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El ingreso de Finlandia en la OTAN: Un precio en sangre y tesoro

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Edmund Schluessel, CIT en Finlandia

[Imagen: Mapa del mundo en 2022, con Finlandia y Suecia (países candidatos a la OTAN) sombreados en verde, y los Estados miembros de la OTAN en naranja (Imagen: Wikimedia Commons)]

Justo un día después de que las encuestas mostraran que la opinión pública finlandesa, resignada pero poco entusiasta con el ingreso en la OTAN, rechazaba de forma abrumadora cualquier concesión a Turquía como precio de la adhesión, el presidente finlandés, Sauli Niinistö, ha anunciado un acuerdo que hace exactamente esas concesiones. Finlandia y Suecia han levantado su embargo de armas contra Turquía y han acordado ampliar su cooperación contra los grupos que el gobierno de Turquía considera organizaciones terroristas.

 

Aunque el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN aún debe ser ratificado por todos los gobiernos de los actuales miembros de la OTAN y Turquía aún puede exigir más concesiones, parece probable que ambos países se incorporen a la OTAN a finales de 2022.

 

Incluso antes de la invasión rusa de Ucrania, advertimos que el capitalismo finlandés utilizaría la guerra para empujar al país a la adhesión a la OTAN tras 70 años de neutralidad. Ahora, Finlandia y Suecia serán socios de pleno derecho en las aventuras imperialistas asesinas de la OTAN en todo el mundo. Además, la adhesión erosionará gran parte de la independencia y la libertad económica de Finlandia.

 

A lo largo de los años, Finlandia se ha forjado una reputación como refugio para quienes huyen de países en crisis, ya sea la brutal dictadura chilena de Pinochet o el caos de Somalia. Aunque el trato a los refugiados en el país dista mucho de ser ideal, en Finlandia ha surgido una vibrante comunidad kurda en el exilio. En las manifestaciones se ven con frecuencia pancartas de las YPG (Unidades de Protección Popular) y las YPJ (Unidades Femeninas de Protección), organizaciones consideradas por muchos kurdos como comprometidas en la lucha por la liberación nacional kurda y contra el Estado Islámico (ISIS).

 

Los emigrantes kurdos y turcos a Finlandia vivirán ahora con más miedo, ya que sólo las garantías del gobierno -ni siquiera un papel- les protegen de los juicios de extradición. Turquía presenta unas 33 demandas de extradición contra Finlandia y Suecia. Además, es bien sabido que el gobierno de Turquía utiliza falsas reclamaciones de «terrorismo» para ajustar cuentas con sus oponentes políticos.

 

Es difícil establecer un caso moral que distinga a Turquía, uno de los miembros más importantes de la OTAN, de Rusia. Ambos son democráticos sólo de nombre, habiéndose transformado en dictaduras personales bajo presidentes corruptos. Ambos están inmersos en guerras agresivas contra vecinos más pequeños.

 

Pero la política no se rige por consideraciones morales, sino por los intereses de las clases, y la pertenencia a la OTAN aporta muchas cosas que gustan a la élite rica de Finlandia. Por ejemplo, aunque la OTAN no suele considerarse una organización económica, sus estatutos exigen a sus miembros «avanzar hacia una economía de mercado», es decir, privatizar, privatizar y privatizar más. Además, la OTAN establece el objetivo de que todos los estados miembros gasten el 2% de su PIB en el ejército. En los casos de Finlandia y Suecia, esto significa aumentos del 33% y del 62% respectivamente – gastos enormes, casi todos los cuales no irían a la industria nacional sino que se gastarían en brillantes juguetes de guerra de las empresas de defensa de Estados Unidos y Europa Occidental.

 

Los antecedentes de los grandes partidos políticos de Finlandia dejan claro que se someterán a la presión para aumentar el gasto militar, y que lo pagarán con más ataques al sector público y al estado del bienestar.

 

¿Se beneficiarán los finlandeses?

¿Verán los trabajadores algún beneficio económico? Todo lo contrario. Como señala Olli Rehn, jefe del banco central de Finlandia, el actual embargo contra Rusia ya está perjudicando la economía de las ya empobrecidas provincias situadas a lo largo de la frontera rusa de Finlandia.

 

Una vez más, el gobierno finlandés abandona a sus propios trabajadores, esta vez en favor de los halcones de la guerra en Londres y Washington.

 

La OTAN es una organización para la guerra y el imperialismo. Finlandia debería salirse lo antes posible. La paz y la seguridad no vienen con alianzas de defensa entrelazadas – estos sistemas sólo aumentan la escala de devastación cuando llega la guerra. En caso de guerra, los grandes países de la OTAN sacrificarán fácilmente a Finlandia para salvarse.

 

El único camino hacia la paz y la seguridad es la solidaridad internacional de la clase obrera: el rechazo masivo a luchar en las guerras de los ricos.

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