de Grupo 1º de Mayo (G1M)
El Gobierno de Piñera acaba de reconocer que la cesantía ha superado el 8% y que sólo desde iniciado el Estado de Catástrofe más de 800.000 trabajadores han sido expulsados de sus puestos laborales. Sabemos cómo manejan los datos y la realidad nos indica una cesantía brutal que materialmente se empina al 20% de la fuerza laboral, acompañada de reducción de salarios y precarización laboral masiva. Mientras este ataque a los trabajadores, sin parangón en la historia, se impulsa desde La Moneda. la única finalidad de los planes económicos impulsados es proteger al gran capital.
En efecto, la Ley Maldita de suspensión de la relación laboral, permite despedir, a costo de los fondos de seguro de cesantía del trabajador y proteger de esta forma al empresario. De la misma forma los “créditos para las PYMES” son fondos otorgados al capital financiero, que dan liquidez a la banca y sólo permiten posponer el derrumbe de áreas completas de la economía.
La brutal crisis que acecha a nuestro pueblo es consecuencia de la completa incapacidad del capitalismo -el orden social cimentado en la gran propiedad privada- de hacerse cargo de la pandemia y de las impostergables necesidades sociales que hoy día agitan la lucha de clases. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió hoy que unas 1.500 millones de personas, casi la mitad de la fuerza laboral formal en el planeta, podrían perder sus trabajos debido a la crisis sanitaria y económica que causó la pandemia de coronavirus.
Esta crisis económica es la que explica el desastroso manejo que ha hecho Piñera de la pandemia del COVID19. Así, nuestro país, con el segundo PIB per cápita de América Latina y con una economía abierta al mundo, ostenta un sistema de servicios de salud carente del equipamiento para enfrentar la epidemia, no sólo en cuanto a respiradores artificiales, sino que también respecto a los elementales resguardos para los trabajadores de salud (mascarillas, guantes, gel, etc.). Esto objetivamente, ha propiciado una alta tasa de contagios y una creciente mortalidad cuya curva de ascenso se ha radicalizado en la última semana. El plan criminal de “retorno seguro” que ayer importara la reapertura de los mall y mañana el regreso de los alumnos a clases, se efectiviza en el peor momento de la pandemia, poniendo en evidencia el absoluto desprecio de la gran burguesía por la vida de los trabajadores.
La oposición burguesa parlamentaria (ex Nueva Mayoría y Frente Amplio) -de la misma forma como el 15 de noviembre pasado recogiera del suelo a Piñera para reinstalarlo en el poder, con la perspectiva del fraude constitucional plebiscitario, sustentado en el “Acuerdo por la Paz”- hoy día ha cerrado filas en torno al plan gubernamental y la totalidad de sus planteamientos circulan en torno a la idea de “mejorar” las políticas criminales de Piñera, las que califican de “ir en la dirección correcta”. Destacadas figuras de este sector como Izkia Siches (Colmed) o Gabriel Boric (FA) explícitamente han convocado a respaldar al Gobierno en tiempos de crisis. Por su lado, la burocracia sindical de la CUT ha seguido un camino similar y se ha limitado a hacer una oposición testimonial e impotente, carente de todo objetivo político que importe enfrentar al Gobierno. Con la excusa sanitaria, para el día de hoy, han llamado a los trabajadores a quedarse en las casas.
Compañeras, compañeros: es el momento de pasar a la acción, nada podemos esperar de la institucionalidad burguesa ni del empresariado. Se nos vienen duros desafíos que sólo podremos enfrentar unidos y movilizados como clase. Lo primero es utilizar todas nuestras herramientas políticas y organizativas para rechazar el plan económico y la política de normalización de Piñera, es imprescindible imponer movilizados una cuarentena general obligatoria bajo control de las organizaciones de trabajadores, en base a un ingreso mínimo universal garantizado, que cubra la canasta familiar. Esta cuestión es central, sin tal cuarentena es imposible garantizar la derrota a la pandemia del COVID19. Tal medida sólo puede ser garantizada por los trabajadores: nos dicen que el capital no soporta tal medida, pues bien, si la propiedad privada de los grandes medios de producción no es capaz de enfrentar la crisis, pues bien, han de ser expropiados y pasados a control de los trabajadores. Nuestra respuesta es el socialismo.
Esta cuestión política sólo podrá ser resuelta construyendo una nueva dirección política de los trabajadores y recuperando las organizaciones de la clase para la lucha. Es necesario recuperar la CUT, al ANEF y las grandes organizaciones cuyas bases han puesto el pecho en el levantamiento popular y lo seguirán haciendo. Es necesario impulsar un Congreso de Bases, una amplia instancia que permita expulsar a los burócratas que colaboran y pactan con el enemigo y construya referentes para la movilización general.
En el día de hoy es necesario, antes que cualquier cosa, organizar a los compañeros cesantes, organizar ollas comunes, comedores populares para ayudar a aquellos que han sido desplazados por la crisis. Cada una de estas tareas plantea la reconstrucción de los organismos autonvocados desde el 18 de Octubre y que hoy se han replegado por la pandemia. Desde todos los espacios hemos de dar batalla por levantar las banderas de los trabajadores y resolver esta crisis por la vía revolucionaria. Firme y claro: ¡fuera Piñera, abajo su plan antiobrero de protección al gran capital!, ¡Arriba los trabajadores, que este 1º de Mayo de inicio al nuevo levantamiento popular!