por Pedro Albornoz.
A más de 2 años de asumido el gobierno del Frente Amplio, el Partido Comunista y la ex Concertación; se hace más evidente que nada fundamental ha cambiado para las y los trabajadores.
Esta nueva coalición que decía impugnar al viejo sistema y sus partidos, ha terminado por continuar las políticas neoliberales del pasado. Como resultado, las condiciones de abuso, corrupción y desigualdad han empeorado.
El 50% de los trabajadores gana menos de $503 mil mensuales y 2 de cada 3 trabajadores gana menos de $700 mil líquidos. La Fundación SOL, señala que tras la pandemia se reactivó el mercado laboral, pero el 44% de los nuevos puestos de trabajo son informales, es decir, sin condiciones mínimas de seguridad social ni estabilidad laboral.
La precarización del trabajo lleva a que más de la mitad de los trabajadores no alcancen a llegar a fin de mes y vivan endeudados.
La otra cara de la moneda muestra que el 0,1% más rico de la población – 18.000 personas aproximadamente -, tiene un ingreso per cápita mensual de 82 millones de pesos. ¡O sea, ahí un hogar de 3 personas está teniendo ingresos mensuales de 250 millones de pesos!
En cuanto a la seguridad social, las miserables pensiones dependen del 70% que paga el Estado y la la Pensión Garantizada Universal; pero el fracasado sistema de las AFP sigue y lo único que se discute es qué hacer con un 6% adicional. Hay una enorme falta de viviendas, además
de persistir las carencias crónicas del sistema público de salud y educación.
Este gobierno ha terminado por hacer suyas las principales políticas de la derecha y los empresarios, dejando de lado las demandas de los trabajadores. Por ello, no tiene ningún sentido esperar alguna respuesta de la actual administración.
El descontento crece en diversos sectores sociales ante las promesas no cumplidas por el gobierno. Esto ha presionado hacia arriba, forzando a las dirigencias sindicales a llamar a un paro en abril pasado.
Lamentablemente, diversos dirigentes de la CUT por una parte plantean críticas al gobierno, pero por otro lado quieren apuntalar al gobierno ante los ataques de la oposición, con estos llamados a movilización. Políticas como estas no hacen más que debilitar la organización de nuestra clase y fortalecen las posi- ciones de los patrones y la derecha.
Lo fundamental ahora es promover la acción independiente de los trabajadores, levantando una agenda de lucha por los profundos cambios que la sociedad demanda. Los trabajadores sólo podemos confiar en nuestra propia fuerza.
Hay que construir un plan de lucha hacia una Huelga General de verdad La CUT, los trabajadores portuarios y sus organizaciones sindicales, el Colegio de profesores, la Confech, deberían convocar a una Huelga General de verdad, con real participación de los trabajadores de base, con asambleas en los lugares de trabajo, donde se discuta un programa de demandas y acciones concretas. Esto debe sumarse a un llamado a la unidad de todos los oprimidos; trabajadores, pobladores, estudiantes, organizaciones de mujeres, pueblos originarios y todas las organizaciones populares de la sociedad.
La actual situación de abusos, desigualdad y corrupción es el resultado final de un sistema incapaz de responder a las necesidades de las grandes mayorías, el capitalismo neoliberal. Ante esto los trabajadores y oprimidos deben entrar en acción y dar una respuesta; de manera de construir una propuesta política independiente de clase que nos permita llevar adelante una lucha exitosa por transformar este podrido sistema.
Necesitamos luchar por un verdadero gobierno de los trabajadores, que plantee cambios revolucionarios como respuesta a la actual crisis. Que promueva la más amplia democracia y deliberación de la comunidad para decidir su destino. Donde la gestión y control de la economía este al servicio de las grandes mayorías y no de un puñado de multimillonarios.
En eso consiste la transformación de la sociedad en líneas genuinamente socialistas y democráticas.