por El Porteño
En estos momentos llueve sobre Valparaíso y sin embargo en todos los cerros del puerto, se respira el resultado victorioso de la primera jornada de protesta nacional bajo la ocupación militar del país en Estado de Emergencia. Todo Chile se levantó, en una acción que se inició el jueves 2 y tiene su término hoy día. Un movimiento autoconvocado desde las bases, a través de las redes sociales y en el que la clase trabajadora ha vuelto a ponerse de pie para recordarle al Gobierno asesino de Piñera que la lucha no ha terminado.
Durante estas dos jornadas en Valparaíso, los helicópteros de la Armada han acosado a los cerros pretendiendo aterrorizar a la población. Desde las 20:00 y hasta avanzada la media noche en Rodelillo, Monjas, Cº Cordillera y Playa Ancha se dieron cita los activistas para levantar barricadas y expresar el repudio popular a las medidas gubernamentales antiobreras que han significado más de un millón y medio de cesantes desde marzo, rebajas masivas de salario y criminalización de forma de descontento. Si Piñera y su gobierno genocida ha logrado aplicar estas medidas, se debe exclusivamente a que ha logrado el apoyo de toda la «oposición» parlamentaria (desde la DC hasta el Frente Amplio) y para lo mismo ha militarizado el país.
El fracaso estrepitoso a nivel mundial de las cuarentenas sectoriales, sustentadas en la política criminal de «inmunidad de rebaño», ha significado que nuestro país tenga el más alto nivel de contagio a nivel mundial y la cantidad de muertos se eleve igualmente, sobre la tasa de fallecidos en todo el planeta. No nos vengan con que los felicitan organismos internacionales, la verdad es que han desarrollado un plan sanitario digno de carniceros, si al día de hoy lamentamos más de 10.000 muertos, los expertos indican que en los dos meses que siguen esta cantidad podría hasta triplicarse.
Al comentar el supuesto doble contagio de CIVID-19 del Senador Ossandón, el flamante Ministro Paris se burlaba de que tal hecho debería ser objeto de estudio internacional, por su excepcionalidad. Más allá de la brutalidad del comentario, esta afirmación, proferida ni más ni menos que por el Ministro de Salud (recordemos que además es Médico), pone a las claras que el concepto de inmunidad de rebaño sigue en la cabeza del Gobierno. Demás está recordar que ninguna evidencia empírica ha demostrado que un contagiado por COVID-19 adquiera algún tipo de inmunidad. Los rebrotes en la Europa, pretendidamente en «nueva normalidad», lo demuestran.
Al fracaso, de rasgos genocidas, de la política sanitaria, debe sumarse el fracaso económico. La contracción de un 15% en mayo del índice de actividad económica (IMACEC) una caída inédita desde que se realiza tal medición en 1986, nos ubica en el inicio de una depresión que pone al rojo vivo la contradicción entre capital y trabajo. Mientras los capitalistas -y sus mozos en el Gobierno- se llenan los bolsillos gracias a las políticas «pro empleo» de defensa del capital, la abrumadora mayoría nacional trabajadora ve como se destruyen sus condiciones de vida, se esfuman todas sus perspectivas y se les pretende someter al hambre mediante el terror.
El silencio de la CUT y de las principales organizaciones de trabajadores que dan cuerpo a la Mesa de Unidad Social, un silencio pusilánime y de cobarde colaboración de clases, se inclina ante el colaboracionismo de la oposición burguesa parlamentaria. Levantan los hombros y se excusan señalando que la pandemia les impide realizar toda acción movilizadora o proponer algún plan de lucha. Mienten. Su silencio es una política consistente con la renuncia que desde iniciado el Estado de Emergencia, han efectuado en orden a enfrentar las políticas de Piñera. No olvidemos que Bárbara Figueroa, desde la presidencia de la CUT y en marzo, saludó el plan económico de Piñera como «en la dirección correcta».
En este escenario, la movilización nacional que está en curso en todo el país, debe ponerse de relieve como una conquista política de la clase trabajadora, que desde los espacios a donde ha sido arrinconada, comienza a levantarse ya imponer sus métodos para enfrentar la crisis que sacude al país. No es un misterio para nadie en Chile hoy día: con la democracia burguesa no se come, no se vive, no se trabaja. La democracia patronal es un régimen de inclemente dictadura de la minoría explotadora sobre la mayoría nacional y no habiendo ningún espacio institucional para satisfacer las reivindicaciones que levantan los explotados, son estos las que salen a ocupar las calles y a señalar al conjunto del pueblo el camino del levantamiento popular que quedara suspendido entre el Acuerdo por la Paz y la declaración del Estado de Emergencia por la pandemia.
Los helicópteros, que como decíamos al comienzo de esta nota, por horas aterrorizaron a la población del Gran Valparaíso, no son un accidente operativo, un desliz del Jefe de la Defensa Nacional en Estado de Emergencia. Mucho menos una medida preventiva de orden público. Los helicópteros sobre una ciudad en cuarentena y bajo ocupación militar son terror de Estado y sus ejecutores en el Gobierno, terroristas.
Desde las ollas comunes y asambleas populares se ha gestado esta movilización que recuerda la gloriosa Protesta Nacional del 2 y 3 de julio de 1986 en contra de Pinochet, la misma en la que inmolaran a Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana. Es la clase trabajadora la que ha salido a las calles y es esta la perspectiva que debe dominar el accionar del activismo y organizaciones que se reclaman de la revolución y la clase trabajadora.
Hasta hace unos días algunos compañeros pensaban ya en disponerse para la intervención electoral en próximo Plebiscito de Octubre, si es que éste se hace. Otros, por lo mismo, visualizaban un camino de unidad electoral de la izquierda anticapitalista y extraparlamentaria. Tales espacios de intervención por supuesto que no están cerrados. No haremos acá un panegírico del abstencionismo máximo que aún la mayoría trabajadora, colocada en las circunstancias, muy probablemente concurrirá a las urnas.
El debate, compañeros, compañeras, es otro. La cuestión central es que este momento de la lucha de clases, esta verdadera inflexión en el proceso, que es el anticipo de un nuevo levantamiento popular, debe ser el pilar de toda nuestra acción política. A los compañeros de la Corriente Sindical Obrera en Santiago, del PTR, del MST, MIT, Anticapitalistas, Trabajadores al Poder y tantas otras organizaciones de vocación clasista y revolucionaria, les planteamos que es este momento, la lucha que hoy se desarrolla es la que debe estar en el centro de nuestro debate.
Creemos que esta movilización, con todas sus debilidades, pero con su magnífica presencia, es el camino que hoy se presenta a la revolución. Creemos que esto esclarece el debate político, al punto de hacerse evidente y urgente la necesidad de ocupar la trinchera que generosamente nos abre este movimiento. Esta es la unidad que reclamamos y desde el Grupo 1º de Mayo instaremos para que esta unidad se exprese como lucha de clases y reivindicación de la Revolución Socialista y un Gobierno de Trabajadores, como nuestra respuesta a la crisis. Al terminarse esta nota llueve aún más fuerte sobre los cerros de Valparaíso, un anticipo de la ferocidad de lo que viene. No pasarán, pasaremos!!!