«El Tribunal estima que ni los actos internos ni los actos internacionales invocados por Marruecos indican, durante la época considerada, la existencia y el reconocimiento internacional de ligaduras jurídicas de soberanía internacional territorial entre el Sáhara Occidental y el Estado marroquí. Asimismo, y teniendo en cuenta la particular estructura del Estado citado, los actos mencionados no demuestran que Marruecos haya ejercido una actividad estatal efectiva y exclusiva en el Sáhara Occidental. Por otro lado, estos actos indican la existencia, en el periodo considerado, una ligadura jurídica de vasallaje entre el sultán y ciertas, pero sólo ciertas tribus nómades de este territorio […]El Tribunal opina que en el momento de la colonización española no existía entre el Sáhara occidental y el conjunto mauritano ninguna atadura de soberanía ni de vasallaje de tribus, ni siquiera una relación de inclusión en una misma entidad jurídica».
Dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, referente a la cuestión del territorio del Sáhara Occidental – 16 de octubre de 1975
Entrevista a Oubi Bucharaya, Delegado del Frente Polisario para Europa y la Unión Europea:
“A la vuelta a la guerra le ha seguido una ofensiva diplomática y la resistencia en los territorios ocupados”
Oubi Bucharaya salta con facilidad de idioma en idioma. En los minutos previos a la entrevista despacha con eficacia a varios colaboradores en francés, árabe y castellano. Su mirada y su tono, meditado y sosegado, transmiten tranquilidad, pese al frenético ritmo de trabajo que nos confiesa tener. Sobre sus hombros descansa el peso de todo el andamiaje diplomático saharaui en el viejo continente, es el Delegado del Frente Polisario para Europa y la Unión Europea (UE), un puesto de primer nivel en el organigrama de exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Antes, ya se había desempeñado como embajador en Sudáfrica y Nigeria, dos plazas fuertes para la causa saharaui en África. Bucharaya es miembro del Secretariado Nacional del Frente Polisario, máximo órgano de dirección y coordinación entre congresos, y representa a una nueva generación de cuadros políticos, que convive con la generación histórica que emprendió la guerra contra Marruecos.
El escenario internacional es fundamental en el conflicto saharaui. Ya ha pasado más de un año desde el reinicio de las hostilidades y hemos asistido a varios movimientos geopolíticos que han trastocado el tablero: el tuit de Trump [otorgando ‘soberanía’ a Marruecos sobre los territorios de Sahara Occidental – 10/12/20202], la sentencia de la Justicia europea, el reconocimiento de la RASD por parte de algunos países, los apoyos cruzados de distintos países… ¿Cómo describirías el actual escenario internacional?
■ El panorama internacional, en términos generales, es relativamente positivo para la causa saharaui, porque 30 años de olvido y estancamiento en el proceso de paz han supuesto un desgaste importante. Ahora, con la vuelta a la guerra se evidencia el colapso de la visión del Consejo de Seguridad de “gestionar” el conflicto en vez de “resolverlo”. La ruptura del alto el fuego es la prueba más visible de que esta política es un fracaso. Aunque todavía no se observa una toma de conciencia visible en el Consejo de Seguridad, las últimas discusiones muestran un interés creciente para cambiar el enfoque hacia el Sáhara Occidental. La antigua receta de gestión a costa de la resolución del conflicto, esconderse detrás de la figura del Enviado Especial del Secretario General y lavarse las manos se ha demostrado que es una fórmula que ya no vale. Habrá que cambiar de receta y de visión; la discusión sigue porque la última resolución no lo refleja, pero detrás de las puertas cerradas se puede observar una toma de conciencia visible.
Ahora, la guerra en el Sáhara Occidental no era nuestra opción, nos fue impuesta en 1975 y, de nuevo, en el 2020. Los hay que cometieron el error de pensar que era “una semana de guerra”, para instaurar su dominio sobre el Sáhara Occidental y lo que tuvimos fueron quince años de conflicto y treinta de ocupación; esos mismos vuelven a cometer, exactamente, el mismo error. Hay dos opciones, tanto para el Frente Polisario como para Marruecos. Como si fuese un combate de boxeo, se puede ganar por KO, con un golpe de gracia, o ganar por puntos al final del combate. Y en los dos escenarios ambos actores estamos metidos de lleno en esta dinámica. El Ejército Saharaui intenta dar un golpe en el campo militar, igual que lo hace Marruecos; pero, también, buscamos ganar puntos. Y, en este sentido, se enmarca exactamente el plan del Polisario de activar los tres frentes importantes: el militar, las zonas ocupadas y la acción diplomática.
Creo que, tras un año, hemos avanzado mucho en este sentido. Hemos avanzado en Naciones Unidas, porque todo el mundo creía que la decisión de Trump iba suponer un cambio radical y ahora se ve que prácticamente nada ha cambiado. Al contrario, los norteamericanos, aunque no lo digan claramente, en términos prácticos han renunciado a la decisión de Trump. Aunque las formalidades son otra cosa.
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El reconocimiento de la “marroquinidad” del Sáhara por parte de Trump se realizó una vez que se había confirmado su derrota electoral. La posición de la nueva administración norteamericana no es clara, discursivamente se defiende la legalidad internacional, pero no ha roto formalmente los pasos dados por Trump.
■ La posición dentro del Consejo de Seguridad es un reflejo de la correlación de fuerzas sobre el terreno. Nosotros hemos iniciado un proceso para cambiar esta correlación: la lucha armada, la activación de la resistencia en territorios ocupados y, también, la activación de la acción diplomática. Esperamos que dentro de poco veamos un cambio gradual en esa correlación, que se puede, incluso, respirar ya en la Región. No son suficientes, hasta ahora, para tener un impacto visible a nivel de Nueva York, pero llegará, seguramente.
Que EEUU no haya revocado formalmente la declaración de Trump no supone un gran problema, puesto que los hechos prácticos reflejan exactamente una renuncia a esa postura: la posición en la ONU, el Pentágono, la negativa de hacer ejercicios del AFRICOM [Mando Combatiente Unificado del Departamento de Defensa de Estados Unidos] en territorios ocupados y la gran promesa de un consulado en Dajla que ya se ha abandonado y hasta ha sido vetado por el Congreso. En EEUU hay un avance que se ve dentro de los legisladores y de la Administración, no ha llegado hasta el nivel de transmitir un mensaje claro a Marruecos, pero esperamos que va a llegar, sobre todo por las dinámicas internas del conflicto y la Región, porque la guerra del Sáhara puede generar una inestabilidad aún mayor.
Dentro de ese “frente diplomático”, África juega un papel clave. La RASD fue miembro de la Organización de la Unidad Africana (OUA) y miembro fundador de su sucesora la Unión Africana (UA); motivo por el que Marruecos abandonó la organización en 1984, hasta que reingresó en 2017. ¿Qué diagnóstico hace el Frente Polisario al respecto?
■ A nivel de la Unión Africana, Marruecos volvió al organismo con nosotros, tras haber fracasado al intentar excluir a la RASD desde el exterior, durante 30 años. Ahora, han llegado al análisis de que deben hacerlo desde el interior y han entrado con una arrogancia propia de Marruecos. Ellos tenían dos objetivos entrando en la UA; por un lado, expulsar a la RASD, algo en lo que han fracaso ya que seguimos participando, en la misma condición que Marruecos, en las cumbres internacionales. Y, en segundo lugar, perseguían apartar a la UA de toda iniciativa en la dinámica de resolución del conflicto y, contrariamente, la UA fue la primera y casi la única organización internacional que respondió casi inmediatamente tras el colapso del proceso de paz. Se organizó una conferencia en diciembre, y una cumbre del Consejo de Paz y Seguridad el 9 de marzo de 2021, donde los términos fueron realmente tan claros que no dejan ninguna duda para Marruecos; eso que explica la reacción de Bourita [ministro de Asuntos Exteriores alauí, dinastía reinante en Marruecos], diciendo que no les concernía. Siendo miembro de la UA no puedes decir que eso no te concierne, es una declaración que muestra realmente el fracaso de la diplomacia marroquí, en este sentido. Y hasta en la Región del Magreb todo el mundo es consciente de que el trasfondo de esta tensión es el Sáhara Occidental. Se ve toma de conciencia dentro de Mauritania, Túnez y Argelia. Esperemos que algún día, también, ocurra en España, porque las tensiones no se pueden arreglar sin que haya una solución justa al conflicto del Sáhara Occidental. Un futuro de estabilidad y prosperidad en la Región pasa, necesariamente, por el arreglo del conflicto.
Imagen de la entrevista realizada por Néstor Prieto a Oubi Bucharaya
Te desempeñas, desde hace años, como Delegado en Europa; un lugar estratégico por el peso internacional que tiene la UE o el volumen económico que mantiene el club comunitario con Rabat. Aunque ha habido una importantísima victoria legal, hace poco tiempo, en el viejo continente, la RASD aún no ha sido reconocida por ningún país. ¿Cuáles son los objetivos generales de la Delegación que diriges?
■ Hay dos aspectos, el primero es la vuelta de la causa saharaui a los radares de la escena europea y, por otro lado, la sentencia del TGUE [Tribunal General de la Unión Europea] sobre los acuerdos de pesca y el recurso del Consejo Europeo. Respecto al segundo de los aspectos, hasta resolución dentro de un año vamos a tener que trabajar en la promoción del pueblo saharaui. Tenemos el objetivo general hacia las instituciones de la UE en Bruselas y concentramos la acción en el Parlamento Europeo, donde contamos con un intergrupo muy activo, pero tenemos la obligación de activarlo aún más, especialmente en este contexto. Uno de los problemas que tenemos es el de la comunicación y cómo garantizar una buena cobertura de los medios; se ha hecho un viaje en octubre a la Guerra, que ha dado sus frutos y tenemos que seguir en este sentido. Y, a nivel individual, hay varios países que se presentan como la prioridad para nosotros, para mantener un trabajo más sistemático y sostenido como son Francia, España, Alemania y, también, los países nórdicos en su conjunto, por su tradición de solidaridad. Creemos que 2022 y 2023 serán dos años determinantes para el futuro del Sáhara Occidental, seguramente, si no resuelve el conflicto, se sentará la base para la resolución y estamos obligados a redoblar los esfuerzos en todos los ámbitos.
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Incidiendo en este último aspecto, en la UE hay varios países clave como Francia, principal aliado de Marruecos; Reino Unido, miembro del Consejo de Seguridad junto con París; o España, potencia administradora de jure del territorio. ¿Qué estrategia sigue el Frente Polisario con estos actores?
■ Hay varios aspectos recientes, muy relevantes. La sentencia respecto a los acuerdos de pesca es uno, pero también la resolución del Parlamento Europeo sobre la crisis migratoria en Ceuta, entre Marruecos y España. En aquella decisión podía haberse evitado cualquier alusión al Sáhara Occidental, sin ningún problema, porque no se trataba de ese tema sino del uso de Marruecos de menores; aun así, los legisladores han insistido en incluir un párrafo sobre el Sáhara Occidental, que era, explícitamente, una respuesta al tuit de Trump. Tras la decisión del 29 de septiembre, declarando ilegales los acuerdos de pesca UE-Marruecos el panorama es mucho más que prometedor, legalmente; pero, también diplomáticamente. Esta sentencia confirmó lo que ya se había dictado en 2016, que son dos territorios separados y Marruecos no tiene soberanía para explotar los recursos; pero, esta vez se aclararon dos cosas: que las consultas llevadas a cabo por la Comisión no pueden sustituir el consentimiento original y libre del pueblo del Sáhara Occidental y ese margen de maniobra se reduce. En segundo lugar, la personalidad jurídica del Frente Polisario para poder actuar defendiendo el territorio y su población ante instancias europeas. Legalmente, tiene un valor extraordinario; diplomáticamente también, porque ahora el Polisario tiene un empuje, ahora hay más base para aspirar a tener reconocimiento diplomático del Frente Polisario como movimiento de liberación nacional, porque lo dice la propia Justicia europea. Aunque se ha recurrido de la decisión, con toda certeza se sabe que va a resolverse en un año. También, hay una crisis abierta con España y Alemania. Marruecos deja de tener esa imagen romántica y turística dentro de la opinión pública europea, sobre todo en dos países fundamentales, como España, que tiene una relación especial con el territorio, y Alemania. Marruecos es un país chantajista e irresponsable. Nosotros tenemos un buen panorama y escenario y debemos estar a la altura de este contexto, para poder avanzar.
Sobre la situación entre Marruecos y Alemania, tras la crisis que ha marcado todo 2021, parece que Rabat está buscando cerrar esa página con el nuevo gobierno alemán. Los últimos gestos de ambas partes parecen apuntar en esa dirección, el primer comunicado del nuevo gobierno alemán sobre Marruecos reconocía su papel como socio y mencionó la propuesta de autonomía para el Sáhara y la resolución del conflicto dentro de la legalidad internacional. ¿Cómo lo valoras?
■ La posición alemana, en el fondo, es la misma, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha confirmado la posición que todo el mundo conoce y que es la misma posición que llevó a la crisis con Marruecos. Que Alemania haga una referencia al plan de autonomía de Marruecos no quiere decir que esa sea su propuesta o que la avale; solamente constata que Marruecos ha hecho esa propuesta. La posición de Alemania es la de respeto al Derecho Internacional y a las Naciones Unidas. Marruecos, que se siente aislado, ha hecho una interpretación fuera de lugar del comunicado de Relaciones Exteriores alemán.
¿Y qué hay de la posición de otros dos países fundamentales, como Francia y España?
■ Francia mantiene su posición histórica, se instala en su visión de África con Marruecos como su referencia. Pero, también creo que el gobierno galo y la opinión pública ha recibido el mensaje claro de que los pueblos de la Región están hartos, ya, de esa preferencia, a costa del resto de países.
El país donde aspiramos, realmente, convencer es España, y tiene razones de sobra para hacerlo. Su política anterior al 13 de noviembre [día de ruptura del alto el fuego] podía responder al contexto, pero ahora hay una nueva realidad y el Gobierno tiene la obligación de adaptarse a ella. Hay una guerra donde España asume una gran parte de responsabilidad histórica; hay una tensión en la Región que puede estallar en cualquier momento y lo haría a pocos kilómetros de la frontera con España. Marruecos ha optado por desequilibrar el esquema tradicional de la Zona y quiere romper todos los parámetros, y España es un objetivo. La crisis Ceuta debe haber dejado un mensaje claro de que ceder solo alimenta el apetito de chantajear más. Desafortunadamente, hasta ahora no hemos encontrado un cambio desde Madrid. Al contrario, España ha gestionado con éxito su última crisis con Marruecos y ha salido vencedor; pero, irónicamente, se comporta como si hubiese perdido. Nosotros vamos a seguir apelando al Gobierno a que realmente haga una buena lectura de la situación y repetimos que no aspiramos a que España y Marruecos tengan una mala relación y mucho menos una ruptura; las malas relaciones no tienen por qué suponer, necesariamente, un buen escenario para nosotros. Al contrario, buenas relaciones pueden ser positivas para que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación, siempre que el gobierno de España use esas buenas relaciones para saldar su deuda con los saharauis; algo que no se ha hecho, hasta ahora, ya que todos los gobiernos han mantenido como prioridad complacer a Marruecos. Igual que la fórmula empleada estos años por el Consejo de Seguridad ha fracasado, lo mismo ocurre con España; el complacer a Marruecos, a cualquier precio, no funciona y la mejor prueba es la crisis de Ceuta. Se debe adoptar una nueva visión y creo que España, después de lo ocurrido, está mejor posicionada para tratar esta problemática desde un punto de vista diferente. El Magreb es una realidad cultural, social y estratégica, mucho más allá de Rabat.
Marruecos y el Frente Polisario protagonizan una pugna diplomática en la Unión Europea. El Frente Polisario apela al Derecho Internacional como fundamento de su actuación y confía que los años 2022 y 2023 “serán clave” en la resolución del conflicto.
Desde el Frente Polisario se conjuga la opción militar y la política. ¿Es compatible la negociación para resolver el conflicto, mientras se mantienen las hostilidades? ¿Y, más concretamente, cuál es el marco que reclaman las autoridades saharauis?
■ No es incompatible. El alto el fuego, antes del 13 noviembre de 2020, era un instrumento en manos de Marruecos para consolidar su ocupación militar del territorio. Dejó de ser una etapa preparatoria a la descolonización del territorio, pasando a ser un instrumento, en manos de Marruecos, para consolidar su ocupación. Para muchos de nuestros combatientes, el alto el fuego antes del 13 de noviembre era el equivalente a ser guardias de la ocupación de su propia patria. Políticamente el alto el fuego dejó de tener algún sentido y, por eso, estalló la guerra.
Naciones Unidas y, sobre todo, el Consejo de Seguridad, fallaron, en todo. Porque resolver el conflicto dejó de ser una prioridad y han tomado la costumbre de “gestionar el conflicto”, y eso supone mantener el estatus quo, perpetuar la ocupación del territorio. Si se abandona esta visión, ya sabemos cuál es el camino; el Consejo de Seguridad debe hacer el ejercicio necesario de sentarse con las partes, los expertos, los antiguos enviados especiales y saber en qué hemos fallado durante treinta años. Y, a partir de ahí, salir con las condiciones necesarias para fijar la hoja de ruta que, para nosotros, debe contener tres elementos: determinar, con claridad, objetivo final, calendario y garantías. Sobre el objetivo, durante los últimos años las resoluciones invitan a la confusión y ello condicionó el fracaso de todos los enviados personales, porque, al fin y al cabo, no tenían el mandato claramente determinado. Hay que determinar cuál es el objetivo final, que es la descolonización del territorio y la organización de un referéndum como se acordó en 1991, por ambas partes. Segundo, el calendario, porque treinta años perdidos es mucho tiempo y nadie, ni en el Sáhara Occidental ni en la Región tiene el ánimo de reproducir la misma experiencia; el calendario debe ser fijado de manera clara. Y el tercer elemento deben ser las garantías, el Consejo de Seguridad debe garantizar el cumplimiento de la hoja de ruta.
Si no se hace este ejercicio se puede nombrar a quien quieran, pero todos estarán condenados al fracaso, porque el Consejo de Seguridad aún está instalado en la lógica de la gestión y no hay un mandato claro. Si se llega a la conclusión de que hay que adoptar una nueva visión, por supuesto que hay cabida a una solución política que es compatible con la guerra, que es una forma de resistencia sobre el terreno. La Historia nos ha dado muchos ejemplos, la mayoría de conflictos se ha resuelto con la correlación paralela entre la acción de resistencia en el terreno y la acción política.
Para ampliar: El Caso Ghali, entre el espionaje, el lawfare y la zona gris
También, eres miembro del Secretariado Nacional del Frente Polisario, el máximo órgano de dirección. Especialmente desde el reinicio de las hostilidades, el número de mensajes y noticias calificando al Polisario de “organización terrorista” y similares han aumentado. Esto se vio, con claridad, en el denominado Caso Ghali [entrada en España, por necesidad urgente de tratamiento médico, del líder del Frente Polisario Brahim Ghali] y el intento de lawfare. ¿Cómo se responde a esta estrategia comunicativa?
■ Para nosotros, tachar la imagen del Frente Polisario y difamar forma parte de una estrategia muy antigua por parte de Marruecos. Nosotros, creo que hemos hecho prueba de transparencia en muchas cosas; por ejemplo, en cuanto al tema de Derechos Humanos es Marruecos quien está a la defensiva, nosotros hemos defendido que la MINURSO [Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental] monitoree los Derechos Humanos tanto en los campos de refugiados como en los territorios ocupados; pero, ellos lo rechazan. En los campamentos, todas las organizaciones internacionales están presentes y los visitantes extranjeros vienen por miles. Lo que pasó, recientemente, con nuestro presidente en España, fue sólo una excusa para instrumentalizar un hecho aislado y humanitario, no apenas contra el Polisario sino también contra España. Creo que el presidente lo ha gestionado de la mejor manera, respondiendo a la justicia española y las sentencias hablan por sí solas. Esta es la realidad, y Marruecos la utiliza mediante lobbies, en países concretos, son campañas que no tienen vida más allá de unos días.
* Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca. Intentando ofrecer una visión crítica de la geopolítica. Militante. He cubierto y vivido sobre el terreno los procesos migratorios en Grecia, Italia y Melilla. Ahora escribo sobre América Latina.
La República Árabe Saharaui Democrática – RASDhttps://saharaoccidental.es/sahara/la-rasd/embed/#?secret=rdkAg7bbT6