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Crisis migratoria entre Brasil y Venezuela – un nuevo capítulo de violencia

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Por Abel Palacios, inmigrante venezolano en Brasil y militante del CIT

El sábado 18 de agosto, cerca de dos mil inmigrantes venezolanos que vivían en un campamento improvisado en Pacaraima (Brasil) fueron atacados por habitantes de la ciudad.

De la forma más lamentable e inhumana posible, atacaron con piedras e incendiaron el campamento y las pocas pertenencias de sus ocupantes. Los venezolanos fueron obligados a cruzar la frontera a pie. De la misma manera, intentaron invadir el refugio federal que alberga a otras decenas de familias. Donde había venezolanos esa turba iba y quemaba todo. En respuesta, las autoridades locales instaron a cerrar la frontera.

Estas prácticas xenofóbicas no son un hecho aislado. A comienzos de año, se registraron ataques con cócteles molotov a residencias de venezolanos y ocurrieron manifestaciones para sacudirlos por la fuerza y ​​para crear un ambiente extremadamente hostil.

Ataque a campamento

La prensa registró declaraciones como la del manifestante Paulo Carvalho que, intentando negar que su acción fuera de vandalismo o crimen, dijo: «sólo encendemos la ropa cuando no estaban presentes». El pastor evangélico Juan Bautista, líder de la acción que resultó en la expulsión de los refugiados de un edificio abandonado y ocupado por venezolanos, declaró: «No aguantamos más su presencia, queremos que las autoridades hagan algo, hay muchos robos en nuestra ciudad».

A principios de mes la gobernadora Suely Campos restringió, por medio de decreto, el acceso de los venezolanos a servicios públicos, medida que acabó siendo rechazada por decisión judicial. Las autoridades locales son alentadoras de la xenofobia y manipulan el tema a sus intereses políticos específicos.

Nosotros denunciamos no sólo estos actos violentos, sino también el abuso y el aprovechamiento de mano de obra barata venezolana por parte de hacendados o empresarios. Los medios también refuerzan la campaña xenofóbica de que venezolanos traen miseria a Brasil, siendo que ellos son los que más sufren con la precarización, la violencia laboral y el abuso desmedido de la fuerza por parte de la policía.

La incitación al odio y la promoción xenofóbica que se desarrolló por los medios de comunicación y las redes sociales, está haciendo aún más graves los peores elementos del capitalismo sobre los ciudadanos inmigrantes. Estos tienen que enfrentar de manera brutal la explotación, maltrato, violencia, abusos sexuales y la discriminación.

Inmigrantes venezolanos en Brasil

De igual forma vemos cómo se extendió una campaña xenofóbica en varios países, como Panamá, Colombia, Aruba, Perú, República Dominicana, entre otros del continente, contra ciudadanos venezolanos. La situación llegó a un punto en que se promueven acciones como la de bares panameños que ofrecen un 50% de descuento a quien agrada a los inmigrantes. El Frente Nacional Panameño defiende ante los venezolanos: «que no vengan más y que se van los que ya están».

Los venezolanos han descrito que las autoridades en esos países son los principales agresores. Son gobiernos que ocultan su cara xenofóbica, de abuso y explotación que permiten a la burguesía y mafias mantener sus ganancias.

Esta realidad arranca la máscara de los gobiernos hipócritas que pretenden manipular a la opinión pública diciendo estar supuestamente en apoyo a los inmigrantes cuando en realidad lo que hacen es utilizar sus organismos armados para aumentar la represión y la violencia. Michel Temer (Brasil) y Juan Manuel Santos (Colombia) han militarizado la frontera empeorando la represión. Vimos cómo la militarización en Río de Janeiro no resuelve problema alguno, sólo agrava los escenarios.

Este tipo de política se asemeja a lo que está sucediendo en España, en la Valla de Ceuta y Melilla, donde el gobierno del PSOE reafirma los acuerdos de la Unión Europea en materia migratoria que en la práctica aprueban campos de concentración y deportaciones de inmigrantes de diferentes nacionalidades subsaharianas .

 

Contrarrevolución en Venezuela.

Lo que ha provocado la migración de cerca de 2,3 millones de venezolanos, una de las mayores migraciones de la historia reciente, es el modelo actual adoptado por el gobierno de aquel país. Además de haber llevado a la peor catástrofe económica, ahora ha asumido características más represivas contra cualquier movimiento crítico de la izquierda. Cualquier tipo de protesta de los trabajadores para discutir contratos colectivos es criminalizada mientras que los acuerdos políticos y económicos se cierran con la burguesía nacional que sólo empeoran las condiciones de vida del pueblo trabajador.

El quinto nuevo aumento salarial este año ni de lejos logra cubrir el aumento de precios regulados en un acuerdo entre gobierno y empresarios. Según las estimaciones del FMI, la inflación anual puede llegar al 1.000.000% (un millón por ciento).

Venezolanos cruzando la frontera

La política económica del gobierno ha desencadenado una serie de aumentos en los precios de productos básicos y promovido la retirada de derechos laborales y concesiones a los empresarios, algunos de ellos provenientes de la misma burocracia. La migración masiva de mano de obra calificada ha provocado un empeoramiento significativo de los servicios públicos. Por ejemplo, la CORPOELEC (empresa estatal de electricidad) ha sido desmantelada por la burocracia, dejando sin energía eléctrica varias ciudades del país por períodos de 6 a 8 horas diarias.

Para empeorar la situación, según la OPEP, la producción de PDVSA (estatal petrolera venezolana), que es la mayor generadora de divisas del país, cayó en su producción en casi 3,2 millones de barriles diarios en 2008 y 1,5 millones para de junio de este año, siendo esta la mayor caída en la producción en 30 años. La tendencia de giro a la derecha y burocratización del gobierno ha tenido sus efectos en la población y ha causado un gran escepticismo.

El escenario se vuelve más complicado por la ausencia de una organización que unifique las luchas obreras y campesinas con un programa y métodos genuinamente marxistas y que luche por las demandas inmediatas de la población, como: aumentos salariales por encima de la inflación, abastecimiento de medicamentos y equipamiento a la red hospitalaria, discusión de contratos colectivos, derechos democráticos de sindicalización, participación obrera y popular en empresas nacionalizadas, etc.

 

Bajo el capitalismo no hay salida a la crisis.

La única alternativa en un escenario de crisis y profunda agudización de la lucha de clases es la transformación de la sociedad en bases socialistas. A pesar de los llamados al socialismo hechos por el gobierno del PSUV, en la práctica el castra de todo el contenido revolucionario.

Es necesario luchar por una tendencia marxista que acabe con el estado burgués y haga que el pueblo administre la vida política y económica del país y no un montón de bandidos y burócratas que sólo lucran a partir de sus posiciones en el gobierno.

Al mismo tiempo es necesario ver lo que está sucediendo en el resto del continente, como en el caso de la victoria de MORENA en México, las movilizaciones en respuesta a los ataques de Macri en Argentina y las contrarreformas en Brasil, la lucha popular contra el gobierno pseudo-sandinista en Nicaragua y el crecimiento de la izquierda en Colombia.

Vamos a unir nuestras fuerzas como clase trabajadora para liberarnos de la explotación capitalista, de la discriminación racial y de la xenofobia. Vamos a luchar para ayudar a construir una América Latina y un mundo socialista.

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