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A 2 años de la Rebelión de Octubre

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por Pedro Pablo, Socialismo Revolucionario

Balance y Perspectivas

Este mes se cumplen 2 años de la rebelión social iniciada el 18 de octubre de 2019. Este evento, el más importante de nuestra historia reciente; ha significado una nueva etapa en la crisis de todo el regimen político y  económico heredado de la dictadura cívico militar. Para todo joven y trabajador  es importante sacar las lecciones de lo acontecido desde ese octubre, con el fin de prepararnos para las futuras crisis y luchas que inevitablemente vendrán.

Es fundamental comprender que el estallido de 2019 no cayó del cielo, ni fue causado por el simple  “malestar” de la sociedad ante los abusos. La rebelión iniciada en octubre tiene sus raices en una crisis generalizada del regimen capitalista neoliberal instaurado en la dictadura, que ha sido incapaz de responder a las demandas más básicas de la población; como también a la necesidad de un desarrollo  integral que supere nuestro histórico atraso económico.

En la última decada habíamos entrado en un ciclo de movilizaciones masivas que demandaban cambios fundamentales en materia de educación, previsión, salud,derechos medio ambientales y laborales,etc. Pero ninguna de estas justas demandas fueron respondidas  por el estado. Esto fue llevando a una aguda crisis de legitimidad de todas las instituciones, que se develaron como responsables de los abusos e injusticias que vivía la población. Finalmente, el alza del pasaje del metro en octubre del 2019 fue la gota que colmó el vaso, gatillando un masivo estallido social.

Entonces, el gobierno derechista de Sebastián Piñera sobrevivió con dificultad gracias a la confluencia de tres hechos salvadores para el régimen arrinconado:

a) Una represión criminal que ha dejado un reguero de muertos, mutilados – cientos de mutilados oculares -, violencia política sexual incluyendo violaciones, y miles de jóvenes presos y procesados.

b) El apoyo del grueso de la oposición parlamentaria que se expresó en la aprobación de las leyes anti saqueos y anti barricadas, y sobretodo el acuerdo transversal llamado “Por la paz social y la Nueva Constitución”.

c) La llegada al país de la pandemia del Covid-19. Esta provocó el fin de las movilizaciones masivas y permitió al gobierno imponer una agenda represiva, con limitaciones de movilidad y reunión e incluso toque de queda que no había sido capaz antes ni siquiera con su ensayo fracasado de sacar a los militares a la calle.

  El denominado acuerdo “Por la Paz Social y la Nueva Constitución” dió una salida política al gobierno y al régimen, que estaba a punto de caer. Se acordó la convocatoria a un plebiscito y luego la elección de una Convención Constitucional con poderes limitados impuestos por el Congreso;  que aprobó para ello la ley 21.200 que enmarca todo el proceso de la nueva constitución.

Estas limitaciones a la Convención, se refieren a que esta no puede afectar las competencias y atribuciones de los demás órganos y poderes del Estado, como tampoco puede discutir los Tratados internacionales vigentes. Además estableció que la aprobación del articulado debía hacerse con una mayoría de más de dos tercios, lo que suponían aseguraría a la derecha y sectores más conservadores una minoría de bloqueo en las votaciones.

Para nosotros queda absolutamente claro que todo fue un fraude para impedir una genuina Asamblea Constituyente libre y soberana; para ,dentro de lo posible, boicotear la nueva constitución o al menos pautearla de tal manera que se asegure la continuidad del actual orden capitalista.

En este contexto, el movimiento de masas si bien nunca fue derrotado entró en reflujo y fue reconducido por caminos electorales e institucionales.

Sin duda, la mayor limitación durante la primera fase ascendente del levantamiento social fue la falta de una dirección política y social, legitimada en el movimiento y un programa político aceptado por las grandes masas. Ni los sindicatos ni los partidos políticos mayoritariamente desprestigiados y percibidos como corruptos por la mayoría de la población, podían jugar ese papel. La ausencia de un genuino partido de la clase trabajadora y una dirección revolucionaria, impidió conducir este levantamiento social al derrocamiento de todo el regimen.

De allí, que la  energia desplegada en la rebelión de 2019, logró ser encauzada por vias institucionales y en el proceso constituyente. La elección del 15 y 16 de mayo pasado de los 155 representantes a la Convención Constitucional fue un verdadero terremoto para la casta política y las elites burguesas. El fenómeno más llamativo en esa elección fue el corrimiento hacia la izquierda y la elección de gran número de independientes. Los partidos del sistema sufrieron una grave derrota y la coalición de derecha, contra todas sus previsiones, no obtuvo el tercio de bloqueo.  

La actual crisis de regimen ha reconfigurado todas las fuerzas políticas en disputa. Las antiguas coaliciones y partidos (Concertación y Chile Vamos) van en declive; mientras la coalición del Frente Amplio (FA) está en ascenso. El momentáneo auge de movimientos independientes como la Lista del Pueblo, son la expresión política del actual período, caracterizado por la confusión en el nivel de conciencia política y la busqueda de una alternativa. La posterior crisis terminal de la Lista del Pueblo, fue la expresión política del reflujo social que observamos.

 Es bajo estas nuevas condiciones, que las fuerzas más conciliadoras al interior de la Convención se han logrado imponer y controlar el proceso de redacción de la nueva constitución. El Frente Amplio esta teniendo un rol clave en ello, al plantear acuerdos con sectores de la ex concertación y afines para impulsar cambios  pero respetando los marcos establecidos en el acuerdo del 15 de Noviembre.

En el plano electoral y presidencial, también se ve un reordenamiento de las distintas fuerzas y coaliciones politicas; con crisis importantes en  la candidatura de Chile Vamos ( Sichel)  y también en la ex Concertación ( Provoste);  que ante ojos de una gran parte de la población representan lo viejo que se quiere cambiar. Por otra parte, la coalicion de Chile Digno a logrado posicionar a Boric como un ascendente y nuevo lider que podría gestionar los cambios consensuados que se necesitan, respetando los marcos de la institucionalidad capitalista.

Ahora bien, independientemente de cual sea el próximo gobierno, este continuará en un contexto de gran inestabilidad. A medida que se supere la pandemia, cada vez quedará más al descubierto la aguda crisis económica en desarrollo a nivel nacional, como globalmente. En el próximo periodo con un nuevo gobierno y eventualmente, una nueva constitución; todas las demandas que se plantearon en octubre estaran sobre la mesa esperando finalmente ser resueltas. Por ello, si el próximo gobierno y la proxima constitución no plantean cambios fundamentales al regimen político y económico, se pueden crear las condiciones para nuevas movilizaciones y estallidos.

La crisis que vivimos es la crisis global del capitalismo, la pretensión de hacer reformas dentro del sistema se evidenciarán cada vez más insuficientes para las expectativas de las masas. Por ello es que la construcción de una alternativa revolucionaria de los oprimidos se vuelve tan urgente, para dar una verdadera salida a la actual crisis;  impulsando un gobierno de los trabajadores que avance en lineas genuinamente socialistas.

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