugar una reunión en Londres con el SI al completo. Más tarde dos compañeros del SI se reunieron con la CE irlandesa. Hubo un debate en el CC irlandés en octubre, en el que participaron cuatro miembros del SI y el camarada Philip St de Escocia. Sin embargo, a pesar de esas discusiones y debates los compañeros de la CE irlandesa insistieron en defender sus acciones. La reunión del CC irlandés respaldó la actuación del grupo de miembros de la CE irlandesa. Cuando se cuestionaron los métodos utilizados por parte de estos dirigentes, algunos compañeros del CC los defendieron sobre la base de que, dado el papel de estos compañeros habían jugado dirigiendo el partido, los métodos tenían que ser correctos. No aceptamos este argumento. En otras reuniones, las acciones de este grupo de dirigentes de la CE irlandesa se defendieron como “métodos proletarios”.

El SI no está dispuesto a aceptar o respaldar estos métodos que rompen las normas del centralismo democrático.

Las diferencias se trasladaron a la reunión del CEI. Desde el principio del CEI quedó claro que un grupo de dirigentes de varias secciones, Bélgica, Suecia, e Irlanda inicialmente, y Grecia y EEUU después, se habían coordinado para oponerse a la forma en que el SI estaba manejando esta cuestión, lo cual es su derecho. Este grupo actuó para defender a la dirección irlandesa de las críticas, argumentando que el SI quería desacreditar y aplastar a la sección irlandesa y provocar una escisión en el CIT. En la discusión con los compañeros, los miembros del SI simplemente afirmaron que dado el significado de las diferencias sobre métodos y programa era posible una escisión, pero eso dependería de cómo se desarrollara la discusión. En esta reunión del CEI, el SI propuso que los debates con la dirección irlandesa se discutieran abierta y públicamente sin proponer ninguna votación o decisión sobre ningún tema.

En la reunión del CEI este grupo de dirigentes se organizó desde el principio, se reunió en numerosas ocasiones al margen del plenario y actuó coordinadamente contra las propuestas y planteamientos del SI. Negaron que ellos fueran, o sean, parte de una fracción pero como señalamos funcionaron como una “fracción no fracción” en el período previo a la reunión y durante la misma.

Fue en este contexto en el que los aspectos políticos que hemos señalado salieron a la superficie en la reunión del CEI. Los partidarios de esta plataforma llegamos a la conclusión de que no teníamos otra alternativa que declarar una fracción. Esto se hizo para oponernos a los métodos y las ideas de la tendencia política que se había desarrollado durante el CEI agrupada por los dirigentes de la sección irlandesa, y también para permitir que las diferencias sobre el método y el programa puedan ser apreciadas claramente por toda la militancia de la Internacional.

Este paso provocó protestas airadas de los dirigentes griegos, belgas, irlandeses, estadounidenses, suecos y de otras secciones, que obviamente se negaron a reconocer que algunos miembros del CEI estaban actuando de hecho como una fracción, aunque no declarada entonces ni ahora. En julio de 1911 Lenin señaló: “En estas circunstancias, los gritos contra el ‘fraccionalismo’ están vacíos, especialmente cuando proceden de aquellos que acaban de formar su propia fracción. Seguramente es hora de comprender que los gritos contra el fraccionalismo sólo significan desviar la atención de la cuestión realmente importante, que de partido o antipartido contiene la actividad de las distintas fracciones”. (La situación de los asuntos del partido. Julio 1911).

Al finalizar la reunión, se nos presentó una resolución por parte de un camarada dirigente griego del CEI. En su argumentación defendiendo esta resolución, felicitó demagógicamente al CEI por adoptar una posición contra el SI y especialmente a los compañeros más jóvenes: “Y esto ha sucedido con camaradas muy jóvenes con poca experiencia como miembros del SI. Esto significa que dentro del CIT se está desarrollando un proceso poderoso de formación de cuadros”. También argumentó: “Creemos que tenemos la obligación de enviar un mensaje muy contundente al SI, de que sí están decididos a aplastar a la dirección irlandesa, porque este era el plan… si están decididos a aplastar a la dirección irlandesa, entonces tendrán que aplastar a la dirección belga y sueca, y tendrán que aplastar a la dirección de la sección estadounidense”. Sin embargo, todo lo que el SI había propuesto en el CEI era que se llevara a cabo una discusión y un amplio debate sobre los métodos utilizados por los dirigentes irlandeses, que creemos son indefendibles y no forman parte de los métodos utilizados en el CIT.

Durante dos días de discusión los compañeros irlandeses defendieron su investigación. En la resolución griega propuesta, se declaró que los dirigentes irlandeses reconocían ahora muchas de las críticas que el SI había planteado sobre la investigación confidencial, pero justo después se decía que este párrafo de la resolución solo debía distribuirse a las CE de las secciones y al CC irlandés. ¿Por qué tanto miedo a evitar que los miembros de la Internacional sean informados de esta conclusión? Nos parece inaceptable que tales conclusiones se mantengan sólo al nivel de las CE y los CC de las secciones del CIT. Inmediatamente después del CEI se celebró la reunión del CC de la sección irlandesa, que no tomó ninguna decisión con respecto a las críticas hechas por el CEI al grupo dirigente irlandés. El compañero irlandés que informó sobre la reunión del CEI en el último CC irlandés, después de celebrado el CEI, no hizo mención alguna a las críticas de la resolución del CEI hacia el CC irlandés y a la investigación, sino que se centró fundamentalmente en atacar al SI. La decisión previa del CC irlandés de aprobar las acciones “democráticas y principistas” tomadas por este grupo dirigente no se ha corregido ni modificado. La resolución griega, que fue adoptada por una mayoría de tres miembros de pleno derecho del CEI, era realmente un escudo protector colocado alrededor de los métodos antidemocráticos utilizados por el grupo dirigente de la dirección irlandesa. La mayoría del SI y los partidarios de esta plataforma encuentran esta actuación inaceptable en un Internacional trotskista.

El compañero que planteó la resolución griega argumentó que el SI tenía que aceptar la decisión de octubre del CC irlandés en apoyo a la actuación de la mayoría de la dirección en Irlanda y, aun manteniendo mientras sus críticas, pasar página. Sin embargo, el compañero presentó una resolución, aprobada por el CEI, que hacía críticas a la dirección irlandesa y que previamente habían sido rechazadas por el CC irlandés. La mayoría del SI y los defensores de esta declaración encontramos estos métodos inaceptables y antidemocráticos. Aceptar esta metodología es dar cobertura a acciones que rompen con el centralismo democrático, y crean el terreno para el surgimiento de camarillas. El SI no está dispuesto a admitir estos métodos.

Evidentemente los argumentos de estos compañeros iban al fondo del debate: el modelo de Internacional que queremos construir. El CIT no es una federación de partidos y grupos. Es una Internacional revolucionaria basada en el centralismo democrático. La dirección, el SI y el CEI, nunca ha adoptado el método de imponer burocráticamente una posición a las secciones nacionales. Pero esto no significa que los órganos de dirección deben cerrar los ojos ante errores o equivocaciones serias. El papel del Secretariado Internacional es intervenir políticamente cuando surgen cuestiones políticas y organizativas importantes en secciones y expresar con claridad sus ideas y opiniones, y hacer propuestas.

Durante este debate algunos compañeros han defendido que el SI debería intervenir como una dirección política que ‘medie’ en las disputas que surjan. No estamos de acuerdo con esta posición. Aunque algunas veces es correcto intentar mediar entre compañeros, la responsabilidad principal de la dirección de la Internacional es expresar su opinión política en cualquier debate o disputa. No pretendemos construir una Internacional laxa donde el papel del SI sea hacer un comentario político general pero no intervenir de una manera concreta en el trabajo de las secciones. Este no es el concepto de una Internacional revolucionaria unificada y basada en el centralismo democrático con la que estamos de acuerdo.

Cuando la dirección cree que se ha cometido un error serio sobre el programa, las tácticas o el método tiene la obligación revolucionaria de decirlo y debatir los problemas. Estos debates se deben conducir de una manera fraternal y democrática. Y cuando están en juego aspectos principistas, es inevitable que el debate adquiera un carácter más agudo. La diplomacia no se puede utilizar como una manera de enmascarar u oscurecer cuestiones políticas o tácticas serias. Este aspecto salió insistentemente en la reunión del CEI, con numerosos compañeros quejándose del “tono” del debate. En cualquier polémica o debate debe hacerse un esfuerzo por evitar las exageraciones o los excesos, pero son inevitables. No obstante, la cuestión central no es el “tono” sino el contenido político y el carácter de la Internacional. Es muy significativo que estos camaradas insistieran en el “tono” del SI, y nos acusaran constantemente de no entender que la sección irlandesa tiene una posición “muy especial” por su influencia de masas y la falta de cuadros, pero que al mismo tiempo se mantuvieran en silencio ante el hecho de que nuestro aparato en Irlanda del sur está formado por 27 liberados que están sustentados por los recursos estatales provenientes de sus posiciones electorales.

Ahora se ha abierto el debate en todo el CIT. Esperamos una discusión política abierta y honesta que pueda abordar las cuestiones y tareas decisivas que enfrentamos para construir partidos revolucionarios en esta nueva etapa histórica. Instamos a los compañeros a participar con él para esclarecer los métodos, y las tareas políticas y organizativas para intervenir en las batallas de la clase trabajadora, como vemos en Francia, Bélgica, Brasil, México, el Estado español y muchos otros países. Es un debate para preparar a las fuerzas revolucionarias para la era que ahora ha comenzado, y para discutir el programa, las tácticas y los métodos que necesitamos para construir una Internacional Trotskista revolucionaria de la clase obrera basada en el centralismo democrático.

Miembros del CEI y suplentes que firman:

Weizmann Hamilton (Sudáfrica)

Michael Koschitzki (Alemania)

Philip Stott (Escocia)

Clare Doyle (SI)

Peter Taaffe (SI)

Sascha Stanicic (Alemania)

Hannah Sell (Inglaterra & Gales, SI)

Judy Beishon (Inglaterra & Gales, SI)

Shaun Arendse (Sudáfrica)

Babara Areal (Estado español)

Juan Ignacio Ramos (Estado español)

Victor Taibo (Estado español)

Carla Torres (Mexico)

Miriam Municio (Estado español)

Miguel Campos (Estado español)

Felix Martinez (Venezuela)

Christine Thomas (Italia)

Jagadish Chandra (India)

Niall Mulholland (SI)

Ravi Chandra (Malaysia)

Srinath Perera (Sri Lanka)

Siri Jayasuriya (Sri Lanka)

Bob Labi (SI)

TU Senan (SI)

Tony Saunois (SI)

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