Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.
El gobierno israelí sometió a Gaza a un bloqueo total durante más de dos meses, hasta el 19 de mayo. No se permitió la entrada en el territorio de alimentos, medicinas ni siquiera agua, lo que provocó la muerte de al menos 57 niños por inanición, desnutrición masiva y falta de vivienda.
Incluso la semana pasada, tras el levantamiento del bloqueo, sólo se permitió el acceso a 388 camiones, frente a los más de 2.000 semanales que entraban antes de la invasión de 2023. Para los civiles de Gaza, la vida es un infierno.
A esta situación se ha sumado la «Fundación Humanitaria de Gaza» (GHF, por sus siglas en inglés), una organización dirigida por mercenarios estadounidenses que ha establecido centros de ayuda e intenta usurpar a las Naciones Unidas (ONU) como principal distribuidor de ayuda. El martes 27 de mayo se inauguró un complejo de la GHF en el sur de Gaza. La entrada se vio inundada inmediatamente por palestinos desesperados por conseguir alimentos y medicamentos. Las vallas cedieron bajo el peso de la multitud, y masas de personas treparon al edificio, cogiendo lo que podían para alimentarse y alimentar a sus hijos. Las FDI intervinieron con fuego real, con el resultado de al menos un muerto y 48 heridos.
Hay tres emplazamientos del GHF establecidos en el sur del territorio y sólo uno cerca del norte, donde aún vive aproximadamente la mitad de la población. Esto significa que los civiles, incluidos ancianos, niños y discapacitados, tendrán que recorrer 30 km a través de una zona de guerra con la esperanza de recibir un paquete de alimentos.
Esto es coherente con el objetivo del gobierno de Netanyahu de desplazar a la población del norte de Gaza hacia el sur, con la intención de expulsar a todos los palestinos de la zona hacia campos de prisioneros al otro lado de la frontera egipcia, o simplemente hacia el desierto. Su régimen pretende controlar todos los territorios palestinos, echar por tierra cualquier perspectiva de creación de un auténtico Estado palestino y aplacar a los partidos de extrema derecha dentro de su gobierno de coalición.
Es vital mantener la presión de las masas sobre los gobiernos internacionales, que evalúan constantemente qué acción (o inacción) pueden salirse con la suya a los ojos de su propia población, incluida la británica.
En Gran Bretaña se han producido constantes protestas masivas en solidaridad con los palestinos. La elección de cuatro diputados «independientes de Gaza» más Jeremy Corbyn, antiguo líder de izquierdas del Partido Laborista, en las elecciones generales de 2024, fue un disparo en la proa del gobierno entrante del primer ministro laborista del Reino Unido, Keir Starmer. Si la clase obrera diera nuevos pasos hacia el desarrollo de su propia voz política independiente de los laboristas, aumentaría esa presión.
La acción de los trabajadores en Gran Bretaña y en otros lugares contra los patrones capitalistas fortalece las luchas de las masas palestinas y de los trabajadores de todo Oriente Medio, incluido Israel. El CIT lucha para que la clase obrera desarrolle sus propios partidos de masas que puedan luchar para poner fin al dominio de los capitalistas y lograr un cambio socialista.
-Poner fin al asedio de Gaza y a la ocupación de todos los territorios palestinos. Por la retirada permanente del ejército israelí de esas zonas.
-Una lucha de masas de los palestinos, bajo su propio control democrático, para luchar por la liberación.
-La construcción de partidos obreros independientes en Palestina e Israel y vínculos entre ellos.
-Un Estado palestino independiente y socialista, junto a un Israel socialista, con derechos democráticos garantizados para todas las minorías, como parte de la lucha por un Oriente Medio -socialist.a
-No confiar en los políticos capitalistas a nivel internacional. Luchar por construir partidos obreros que defiendan el socialismo y el internacionalismo.
