por Celso Calfullan
El gobierno de Piñera quiere dejar amarrado la concesión del litio a empresarios privados, esto a pesar de que representantes del gobierno electo han pedido a la Moneda que se retrase esta licitación para poder estudiarla.
Pero igual el gobierno de los empresarios quiere dejar amarradas estas concesiones, sin tomar en cuenta tampoco que lo se decida en la Convención Constitucional sobre las riquezas básicas de este país y la nueva constitución que emanara de esta.
Como sabemos Chile tiene grandes yacimientos de litio, que son esenciales para los cambios que se necesitan realizar en el mundo para tener una energía más limpia. Pero los intereses de las grandes empresas mineras están chocando con los intereses de amplios sectores de la población, que ven cómo se destruye su habitad, como los dejan sin agua y ellos no se benefician en nada, todo lo contrario, solo podemos ver cómo crece la desigualdad, lo que nos lleva a pensar como el actual sistema de producción no sirve a todos los habitantes de este país.
Está claro que en la futura constitución, se deben tomar en cuenta estos temas, como la crisis climática y ecológica debiera jugar un papel determinante en el tipo de leyes que se deben elaborar para proteger el medio ambiente.
En una nueva constitución también debiera determinarse el futuro del litio, que tenemos en el norte de Chile.
El litio es un componente esencial de las baterías, a medida que la economía mundial busca alternativas a los combustibles fósiles para frenar el cambio climático, la demanda y los precios de litio se van a aumentar y esto puede llegar a ser muy beneficioso si estos recursos son usados para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población.
Las empresas mineras en Chile, son el segundo productor de litio del mundo y están ansiosas por aumentar la producción y sus enormes ganancias. Sin embargo, se enfrentan a una creciente oposición de los chilenos y algunos expertos que argumentan que el modelo económico del país, basado en la extracción de recursos naturales, ha cobrado un costo ambiental demasiado alto y no ha logrado distribuir los beneficios a todos los ciudadanos, pero si sus efectos negativos.
Luego está la crisis por el agua, con una sequía que sigue aumentando, que por un lado es efecto del cambio climático, pero también del modo de producción de las mineras, la Convención Constitucional entre otras cosas también debiera decidir quiénes son los dueños del agua, en la futura constitución.
La dictadura de la derecha encabezada por Pinochet y más tarde los gobiernos de la Concertación, abrieron el país a las inversiones mineras y de paso también permitieron que los derechos de agua, quedaran en manos privadas, un caso único en el mundo.
Chile ha sobrevivido explotando sus riquezas naturales, como el cobre, el litio, la pesca indiscriminada, las forestales entre otras cosas. Lo que llevo a algunos a hablar de la prosperidad chilena, llegando a definirlo en un momento como el “jaguar” de América Latina, pero esta no era la situación de toda la población, donde estaba aumentando una gran frustración por la enorme desigualdad existente en el país, como quedó demostrado en octubre de 2019.
Una quinta parte del litio mundial es producido por Soquimich, la mayor parte de esto se produce en el desierto de Atacama, pero esto finalmente solo se beneficia a la empresa que le entrego el dictador Pinochet a su entonces yerno, Ponce Lerou.
La situación que enfrenta hoy Chile, no es solo de este país, en todo el mundo hoy se está discutiendo de qué manera enfrentar el cambio climático y el daño al medio ambiente, la pérdida de biodiversidad, junto con el crecimiento de la desigualdad que sigue aumentando a pasos acelerados.
Lo que está claro es que estas riquezas naturales que son de todos los habitantes de este país, no pueden seguir en manos del 1% más rico de la sociedad, que las usa en su directo beneficio, sino que deben servir para mejorar las condiciones de vida del conjunto de la población del país y esto solo se lograra nacionalizando estos recursos y pasándolos bajo control democrático de los trabajadores.
Celso Calfullan.
