Celso Calfullan: Comité por una Internacional de Trabajadores, CIT.
La destrucción de la educación pública en Chile no fue una casualidad, esto fue parte de un plan elaborado por la derecha bajo la dictadura, esto empezó con la simbólica quema de libros que realizaron los milicos en las calles y plazas de Chile a partir del 11 de septiembre de 1973.
La clase dominante tiene claro que tener un pueblo educado pone en riesgos sus intereses y el control de la sociedad que ellos siempre han mantenido.
Poco a poco fueron quitando recursos a las escuelas y liceos municipales, junto con dejar que los establecimientos públicos se fueran deteriorando durante los últimas cinco décadas.
La clase dominante para poder reproducir su sistema de dominación, apunto a la destrucción del sistema de educación, segregando la educación por clases sociales, donde los hijos de la burguesía tenían que recibir una educación de buena calidad y el resto de la población, los hijos de los trabajadores y sectores populares tenían que recibir una educación de mala calidad, que finalmente les impidiera poder pensar y analizar las cosas, especialmente poder preguntarse porque tenemos una sociedad tan injusta y desigual.
Necesitaban crear un sistema educativo que le impida a la gente cuestionar el actual sistema de injusticias, la elite dominante requiere una población que pueda ser fácilmente manipulada y controlada por los medios de comunicación de masas que finalmente están en su totalidad controlados por ellos.
A los jóvenes hoy se les enseña que deben aceptar el actual orden de las cosas, casi como si fuera parte de una distribución divina. Los liceos y universidades funcionan como el modelo de una fábrica de la educación, donde ellos son un producto, solo les interesa seguir reproduciendo trabajadores obedientes y serviles al sistema capitalista imperante.
A los estudiantes hoy los están adoctrinando, no educando con el actual sistema educativo, la elite dominante busca que los jóvenes no puedan ser creativos, que no puedan pensar por sí mismos, finalmente lo que quieren es que nadie pueda disentir del capitalismo, en otras palabras buscan evitar la disidencia contra su sistema.
Pero a pesar de todos sus esfuerzos los jóvenes hoy son los principales detractores de este sistema y los que han encendido la chispa de las principales luchas sociales y protestas contra el sistema, los jóvenes fueron precisamente los que encendieron la chispa del heroico octubre de 2019.
Por esto mismo están importante apoyar la lucha que están dando los jóvenes estudiantes por recuperar un sistema de educación público de calidad para todos los hijos de los trabajadores y los sectores populares.
Una vez más la porfiada lucha de clases vuelve a resurgir a pesar de todos los planes de la clase dominante por mantenerla anulada y sigue aumentando. La capacidad de la clase trabajadora y los oprimidos para construir un mundo mejor una sociedad socialista democrática ha quedado más que demostrado en el último periodo.
El octubre de 2019 nos demostró el enorme potencial de lucha que tenemos en Chile, el 2022 que acaba de terminar también nos demostró el enorme potencial de lucha que existe en este continente, algo que inevitablemente continuara este 2023.
Los militantes del Comité por una Internacional de Trabajadores, CIT, seguiremos luchando junto a todos los sectores que no están dispuestos a bajar los brazos en la lucha por una sociedad más justa y solidaria, en la necesidad de luchar por la transformación socialista de Chile y el mundo.