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Necesitamos construir un partido socialista revolucionario

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[Imagen: Afiche del VI Congreso General del PS, realizado en 1939. Wikipedia]

por Pamela Meza

Socialismo Revolucionario, CIT en Chile.

El 19 de abril de 1933 fue fundado el Partido Socialista de Chile. Este Partido nace con una ética revolucionaria, con corrientes distintas y amplia discusión democrática en su seno. El Partido de Salvador Allende, ha desaparecido, pero la aspiración de transformación revolucionaria de la sociedad chilena sigue plenamente vigente como demostró el maravilloso levantamiento social de octubre de 2019.

El PS murió primero ideológicamente, cuando abandonó los postulados y principios que le dieron vida, aceptó la Constitución de la dictadura cívico-militar, el derecho a la propiedad privada por sobre el bien común, y muchos de sus miembros connotados pasaron a ser miembros de los directorios de filiales chilenas de multinacionales, AFP e Isapres. Un partido que con orgullo proclamó en su himno su compromiso “contra el pulpo imperialista” impulsó y votó a favor en el Congreso, el TLC con Estados Unidos, se alineo con la agresión imperialista contra Venezuela y era partidario del TPP, todo lo cual hipoteca nuestra soberanía nacional, y da la espalda a la integración de América Latina.

La descomposición moral e ideológica, cuando el PS se pasó abiertamente a respaldar la profundización del capitalismo neoliberal heredado de la dictadura cívico militar en Chile, abrió camino a la descomposición material con la incursión de sus líderes en el mundo de los negocios, del lobby empresarial, del cohecho de las grandes empresas, hasta la conversión del partido en aparato de especulación financiera, con abierto conflicto de intereses.

Este fue el anuncio público de una muerte que ya se había producido. Un Partido de masas de trabajadores, lleno de mártires en el golpe de Estado y en la lucha contra la dictadura cívico militar, se vació de militantes y de contenido de izquierda. Qué triste fin para un partido que nació con un programa de lucha anti imperialista, de integración latinoamericana y de las propuestas de transformaciones socialistas y revolucionarias para la sociedad chilena.

El aparato convertido en un centro de favores clientelistas, vehículo para carreristas y negociados, acusado de vínculos con bandas narco traficantes seguirá viviendo y agonizando lentamente, especialmente en ausencia de una nueva representación política de masas trabajadoras, pero el partido como representante, organizador y mediador de las aspiraciones de la clase trabajadora ya no existe.

EL PS chileno ha muerto, pero el Socialismo chileno sigue plenamente vigente, como quedó demostrado en la revuelta popular de octubre de 2019, que viva el Partido de los Trabajadores Socialistas que construiremos.

Pamela Meza.

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