La maciza manifestación de fuerza del movimiento feminista el día de ayer tumbó los planes gubernamentales de desmovilización. Con lo de ayer las patotitas fascistas huyeron a esconderse a sus rediles y sí, efectivamente le llegó Marzo a Piñera y de la peor manera: con más de un millón de movilizados en Plaza Dignidad de Santiago y otro millón inundando las calles de todas las ciudades del país. En Valparaíso, sólo en el puerto, más de 50.000 manifestantes -en su mayor parte mujeres- salieron a reivindicar la causa de la Mujer y a poner de manifiesto que esta reivindicación se inscribe en el marco de la lucha en contra del gobierno criminal piñerista. Y esto aún no ha terminado, las movilizaciones seguirán esta jornada planteada como paralización laboral.
Lo dicen todos los medios patronales. Esta manifestación de fuerza del movimiento obliga al Gobierno a replantearse. Hace minutos la vocera Karla Rubilar salió a desmentir a Carabineros -que ridículamente calculaba en 150.000 personas la asistencia a la marcha de ayer en santiago- señalando que al menos llegaron 800.000 personas.
La discusión no es baladí, el renacimiento del movimiento -que nos hizo recordar la épica y fortaleza de octubre y noviembre- ha noqueado a Piñera. En efecto, desde fines de noviembre el régimen apoyado en la oposición burguesa manifestado en el Acuerdo por la Paz, dio curso al llamado «proceso constituyente» cuyo explícito objetivo es la desmovilización. Es importante hacer presente que desde los escombros de la ex Nueva Mayoría (recordar la Carta de los 231) se ha insistido profusamente en una campaña por un «Apruebo de Paz», que significa que el régimen retoma el control político, acota el debate a los marcos institucionales y preserva lo esencial del régimen: sigue la fiesta de las AFP, las multinacionales y el capital financiero, sigue el saqueo de nuestros recursos naturales y el lucro privado en la salud, educación y vivienda, siguen los presos políticos y la represión sobre el Wallmapu. Con el «Apruebo de Paz», que comparte un importante sector del propio piñerismo (RN-Desbordes y Evópoli) la farsa del proceso constituyente ya pactada, cambiará todo para dejar todo igual.
Pero la masiva protesta de ayer no sólo golpeó al Gobierno, a la oposición burguesa y a su «Acuerdo por la Paz», la burocracia sindical agrupada en la Mesa de Unidad Social -que ya hemos visto se apresura a montarse sobre la movimiento- también ha sido golpeada. Desde la CUT, ANEF, No+AFP y las principales organizaciones de trabajadores, han observado un riguroso mutismo en cuanto a movilizarse. Después de la Huelga General del 12 de noviembre -que botó a Piñera y que fue vuelto a poner en el sillón presidencial por el exclusivo apoyo de la oposición burguesa- no volvieron a realizar ni una sola convocatoria a movilización de alcance nacional. Por una vía u otra, en la práctica, se subordinaron al itinerario electoralista y la única discusión dentro de la Mesa de Unidad Social era si se debía marcar «AC» en el voto o no debía hacerse. Un desastre total, un desastre al que se sumó el «Paro de 11 minutos». A eso quedaron reducidos los burócratas sindicales divididos por nimiedades y paralizados ante el proceso electoral.
Contra este Apruebo burgués y desmovilizador es imprescindible oponer el Apruebo obrero y de lucha. La campaña del Apruebo a una Nueva Constitución debe ser -por sobre cualquier consideración- una campaña de lucha y movilización, una campaña para unir al conjunto de los trabajadores en torno a un plan de lucha. El Apruebo obrero aprueba cárcel para Piñera y sus cómplices, aprueba inmediata amnistía a todos los presos políticos, aprueba el agua como derecho fundamental, la nacionalización de todos los recursos naturales, el fin de la usurpación de las AFP. El Apruebo obrero, contra la farsa de la Convención Constitucional, aprueba una verdadera Asamblea Constituyente generada desde las bases, en democracia directa, una Asamblea que ponga el destino y gobierno del país en manos de la mayoría trabajadora.
Estas cuestiones volvieron a ponerse sobre el tapete del debate político. La lucha se ha reanudado y esa lucha plantea como prioridad la realización de un gran Paro Nacional para acabar con el Gobierno criminal de Piñera. En la jornada de hoy, en la protesta del miércoles 11 convocada por Unidad Social, uno sólo debe ser nuestro reclamo, el de unidad y lucha hasta vencer.
Las mujeres, una vez más y como el año pasado, han abierto la puertas a un movimiento mayor y de avanzada. El conjunto de la clase trabajadora tiene en estros momentos la tarea y la capacidad política material de imponerse contra los planes patronales de desmovilización. Ayer noqueamos a Piñera, pusimos en las cuerdas su proyecto y tumbamos a los fascistas. No hay que perder el impulso, es el momento de tensionar todas nuestras organizaciones, es el momento de autoconvocarnos y de ganar las calles de forma definitiva. El Día de la Mujer Trabajadora, una vez más, el ariete de la revolución.