Tony Saunois
Secretario del Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.
Tras una campaña electoral muy polarizada y agria, el partido de derecha, el Partido Popular (PP), ha salido victorioso en las elecciones autonómicas de Madrid.
Liderado por la ultraderechista Isabel Ayuso, el PP se ha erigido en ganador, arrebatando escaños y votos a la derecha populista de Cuidadanos. El PP aumentó el número de escaños en 35 (alcanzando los 65 escaños), y aumentó sus votos en 864.000, procedentes principalmente de Cuidadanos. La parte fascista aún más derechista, VOX, aumentó su voto en 35.000 y el número de escaños en el parlamento en uno, alcanzando los 13 escaños en total. Esto es claramente un retroceso y un golpe para la clase obrera en el estado español y para la izquierda.
Todo ello a pesar de las fuertes críticas a Ayuso por su gestión de la pandemia del Covid-19 y el alto índice de muertes en Madrid. A los residentes de las residencias, que ella había privatizado, simplemente se les dejó morir. Sin embargo, fue capaz de apelar de forma populista a los propietarios de cafés y bares y a los pequeños negocios, exigiendo que permanecieran abiertos debido a la devastación a la que se enfrentaban.
El mayor perdedor fue el partido «socialista» (socialdemócrata), el PSOE, que obtuvo el peor resultado de su historia en unas elecciones en Madrid. En 2019 el PSOE fue el partido más votado y con más escaños en la comunidad autónoma de Madrid. En esta ocasión ha caído al tercer puesto y ha visto cómo el número de escaños bajaba de 37 a 24. Unidas Podemos aumentó ligeramente el número de escaños, pasando de 7 a 10, mientras que la escisión por la derecha de la misma, Más Madrid, se convirtió en el segundo partido más importante llevándose muchos de los votos del PSOE.
Este resultado es una clara advertencia para la clase trabajadora en el Estado español y en toda Europa, de la amenaza de la extrema derecha. El fracaso del PSOE en el gobierno, en coalición con Unidas Podemos, para transformar la sociedad y en su lugar operar dentro de los límites del capitalismo, ha creado un vacío que la derecha y la extrema derecha pueden pisar de forma populista. PODEMOS, al entrar en el gobierno con el PSOE, se dejó aprisionar y no ofreció una alternativa socialista radical y se aisló de las luchas sociales que llevan a cabo los trabajadores y la juventud.
Esto tiene lecciones cruciales para la izquierda en toda Europa – especialmente para las llamadas «nuevas» fuerzas de izquierda, como PODEMOS. El hecho de no defender un programa y una estrategia socialistas alternativos y combativos para las luchas de la clase obrera y la juventud, da la oportunidad a la derecha de intervenir. Buscar un compromiso con la llamada «izquierda moderada» lleva a que la «izquierda» sea debilitada y/o derrotada. El fracaso de los corbynistas en Gran Bretaña para enfrentarse a la derecha en el Partido Laborista condujo a la contrarrevolución llevada a cabo por Keir Starmer, contra la que no han podido luchar eficazmente.
La profundidad de la crisis del capitalismo y sus consecuencias sociales ha expuesto la debilidad política de la «nueva izquierda» en mayor medida. La situación polarizada que existe en muchos países los ha encontrado débiles y tambaleantes, sin ofrecer una alternativa de clase independiente. Esto se reflejó en las elecciones de Madrid y en las posteriores. En estas elecciones, Pablo Iglesias encabezó la campaña de PODEMOS tras renunciar a su cargo de vicepresidente del gobierno federal.
Los errores de PODEMOS
Fue un gran error para PODEMOS entrar en el gobierno con el PSOE. Esto tiene importantes lecciones para la izquierda socialista en España e internacionalmente. Debería haber votado en el parlamento para permitir que el PSOE formara gobierno, pero permaneciendo fuera, votando cada legislación caso por caso – apoyando cualquier propuesta que beneficie a los trabajadores y a la juventud, y oponiéndose a todo lo que ataque los intereses de la clase trabajadora. Esto le habría permitido mantener su independencia y un programa socialista. Ahora está pagando el precio de esta posición equivocada.
La derecha realizó una campaña muy polarizada. Ayuso tuiteó que la elección era «comunismo o libertad». La naturaleza polarizada de la campaña quedó ilustrada por las amenazas de muerte contra Pablo Iglesias. Se le enviaron balas por correo y se amenazó a su familia. Las oficinas de PODEMOS fueron atacadas. Estas amenazas probablemente fueron realizadas por fuerzas fascistas del entorno de VOX. Ayuso no ha excluido gobernar conjuntamente con VOX, tal es el carácter derechista del PP.
Iglesias, manchado por estar en el gobierno en lugar de liderar una campaña de masas con reivindicaciones socialistas radicales, al principio de la campaña propuso una plataforma conjunta con Más Madrid, la escisión de la derecha de PODEMOS, que rechazaron.
Aturdido por la victoria electoral de la derecha, Iglesias, en lugar de sacar las lecciones de esta derrota, anunció que renuncia a todos sus cargos políticos y se retirará de la política.
La necesidad de un partido de masas de la clase obrera con un audaz programa socialista revolucionario es una necesidad urgente para ofrecer una alternativa y combatir a la derecha populista y la amenaza que supone.
Las elecciones son una advertencia. En los próximos meses se desarrollarán nuevas luchas de la clase obrera y la juventud en el Estado español. El desempleo juvenil se sitúa oficialmente en el 40%. La crisis económica y social, inevitablemente, desencadenará nuevas luchas. Para llevarlas adelante, la construcción de un nuevo partido de masas de la clase obrera con un programa socialista revolucionario, es una necesidad urgente.