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EL ACUERDO EN LA GRAN COCINA

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Ayer 15 de noviembre el Congreso anunció un Acuerdo nacional por la paz, para poner fin a las protestas populares activas casi por un mes ya. No deja de llamar la atención que sea el Congreso el que piense que es la institución adecuada para detener el movimiento originado el 18 de octubre.

por Patricio Guzmán S.

La encuesta de Activa Research realizada los días martes 22 y miércoles 23 de octubre pasado, deja a los parlamentarios con la peor evaluación. Apenas un 3,3% estima que los parlamentarios en el Congreso han tenido una buena actuación durante las manifestaciones. El mismo sondeo indicó que el rechazo al Presidente Sebastián Piñera está en un 78,8 por ciento de rechazo y apenas con un 13,9% de aprobación. Sabemos que desde entonces su aprobación está aún más por el suelo en apenas 9,1%.

El Congreso y el gobierno son instituciones desprestigiadas y sin legitimidad para conducir el proceso constituyente, el Acuerdo que han firmado ayer diputados desde la extrema derecha pinochetista, la UDI y RN, hasta sectores del Frenta Amplio como Revolución Democrática, Comunes (la diputada Mix) y Gabriel Boric, intenta arrebatar la iniciativa a la gente desde la calle para llevarla de vuelta a las instituciones desprestigiadas que durante 30 años han dado la espalda a las necesidades de nuestro pueblo. Igual que en el 88 quieren que el pueblo se trague su “cocina” y engañar nuevamente pasando a llevar los profundos anhelos de cambio y justicia social.

El Acuerdo del Congreso busca salvar a Piñera

No hay que ser muy brillante para darse cuenta del sentido de las maniobras como un calendario que es anillo al dedo para salvar a Piñera del colapso, con un amarre de dos tercios de quorum, con la prohibición de que los asamblearios constituyentes se presenten a futuras elecciones, mientras se les permitirá hacerlo a los corruptos y aprovechados que han estado en el Congreso estos 30 años. Así ganarán mucho tiempo, un año hasta el plebiscito, más hasta que se convoque la Constituyente, y dos años de trabajo de la Asamblea. Mientras la Constitución del 80 seguirá igual y cualquier agenda social en serio será chutada para adelante. Así esperan que la gente se canse, se desmovilice y se rinda en la apatía.

Han usado el “cuco” y presiones de los militares como sus exhibiciones de ayer para conseguir el Acuerdo, y tratar de bloquear la Asamblea Constituyente.  Pero hay que engañarse, las instituciones todas están muy desprestigiadas, su poder y capacidad de reacción es limitado. El gobierno ni siquiera controla el orden público, Piñera y su gobierno están por los suelos. El conjunto de los aparatos políticos es débil, el Congreso en particular es débil, han perdido la interlocución con la población, y su capacidad de controlar y reconducir la protesta es casi inexistente, solo cuentan con que el factor tiempo juegue a su favor. Es dudoso que un Acuerdo hecho entre políticos, aunque incluya la Asamblea Constituyente como posibilidad futura logren salvar al gobierno de Piñera, al menos para que termine el periodo porque en los hechos ya no dirige.

Han sido los millones de manifestantes en las calles los que han forzado a la casta política a aceptar la necesidad de una Nueva Constitución. La rebelión popular encabezada por la juventud precarizada de la clase trabajadora, desató los amarres que vienen desde la transición de la dictadura cívico militar con la complicidad de los políticos de la Concertación.

En Chile está abierta una crisis a la vez social y política.  No queremos más el modelo de capitalismo neoliberal depredador del ser humano y de la naturaleza, los “patipelaos” no estamos dispuestos a seguir soportando permanentes abusos, y no aceptamos seguir con la Constitución del 80 de la dictadura, la misma que en una de las tantas maniobras de blanqueo lleva ahora la firma de Ricardo Lagos en lugar de Augusto Pinochet.

El pueblo ha abierto desde la protesta en las calles un proceso constituyente y de deliberación de las demandas sociales que la Constitución debe incorporar.  El plebiscito es el mandato del pueblo como soberano de la nación. Ha sido nuestro pueblo trabajador y la juventud, la plebe, que movilizada por millones ha expresado claramente su mandato en las calles.  No necesitó al Congreso ni ninguna otra institución descompuesta, desprestigiada por la corrupción. 

El plebiscito ya se realizó

Ahora no es el momento de ninguna consulta, menos esperar para ella un año más. Lo que corresponde es la Convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente desde los Cabildos y Asambleas Populares en todas las comunas del país. No vamos a aceptar burdas maniobras que aspiran a ganar tiempo para desmoralizar y desmovilizar a la gente. Todavía no hemos ganado nada, no podemos parar ahora.

Asamblea Constituyente, Gobierno de Trabajadores

Necesitamos articular los Cabildos y Asambleas Populares para preparar desde ellos la elección de representantes de las Comunas a la Asamblea Constituyente. Cabildos y Asambleas deben discutir permanentemente los avances en la elaboración de la Constitución.

La Asamblea Constituyente debería designar un gobierno provisional, porque sería impresentable que Sebastián Piñera que declaró la guerra al pueblo chileno siga en el gobierno en medio del proceso de elaboración de la Constitución. Piñera es culpable de haber intentado un auto golpe, que fracasó a pesar de sacar a los militares a la calle y dejar en sus manos el control del orden público y establecer toque de queda. Piñera es responsable de graves crímenes y violación a los Derechos Humanos y debería ser enjuiciado por ellos, nuestro pueblo no debe aceptar que siga gobernando, con el aval de un Acuerdo espurio que le han dado el resto de sus compinches políticos corruptos.

Necesitamos una Constitución que garantice los Derechos Sociales.  Que garantice las buenas pensiones con un Sistema de Reparto, Solidario y financiamiento tripartito. Que garantice la atención de Salud para todos, así como la Educación pública, la vivienda y el empleo. Que ponga fin al deterioro del medio ambiente, la creciente contaminación y privatizaciones abusivas del agua y el mar… Nuestra Constitución tiene que reconocer el caracter plurinacional de Chile, y el derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios con sus propias Asambleas Constituyentes.

El pueblo trabajador y la juventud han testeado apenas una pizca de su poder. Pero solo con eso nada volverá a ser lo mismo que antes.

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