Patricio Guzmán S.
Las conquistas y derechos sociales que aseguran mínimos a toda la población en Salud, maternidad, infancia, empleo, pensiones y otras garantías sociales, constituyen lo que llamamos Seguridad Social.
En el capitalismo todo se transforma en mercancía que se transa en el mercado, incluida la fuerza de trabajo. Los propietarios del capital y de los medios de producción tienen como objeto maximizar sus ganancias, y para ello buscan pagar lo menos posible a los trabajadores.
La Seguridad Social está íntimamente interrelacionada con las remuneraciones, porque los salarios se pueden entender como salarios directos que cada trabajador cobra, salarios diferidos que percibimos como pensiones y salario social que son los servicios y bienes garantizados a la población. Finalmente todas estas formas de remuneraciones tienen su origen en el trabajo humano presente y pasado.
Con las conquistas de la Seguridad Social y el Estado de Bienestar la clase trabajadora ha conseguido arrebatar al mercado capitalista bienes y servicios básicos para la vida, de esta manera no solo aseguramos condiciones y derechos básicos de sobrevida, sino que también mejoran las posibilidades para salarios y condiciones laborales.
El gran pensador socialista escribió la definición de la futura sociedad como «¡De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades!»”.[1]
Es en la Seguridad Social donde podemos visualizar en la práctica estos principios en vigor. Especialmente cuando en la administración del sistema son representantes de los propios trabajadores los que tienen voz decisiva en las decisiones.
Desde las grandes marchas de No más AFP de 2016, y especialmente con la revuelta popular de 2019 en adelante las masas movilizadas pusieron en crisis el régimen y el modelo social económico heredado de la dictadura y profundizado por los gobiernos civiles neoliberales posteriores, se ha abierto el proceso para recuperar un sistema de pensiones de pensiones basado en la Seguridad Social. Esa es nuestra tarea ahora, terminar con la privatización de las pensiones, y también en la salud, la educación, un sistema universal de cuidados e ingresos mínimos universales garantizados.
La vida no puede ser una mercancía, los derechos vitales tienen que estar asegurados para todos los seres humanos. Esto es lo que tenemos que conquistar con la organización y movilización de las masas del pueblo trabajador y la juventud.
[1] [1] Karl Marx. Crítica del Programa de Gotha