por Celso Calfullan
Este domingo 3 de julio se instaló la Convención Constitucional esto a pesar de la brutal represión que se estaba llevando a cabo en el centro de Santiago y en los alrededores del ex congreso nacional.
La represión en las afueras del ex Congreso fue lo que obligo a varios convencionales a tener que protestar en la carpa donde se estaban instalando y luego salir a la calles a ver que estaba pasando con los manifestantes.
Esta situación tumultuosa nos demostró que la casta política, que la elite no tienen todo bajo control como ellos pensaban después del “Acuerdo por la Paz” al que llegaron de espaldas al pueblo y desde donde salió la iniciativa de llamar a una Convención Constitucional que nunca estuvo entre las demandas de los millones de manifestantes que salieron a las calles desde octubre 2019, donde claramente se exigía la renuncia de Piñera y una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
Pero el pueblo de nuevo salió a las calles para dejar claro que no están dispuestos a aceptar cualquier tipo de acuerdo o de quedarse tranquilos en sus casas mientras la casta política trata de manejar la situación una vez más en directo beneficio de la elite y de ellos mismos. Como dijo Natividad Llanquileo cuando explico porque voto en blanco para la presidencia de la Convención Constitucional: “…Hoy día actuamos en consecuencia, queremos realizar nuestra forma de hacer política, que sea distinta tal como nos demandó la ciudadanía el 18 de octubre, que nos permiten hoy estar hablando de una Nueva Constitución. Estamos cansados de hacer política a puertas cerradas, de hacer compromisos con los partidos que nos han gobernado estos 30 años y que nos han traicionado, además como pueblos originarios y como pueblo mapuche los partidos de la Concertación nos allanaron, nos reprimieron, nos militarizaron, nos encarcelaron, nos robaron nuestros territorios, no legislaron a nuestro favor. Entonces no podemos esperar que ahora se comporten de una forma diferente…”, más claro que esto imposible.
Llego la hora de decir basta de cosas simbólicas queremos que de verdad se hagan las cosas de una manera distinta y no como se hicieron los últimos 30 años, no basta con hacer cambios de rostros sino que lo que necesitamos es que se cambie la forma de hacer política.
A pesar de que muchos Convencionales dijeron que no dejarían que se instalara la Convención Constitucional si seguían presos los jóvenes de la revuelta popular, finalmente esto no se cumplió, la Convención ya está instalada y los presos de la revuelta siguen en las cárceles chilenas.
Si el pueblo no se sigue movilizando difícilmente no veremos cambios de fondo en este país y solo nos tendremos que conformar con las declaraciones de buenas intenciones que hacen algunos convencionales.
Está claro que el pueblo no puede soltar las calles, si quiere ver los cambios por los que han luchado en las calles desde octubre de 2019.
