por Hugo Rodríguez
(Imagen: Delegados del Partido Obrero Socialista al Congreso de la Federación Obrera de Chile, 1919)
A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Chile tuvo un enorme crecimiento económico gracias al auge del salitre y la explotación minera, esto derivado de los territorios arrebatados a Perú y Bolivia luego de la guerra del pacífico, sin embargo, esta riqueza solo beneficiaba a la oligarquía nacional y las empresas extranjeras principalmente inglesas.
La fundación del POS se da en un contexto histórico de creciente conciencia de clases y movilización obrera en Chile y su objetivo principal era defender los intereses de los trabajadores y luchar por la mejora de sus condiciones de vida.
Bajo La dirección de Luis Emilio Recabarren el 4 de Junio de 1912 fue fundado el Partido Obrero Socialista (POS) como una escisión de lo que era el Partido Demócrata que a juicio de los trabajadores se había ido alineando cada vez más con los intereses de la burguesía y ya no representaba de manera eficaz los intereses de la clase obrera.
El POS en 1922 se afilió a la Internacional Comunista, convirtiéndose en el Partido Comunista de Chile.
Después de 113 años, la historia vuelve a repetirse para la clase trabajadora y vemos como los partidos tradicionales que la representaban, al igual que en el siglo pasado, se han alineado con las políticas neoliberales, haciendo necesaria la creación de un nuevo partido que represente genuinamente los intereses de clase.
Hoy día la institucionalidad se ha perfeccionado y hace mucho más difícil la organización de un nuevo referente de izquierda que reivindique las luchas históricas de las y los trabajadores.
La burguesía y las elites políticas condenan cada día a más precariedad a la masa trabajadora, pobladores y juventud, condenándolas a la falta de viviendas a una educación deficiente y cara y a un sistema de salud que privilegia lo privado por sobre la salud pública.
Es tiempo de levantar como en aquellos años a inicio del año 1900 una alternativa que defienda los intereses de la mayoría trabajadora, que eduque y entregue las herramientas necesarias para recuperar la conciencia de clase y dirija la lucha hacia el objetivo claro y final que es la toma del poder por parte de la clase trabajadora.
La revolución la hacen los pueblos, como decía Allende. Pero sin un partido que la dirija, todo esfuerzo será en vano.
Hoy más que nunca están dadas las condiciones para una transformación de la sociedad, con los avances de la ciencia y la tecnología, no hay ninguna razón para que falten viviendas, para gente pase hambre, para que una inmensa mayoría de nuestra juventud sea condenada a una educación de mala calidad y a reproducirse como mano de obra barata.
Hoy día están dadas las condiciones para levantar una sociedad de la abundancia con todas las necesidades básicas satisfechas, solo falta la organización que conduzca la lucha hacia ese objetivo final.
La sociedad Socialista nos espera y es la única solución para salvar a la humanidad y al planeta de la depredación capitalista.
