“Los mercados, a pesar de su experiencia colectiva, aparentemente están destinados a repetir la historia en la que la exuberancia irracional es seguida por la desesperación igualmente irracional. Periodos de caos son el resultado inevitable.” Spencer Anderson. [1]
Patricio Guzmán S
11 de febrero de 2018
Los resultados de la bolsa arrojaron pérdidas generalizadas en el mundo la semana pasada. Empezando por Wall Street en los Estados Unidos, en solo cinco días grandes empresas perdieron el 20% de su valor en bolsa. El efecto contagio hacia las otras bolsas importantes en el mundo fue rápido. Entre las empresas más perjudicadas por la “semana negra” estuvieron las acciones de empresas tecnlogicas cuyo valor bursátil se mide con el índice S&P 500. Google perdió el 15%, facebook retrocedió 11%. Microsoft 10%, IBM cayó 9%. Los bancos de inversiones gigantes también fueron duramente afectados, Wells Fargo tuvo una caída del 15%, JP Morgan perdió 8% y Bank of America cayò 7%.
Muchas de las causas que desencadenaron el crash financiero de 2007 – 2008 todavía están entre nosotros, e incluso algunas se han agravado: Sobre endeudamiento especulativo, con tasas de interés cercanas a 0% y 1%, crédito barato y fácil, hay una montaña creciente de deudas, especulación frenética con poco conocimiento de los instrumentos de inversión (el bitcoin es un buen ejemplo)…
Han aparecido numerosas explicaciones para las causas de esta “semana negra”, una recurrente es el creciente uso de programas de inteligencia artificial que de acuerdo con parámetros introducidos previamente reaccionan con órdenes de venta o de compra de títulos, evidentemente estos algoritmos de inversión automatizaos tienen un efecto acelerador en los movimientos especulativos de subida y caída, pero no explican las causas del fenómeno.
Aunque las instituciones reguladoras repiten, tal vez como mantra tranquilizador, que el sistema financiero, especialmente su componente bancario, ha superado la sub capitalización, sobre apalancamiento y la falta de supervisión adecuada del sistema para la gran debacle financiera global de hace una década.
Muchas de las causas que gatillaron la crisis financiera en 2007 – 2008, están más presentes que nunca. Como respuesta a una crisis que se generalizó desde el sector financiero, alimentada por la especulación y los altos niveles de endeudamiento, hasta transformarse en una gran recesión global, la principal respuesta de las autoridades e instituciones económicas en las principales potencias económicas como Estados Unidos y China, posteriormente seguidas por a Unión Europea, fue reducir las tasas de interés a tasas bajísimas y facilitar la creación de masas de dinero. Esto con el objeto de impulsar el gasto y prevenir que la recesión tomara la forma de una depresión. Lo que se suponía sería una política de emergencia de corto plazo, se ha quedado una década. El dinero dulce y el crédito fácil es la norma, una consecuencia es que el ahorro se ha reducido, pero más importante es que el grueso de este abundante dinero se invierte en mercados financieros, en la especulación, y no en la producción de bienes y servicios, alimentando espirales especulativas como las subidas irracionales de valores en la bolsa o de las criptomonedas.
Zapato chino
Los reguladores están metidos en un “zapato chino”, el crecimiento es demasiado débil para volver rápidamente a condiciones monetarias normales, pero al mismo tiempo el crecimiento de la deuda impulsado por el crédito barato alcanza niveles altamente peligrosos. Bastó que la FED anunciara su intención de subir las tasas durante 2018, seguido de las buenas noticias de empleo en Estados Unidos, para que comenzaran a precipitarse las ordenes de venta de títulos y la caída masiva de precios de las acciones.
Pero ese no es el único foco de origen para una próxima crisis global, Se discute si China ya es la primera economía del planeta sobrepasando a Estados Unidos, pero no está en cuestión que es una de las dos más importantes. La rápida recuperación del crecimiento del gigante asiático fue un factor decisivo que salvó al mundo de la gran depresión, y relanzó el crecimiento de economías extractivistas exportadoras de materias primas como la chilena.
Es paradójico que el sistema capitalista fuera salvado de un colapso mayor por un país con una economía capitalista sui generis, cuyo sector estatal sigue siendo el más importante en su estructura económica, y con un régimen dictatorial de partido único que al menos en lo declarativo sigue llamándose Partido Comunista.
Sin embargo, China tiene que lidiar con su propio y gigantesco nivel de deuda interna. La próxima crisis generalizada muy bien pudiera comenzar en Asia.
Ha terminado un periodo de menor volatilidad
Lo que ha caracterizado a los mercados financieros después de 2008 han sido las fuertes subidas y bajadas de las bolsas, es lo que conocemos como volatilidad de las bolsas.
Con la caída de los precios de las acciones de la semana negra de las bolsas, ha terminado un periodo de menor volatilidad de precios que duró la mayor parte del año 2017. Este nuevo descenso de precios muestra una vez más que el capitalismo neoliberal altamente financiarizado es inestable, inseguro y peligroso.
Impacto en los fondos de Pensiones y crecimiento económico
¿Se han dado cuenta que El Mercurio no tiene en portada cuanto perdieron los que se cambiaron al fondo A, como la campaña que hizo contra el fondo E el año pasado?
La caída de las bolsas mundiales ya está impactando en una caída de la rentabilidad de todos los fondos de AFP, especialmente de los más riesgosos encabezados por el fondo A, que tiene la mayor proporción de activos de renta variable como las acciones expuestas a las alzas y caídas de las bolsas.
Todavía está por verse si estamos ante una caída de largo aliento o si se trata simplemente de una corrección de precios especulativos muy altos que alcanzaron las bolsas en las semanas anteriores a la caída. Además si finalmente la Reserva Federal o Fed, que es el Banco Central de EEUU, comienza su anunciada subida de las tasas de interés, eso provocará movimientos similares en el resto del mundo, y si suben los intereses y como resultado los nuevos instrumentos de renta fija, eso provocará movimientos similares en el resto del mundo, y caerá la rentabilidad de los instrumentos de renta fija previamente adquiridos. Es decir cuando eso ocurra caerá la rentabilidad del fondo E, que se comporta de manera inversa a la subida de tasas de interés. Sin embargo, la propia amenaza de una crisis de proporciones puede hacer que los reguladores sean mucho más cuidadosos con su anunciada subida de tasas.
Todo esto respecto al impacto en los fondos de pensiones, pero en lo que respecta al crecimiento de la economía chilena lo central es que ocurre con el precio de las commodities, de los minerales, en primer lugar del cobre; lo que depende en primer lugar del crecimiento de la economía China, y de sus enormes planes de construcción de infraestructura alrededor del mundo con su proyecto de nueva ruta de la seda y cinturón marítimo.
La economía chilena, es abierta al mundo, el peso de la industria manufacturera se ha reducido con el país desindustrializado y en paralelo ha crecido el sector de servicios, pero el grueso de las exportaciones e ingreso de divisas está basada en la exportación de commodities, por lo mismo es altamente dependiente de lo que ocurre en el mundo.
El 43% los fondos de pensiones están invertidos en el extranjero lógicamente esos activos son impactados por la pérdida de valor de las grandes bolsas de las principales economías. Sería un error pensar que las inversiones de los fondos de pensiones en las bolsas chilenas están libres de las caídas bursátiles, de hecho la bolsa chilena también sufrió un efecto experimentando su propia pérdida. La apertura en la era de la globalización ha profundizado el carácter dependiente de Chile y las nuevas tecnologías aceleran el impacto de las turbulencias financieras contagiando también nuestras bolsas.
[1] A history of the past 40 years in financial crisis, por Spencer Anderson.
http://www.ifre.com/a-history-of-the-past-40-years-in-financial-crises/21102949.fullarticle