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Las tareas de la IV Internacional en Europa. Abraham León, febrero de 1942

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Redactado: Por Abraham León, febrero de 1942.
Traducción en castellano: Emi Liano, octubre 2019.
Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre 2019. Se publica aquí con el aval del traductor.

I

La guerra, esencia del capitalismo en descomposición.

En el espacio de un tiempo relativamente muy breve, el capitalismo ha cambiado la cara del mundo. La sed ilimitada de plusvalía, motivo determinante de la actividad capitalista, tiene como resultado objetivo un desarrollo inaudito de fuerzas productivas. Unificar económicamente la tierra, desarrollar el maquinismo, la ciencia, la intensidad del trabajo a un grado jamás alcanzado, fue el rol histórico del capitalismo.

En las sociedades precapitalistas, el consumo constituye el objetivo directo de la producción. El régimen capitalista fue el primero en la historia en erigir la producción en objetivo supremo de la actividad social. En poner a la sociedad al servicio de la producción, preparando por la puesta en marcha de la producción al servicio de una sociedad sin clases.

El capitalismo no puede reemplazar su rol histórico, -el desarrollo de las fuerzas productivas– que reduce sin cesar el consumo de masas, relativamente a la producción. Al mismo tiempo, el crecimiento de la producción exige el aumento ininterrumpido del consumo. La contradicción entre la forma social de las fuerzas productivas y la apropiación privada de los medios de producción, entre el desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas y los límites que están fijados por el consumo, empujó el capitalismo a extenderse al mundo entero.

Convirtiéndose en sistema económico mundial, el capitalismo alcanzó su florecimiento. Pero eso ha significado el comienzo del fin. El capitalismo fue el único sistema económico forzado a extenderse a escala mundial. Pero también es el único que puede existir sin otras formas económicas. La conquista del mundo significa para el capitalismo el fin de su extensión que es sinónimo de su existencia. La irremediable decadencia del régimen capitalista, deviene dominante en la superficie del globo, se traduce por una crisis que tiende cada vez más a convertirse en crónica.

El colapso del capitalismo, la madurez de todas las condiciones objetivas del socialismo, ubicarán, después de décadas, la revolución proletaria, a la orden del día. Pero el desarrollo considerable del movimiento obrero al fin del siglo XIX y a principios del XX, no condujo a la destrucción del régimen capitalista.

Los asaltos de las masas obreras consiguieron, ciertamente, victorias particulares, pero las posiciones adquiridas fueron eliminadas una a una por la reacción triunfante. La crisis aguda del capitalismo es acompañada de una terrible derrota de la clase obrera, única fuerza capaz de abatir al régimen agonizante.

Esta derrota de la clase obrera, se da en el momento en que todas las condiciones han madurado para su triunfo. Se explica por la debilidad de las direcciones tradicionales del proletariado. La posibilidad de tal catástrofe se explica a su turno por el carácter contradictorio de las victorias proletarias.

Las posiciones que el proletariado ha conquistado en el capitalismo, en el curso de la lucha que ha durado más de un siglo, no puede constituir objetivamente, en la época de la decadencia completa del capitalismo, que posiciones en la lucha por el socialismo. Pero estas victorias, todas han generado huecos en el sistema capitalista, han tenido igualmente por efecto corromper a una parte importante del proletariado a frenar su impulso revolucionario. El mejoramiento de la situación de la clase obrera, hecho posible por la explotación colonial de los grandes países imperialistas, ha puesto una base práctica para el reformismo. Una burocracia corrompida deviene el órgano de esta inmovilización del movimiento obrero.

Es en los países capitalistas más débiles, la clase obrera, ligándose a la lucha de los campesinos alcanzó el poder. Pero la victoria total de los obreros rusos no fue sino que una victoria parcial por relación a la necesidad vital de la extensión de la revolución socialista a la escala mundial. La URSS se convirtió en el bastión más poderoso de la revolución mundial. El fracaso de eso, debido al proyecto reformista sobre la clase obrera, puso al primer Estado obrero bajo dificultades económicas y sociales casi insuperables que acrecentaron considerablemente el poder de la burocracia. El estalinismo es el hijo legítimo del bonapartismo. La burocracia estalinista como la burocracia reformista fue el producto de victorias obreras. Pero ellos dos, expresan su lado negativo, conservador.

Producto indirecto del reformismo, el estalinismo se convirtió en su aliado poderoso en el sabotaje a la Revolución Proletaria. Ambos han intentado “salvar” las conquistas proletarias por un compromiso con el capitalismo. Pero la existencia de partidos, de sindicatos del estado obrero, puntos de apoyo de una Revolución obrera devienen cada vez más imposibles en las condiciones del capitalismo en descomposición. El capitalismo debe apuntar las armas sobre ellos, aunque le aseguran miles de veces que tienen la intención de servirle.

El freno de la ofensiva proletaria dispara la ofensiva capitalista. Bajo el pretexto de defender lo adquirido por el proletariado, pero evitando su utilización para permitir al proletariado cumplir su misión histórica, las burocracias estalinistas y reformistas harán inevitable el aplastamiento de todos los instrumentos de lucha del proletariado. La marcha triunfante de la reacción capitalista en nuestra época, no es más que la expresión negativa de la madurez de todas las condiciones de la victoria obrera.

La persistencia del capitalismo, producto de la ausencia de un proletariado que cometa su misión histórica, significa al mismo tiempo la continuidad progresiva de su decadencia. La crisis aguda del capitalismo se expresa por la lucha exacerbada de diferentes campos imperialistas. La pequeñez de la esfera de influencia del capitalismo mundial se refleja en la estrechez del “espacio vital” de cada capitalismo nacional. Todos los factores progresivos del capitalismo, que hacen inevitables la instauración del socialismo, aceleran su putrefacción. Los gérmenes de una organización nacional de las fuerzas productivas, los trusts, los carteles, se convertirán en los instrumentos de una organización planificada de la economía de guerra. El desarrollo de la técnica se convertirá en el desarrollo de la técnica de la ciencia de la muerte y de la destrucción.

La guerra se convierte cada vez más en la esencia del capitalismo. Constituye la única marcha capaz de absorber el excedente de la producción. La “solución” de la crisis crónica que sufre el capitalismo devenida forma mundial de la producción no es posible sino por la apropiación acelerada de los ingresos nacionales por el capitalismo, por su inversión masiva en el aparato productivo, por el desperdicio insensato de la riqueza nacional. A falta de otras fuentes de plusvalía, el capitalismo comienza a absorber su propio sustento. La guerra deviene cada vez más la esencia del capitalismo. La reorganización económica de Alemania y en Estados Unidos, la reabsorción de la desocupación, el aumento de los beneficios son solamente posibles gracias a los enormes preparativos de la guerra, es decir, gracias al desperdicio inaudito de la riqueza nacional, a la reducción sin precedentes de los estándares de vida de las masas, a la contracción continua de las bases de la producción. El capitalismo cava así su propia fosa.

Mientras que la primera guerra mundial imperialista ocurrió en una época relativamente próspera donde el capitalismo acababa de dividir el mundo, la segunda guerra imperialista cierra una época de crisis formidables donde ella fue el único tema. La guerra, su preparación y la “reparación” de sus estragos resumen la fase actual del capitalismo que puede legítimamente titularse como “fase de putrefacción”.

El fascismo es el régimen político que corresponde más adecuadamente a la fase de putrefacción del capitalismo. La agudeza de las contradicciones económicas y sociales inherentes al estado de agonía del capitalismo en la que la guerra constituye el fenómeno más característico, necesita de la instauración de una dictadura implacable.

Barrer brutalmente a todos los órganos de defensa de las clases oprimidas para golpear la base de la “renovación” de la producción capitalista, “planificar” la economía en vista de la guerra, tales son las tareas principales del fascismo. Contrariamente al socialismo que utilizará todos los progresos económicos de la época del capitalismo por el bienestar de la sociedad, el fascismo moviliza todos los recursos económicos bajo los fines de la destrucción.

El hecho que los países “hambrientos” hayan instaurados, los primeros, el fascismo refleja solamente el grado de tensión más elevado de sus contradicciones. Muestran así que el camino de los países capitalistas más ricos. Cada vez más, aunque bajo formas a veces muy diferentes el fascismo se instala en todos los países capitalistas.

En su estado progresivo, el capitalismo tendió a la creación de una economía mundial capitalista. Pero la economía mundial no puede existir que a condición de suprimir su forma capitalista. Actualmente el capitalismo intenta destruir la obra de sus manos pero tiene menos éxito. Lo absurdo de un mundo dividido en “espacios vitales” autárquicos no ha hecho sino reflejar la demencia de un régimen completamente podrido.

El único espacio vital para capitalismo es la guerra. La vida del capitalismo es entonces sinónimo de muerte de millones de hombres, de la destrucción de la civilización. Por todos lados en el mundo de los recursos vitales de la humanidad son extraídos por el objetivo de la destrucción. La aniquilación de las fuerzas productivas produce una caída catastrófica de las condiciones de vida de las masas. La segunda guerra imperialista prepara la revolución social más gigantesca que la humanidad haya visto jamás.

II.

La segunda guerra imperialista

La estrechez del “espacio vital” del capitalismo mundial expresa de la manera más aguda por los capitalismos “hambrientos”. Tienen el honor de comenzar la carnicería imperialista. Pero la responsabilidad del crimen, la comparte con sus primos, los capitalistas “saciados”.

La inferioridad de los capitalismos “hambrientos” los obliga a instaurar a los primeros, regímenes de movilización de todos los recursos para la guerra, el fascismo. Allí, su inferioridad se convierte en superioridad. Las victoria de los imperialismo pobres, durante los dos primeros años de la guerra, son la manifestación de su preparación superior para llevar adelante la guerra, superioridad obtenida por la organización planificada de todos los recursos económicos y militares. Mientras que la debilidad de los países “hambrientos” se convierte en fuerza, la fuerza de los países “ricos” se convierte en “debilidad”. Las victorias de los países “hambrientos” le han dado territorios inmensos, materias primas importantes. Los dos primeros años de la guerra conducen a un reforzamiento de los imperialismos pobres pero también a la puesta en línea de todas las reservas de los capitalismos “saciados”.

Por el reforzamiento de los equilibrios imperialistas, la solución de la guerra sobre el plano del capitalismo se aleja cada vez más. Las derrotas continuas de los países ricos los obligan a reforzar de una manera formidable su aparato militar, a movilizar todos los recursos, a reprimir por medio de la violencia los conflictos sociales. La marcha triunfante del fascismo no se hará más, como lo creían los ideólogos simplistas de la socialdemocracia y el estalinismo, por la conquista del mundo por Hitler. Es por el contrario la “resistencia al fascismo” lo que se instala, bajo formas diferentes, en todo el mundo. La dictadura más implacable necesaria para movilizar a todos los recursos por la guerra, para reprimir a los movimientos de masas que defienden sus condiciones de vida se impone todavía más a los imperialismos saciados que su dominación tiembla en la base.

El equilibrio creciente de las fuerzas imperialistas se expresa por los imperialismo hambrientos en que se hacen de materias primas necesarias para una guerra larga, para los imperialismo saciados, que, sobre la base de las derrotas recibidas, se han visto obligados a conseguir armamento militar, económico y político que les hacía falta.

El problema de la guerra sobre el plano imperialista, de la victoria de uno de ambos campos, depende de la rapidez del ritmo de alguno de los dos procesos: primero el del “enriquecimiento” de los países pobres y el proceso de la fascistización y de la militarización de los países ricos. ¿Los imperialismos hambrientos podrán conquistar bases económicas suficientes antes que los imperialismos saciados puedan conseguir recursos militares y políticos poderosos? ¿Los vastos imperios anglosajones colapsarán frente a los golpes de los imperialismos germano-nipones? Está claro que una respuesta definitiva no puede ser dada a estas cuestiones. Todo lleva a que la respuesta sea la negativa. En todo caso, las victorias de los imperialismos hambrientos han conquistado un equilibrio más estable de fuerzas, consecuentemente una prolongación de la guerra imperialista. La prolongación de la guerra imperialista aporta a las masas de los cinco continentes un crecimiento inaudito de sus sufrimientos.

En los países ricos el desarrollo formidable de la industria del armamento genera una enorme reducción de los estándares de vida de las masas.

La monstruosa máquina de guerra es una bomba se succión de la vida alrededor. Las victorias de los imperialismos hambrientos no pueden de ninguna manera mejorar las condiciones de existencia de las masas. Todos los recursos de los países conquistados son absorbidos por la maquinaria de guerra. Mientras que la situación de las masas de los países privilegiados se acerca a la de los países pobres, las condiciones de existencia de los últimos siguen empeorando. La destrucción de la economía mundial y la movilización de todos los recursos por la guerra producen la miseria y el hambre en el mundo entero.

La prolongación de la monstruosa carnicería y la puesta en práctica de los instrumentos de destrucción más putrefactos significa la masacre de una parte activa de la humanidad. Mientras más se prolongue la guerra, los resultados militares mostrarán su incapacidad y las condiciones llevarán a un levantamiento mundial contra el capitalismo. Las masas de los países ricos se darán cuenta de la estupidez de una guerra realizada “contra el fascismo” ya que el fascismo es instalado por su propia burguesía. Las masas de los países “pobres” constatarán cuán poco su “enriquecimiento” los beneficia. La guerra en la cual las razas y las nacionalidades diferentes comienzan a destruir lentamente los prejuicios “racistas” o “nacionalistas”. La imposibilidad de obtener un resultado decisivo, la amenaza creciente de la Revolución Proletaria aumentará los conflictos y la desorganización en el campo capitalista. El empobrecimiento creciente de todos los países, la penuria catastrófica de los productos más indispensables, han tenido por resultado una lucha exacerbada por la existencia y revelan todo el amoralismo de las clases dirigentes que viven en el lujo mientras las masas mueren de hambre. La falsedad de la comunidad nacional aparece cada vez más abiertamente y aumenta la bronca de las masas populares hacia la burguesía. La demagogia más poderosa no puede disimular el robo, el pillaje y el favoritismo práctico por las clases dirigentes y de los cuadros superiores de los ejércitos.

El comienzo de la destrucción del gran imperio británico creó la posibilidad para los pueblos coloniales de liberarse de la empresa del imperialismo anglo-sajón pero al mismo tiempo muestra como la “liberación nacional” es ilusoria sin la revolución proletaria y la destrucción de todos los imperialismos. El imperialismo anglo-sajón se reemplaza por el imperialismo más feroz, hambriento, las masas oprimidas de las colonias aprenderán, en la dura realidad de todos los días que una liberación nacional sin revolución proletaria constituye un mito. El espectáculo de la burguesía nacional pactando con uno u otro imperialismo y venden a sus proletarios y campesinos como vil metal, será un potente factor de reforzamiento de la conciencia de clase, la liberación de los pueblos oprimidos de las colonias se convierten en una parte indisoluble de la liberación del proletariado mundial y de la humanidad laboriosa de la tiranía capitalista.

Asimismo, una improbable victoria del imperialismo americano no tiene en su naturaleza solucionar los problemas inextricables del capitalismo. En el período actual de putrefacción del capitalismo, ningún imperialismo podrá aprovechar su “victoria” y reconstituir al mundo entero en su provecho. La humanidad ha entrado en una era de guerras y de revoluciones.

En un mundo entero crecen los factores de la revolución Proletaria. El mejoramiento de la suerte de las masas laboriosas, las reivindicaciones democráticas más antiguas, el salvataje de lo adquirido por la civilización son imposibles sin el cambio del capitalismo que revisten cada vez más en el mundo entero las formas más odiosas del fascismo. La lucha contra el capitalismo en putrefacción donde la guerra deviene la esencia íntima, es la lucha de la humanidad por el derecho a la existencia.

Las masas de los cinco continentes no podrán asumir esta lucha contra el capitalismo fomentador de la guerra que bajo la dirección de una internacional que ha hecho un bloque con uno de los capitalismos. Las masas proletarias del mundo entero se darán la mano para cambiar el conjunto del capitalismo a través de la IV Internacional.

III.

La guerra germano-soviética

Con China, la Unión Soviética constituye la única potencia que se encuentra en una posición específica en el medio de la guerra imperialista y desarrolla una guerra objetivamente progresiva. La Unión Soviética no impulsa una guerra de conquistas, no busca salidas para las mercancías y capitales, no tiene necesidad de mercados para sus tanques y cañones. Los obreros y campesinos soviéticos defienden su tierra y sus fábricas contra el asalto imperialista.

Por este hecho, el primer Estado obrero se convierte objetivamente en el apoyo poderoso por la lucha de las masas oprimidas contra el capitalismo. La guerra de defensa del pueblo soviético podrá transformarse en una poderosa ofensiva anti-capitalista de los trabajadores en los cinco continentes.

Pero la guerra de defensa de la Unión Soviética tiene un carácter doble. Al mismo tiempo que todas las masas defienden las conquistas de Octubre, la burocracia defiende sus privilegios. Sus privilegios, la burocracia no puede defenderlos de una manera revolucionaria ya que la revolución es el fin de los privilegios. Una Revolución mundial le causa más miedo que la reacción capitalista. Sobre la base de su actitud conservadora, espera salvar los privilegios a través de una unión estrecha con el imperialismo anglo-sajón.

Por lo tanto esta política de defensa de la URSS, únicamente basada sobre las contradicciones imperialistas ha fallado completamente. “La malicia” de Stalin, resultó de hecho en unir todos los recursos de Europa en las manos de Hitler. La potencia militar alemana ha encontrado, como resultado de esta política de lejos superior de la URSS. La pasividad del proletariado europeo es igualmente el resultado de los zig-zags del Comintern.

Si las victoria de los fascistas alemanes son el resultado de la política criminal de Stalin, el golpe parcial de Hitler que ha seguido es imputable a las victorias económicas de la URSS, herencia de Octubre y a la solidez de su estructura social. Mientras que el alto mando ruso se purgó de sus elementos más capaces y se compone de ineptos lacayos de Stalin se muestra en todos lados por debajo de sus tareas, el heroísmo de los obreros y campesinos soviéticos, defiendan la herencia de Octubre, logró parar la ofensiva de los ejércitos alemanes. Pero ya que el golpe a Hitler puede cambiarse en victoria, para el proletariado, una propaganda revolucionaria debe ser impulsada en el ejército alemán y al interior del país. Pero la burocracia ha dado garantías a los imperialistas anglo-sajones, sus aliados. La propaganda chovinista de Stalin refuerza el frente interior alemán, impide la dislocación del ejército hitleriano y priva al proletariado de su activo principal en la lucha. Identificándose con los bandidos capitalistas anglo-sajones, Stalin lleva agua al molino de la propaganda demagógica de Hitler.

Sin embargo, en realidad, el imperialismo anglo-sajón no desea ayudar eficazmente a la URSS. Ellos están en el camino de su lucha contra Alemania, pero una victoria de la URSS le parece tan peligrosa como la de Alemania. Quiere usar ambos ejércitos, uno contra otro. Quiere dictarle sus condiciones a los dos países agotados favoreciendo el debilitamiento de la Unión Soviética, intentando restablecer el capitalismo.

La política criminal de la burocracia estalinista no aporta ninguna ayuda eficaz a la Unión Soviética. Pero aliándose completamente con los imperialismos anglo-sajones, cubriendo su guerra de bandidaje, solidarizándose con las consignas de los engañadores, la burocracia estalinista refuerza la unión sagrada en todos los países capitalistas e impide la eclosión de la crisis revolucionaria, solo capaz de salvar las conquistas de Octubre. La burocracia constituye entonces un obstáculo poderoso a la revolución Proletaria y a una defensa eficaz de la URSS.

IV.

La defensa de la URSS y la lucha contra la burocracia

La IV Internacional se encuentra en el primer lugar de la defensa de la URSS contra el imperialismo. Su política debe ser determinada por el doble aspecto de la defensa de la URSS. Es la política del frente único contra la agresión hitleriana. Pero el frente único no significa nulamente una capitulación de la burocracia estalinista, como la necesidad del frente único en Alemania no significa la entrada de los comunistas en la social-democracia, como el frente único contra Kornilov no significa la abdicación frente a Kerensky. Al contrario, el frente único en la URSS implica una lucha y una crítica implacable de la burocracia. Este frente único tiene por objetivo ganar a las masas a una política revolucionaria, la única capaz de vencer al hitlerismo.

Este frente único necesita sobre todo la lucha por una verdadera democracia proletaria, por el derecho de una IV Internacional, de defender su punto de vista hacia las masas. La propaganda de la IV Internacional debe desenvolverse bajo las siguientes consignas:

1) Democracia soviética en la retaguardia y en el frente.

2) Abajo los privilegios burocráticos. La unidad de peligro al frente debe entrenar la unidad de las condiciones de la vida en la retaguardia.

3) Deponer a los generales incapaces. Remplazarlos por los oficiales salidos del proletariado.

4) Por una propaganda revolucionaria en el frente. No al aniquilamiento de todos los alemanes, sino lucha de propaganda por acercar a la necesidad de colaborar con nosotros para la destrucción del capitalismo a nuestros hermanos los obreros alemanes y los del mundo entero.

5) Contra la capitulación frente al capitalismo anglosajón.

¿Pero la burocracia será así de loca para aceptar tal política de frente único? Depende de la relación de fuerzas, Kerensky no estuvo encantado con su alianza con los bolcheviques. Mas las masas se separen de la burocracia, más la necesidad de apoyarse sobre el proletariado será una necesidad vital para ella, más crecerán las chances de un frente único así.

Está claro que la política de un frente único excluye por el momento una insurrección inmediata contra la burocracia, insurrección que en las condiciones actuales, mientras que el estalinismo tiene todavía detrás de él a masas importantes de obreros significará desencadenar la guerra civil que podría favorecer al ataque hitleriano. Hay que ganar a las masas a la necesidad de reemplazar la política estalinista por una política revolucionaria. Es en un estado superior, ya que las masas proletarias habrán sido ganadas a nuestra política o cuando la situación devenga tal que una eliminación de la burocracia se convierta en condición sine cua non de una continuación de la lucha contra el imperialismo, que se pondrá prácticamente el problema del reemplazo del gobierno estalinista por el gobierno proletario.

La IV Internacional lucha por la guerra a ultranza de la Unión Soviética contra el imperialismo y se opone enérgicamente a todas las tentativas de la burocracia de “salvar” sus privilegios en una parte de Rusia sacrificando a los obreros y campesinos de las regiones ocupadas por un “armisticio” o una “paz” con los ladrones capitalistas.

El Alemania y en los países ocupados, la lucha por la defensa de la URSS se liga íntimamente a la lucha por la revolución Proletaria.

La IV Internacional llama a las masas a sabotear la máquina de guerra en Alemania por todos los medios. Ella limita el sabotaje de la producción de fábricas en los países ocupados, expresándose resueltamente contra el terrorismo individual. Un frente único por la defensa de la URSS sobre las bases de la lucha de clases y de la ruptura con el imperialismo anglo-sajón debe ser propuesto a todas las fracciones obreras.

V.

En Europa bajo la bota nazi

La victoria relámpago de Hitler sobre el frente occidental por efecto de la superioridad del imperialismo alemán y del miedo a la revolución proletaria de parte de la burguesía francesa, ubicó a Europa entera bajo la bota nazi.

En lugar de una dispersión de sus enemigos, la clase obrera se encontró de cara a un poder altamente organizado, que dispone de medios extremamente poderosos de represión. El lugar de muchos ejércitos es tomado por un ejército nacional que hace las funciones de policía en los países ocupados. La opresión capitalista toma la forma de una opresión nacional, que oscurece la conceincia de clase del proletariad de los países ocupados y de los países vencedores.

El nacionalismo de las masas de los países ocupados ha creado una gran fosa entre ellos y el ejército alemán e hizo más difícil la fraternización de los soldados y de los obreros en los países ocupados, única base para una revolución victoriosa. Las victorias relámpago del ejército hitleriano han creado el mito de su invencibilidad y han complicado la lucha revolucionaria en Alemania. En fin, la victoria de Hitler tiene lugar luego de derrotas repetidas de los obreros en toda Europa, que han creado un estado de desmoralización y de pasividad en las masas. Estas son las condiciones reunidas que explican la debilidad relativa de la resistencia de las masas obreras y la falta de la fuerza de su vanguardia después de dos años y medios de la guerra.

Los factores desventajosos por la lucha revolucionaria se componen por factores antagonistas pero que no pueden todavía hacer sentir todos sus efectos. La situación económica y financiera deviene catastrófica, los sufrimientos de las masas aumentan sin cesar. La unificación de Europa por Hitler, crea las bases de la lucha común del proletariado europeo contra el capitalismo. La guerra está dada, sobre todo contra el Estado Obrero, que tiene por consecuencia de privar a la dictadura fascista de la mayoría de los pretextos de guerra. La resistencia heroica del ejército rojo destruyó el mito de la invencibilidad del ejército hitleriano y de prolongar indefinidamente la madurez de una guerra que debe ser una guerra relámpago. Las masas están mucho más preparadas hoy en Alemania hitleriana para soportar los rigores de la derrota que en 1918 en la Alemania “democrática”, la experiencia de las revoluciones rusa y alemana jugaron indiscutiblemente un rol creciente durante el ascenso revolucionario. Es necesario marcar que la propaganda estalinista debe ser considerada como una de los factores importantes del retardo de la explosión revolucionaria en Europa. Refuerza el chovinismo en los países ocupados y la unión sagrada.

Hasta el presente, en una medida siempre creciente los factores NEGATIVOS dominan la situación en Europa. El proletariado y el ejército alemán constituye la fuerza DECISIVA en Europa. Desde hace tiempo la lucha de clases no podrá agitar Alemania sin una desagregación del frente alemán, una revolución en todos los países ocupados tiene poca chance de llegar a un resultado bueno. Esta revolución tendrá, de acuerdo a todas las probabilidades, el aspecto de un movimiento nacional y por consecuencia tendrá menos chances de obtener la neutralidad del ejército alemán. Por el contrario, toda agitación revolucionaria en Alemania será la señal de la revolución en Europa. Sin embargo, las luchas de la clase obrera en todos los países ocupados, pueden tener un efecto extremadamente importante sobre la radicalización del ejército alemán. Mientras que una revuelta nacional tendría por efecto de empujar a los soldados alemanes a los brazos de Hitler, una ola de huelgas obreras en los países ocupados puede seriamente sacudir la situación en Alemania.

Estas rápidas consideraciones dejan en claro que la táctica de la IV Internacional no puede ser idética en Alemania que en el resto de Europa.

EN ALEMANIA: la toma del poder por el proletariado debe ser puesta como una tarea inmediata. Las consignas por las reivindicaciones parciales son de carácter directamente transitorias.

Ellas tienen por objetivo operar la transición hacia la toma inmediata del poder por el proletariado. LA PAZ INMEDIATA, EL PODER DE LOS SOVIETS, LA SOCIALIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN, estas cico consignas deben costituir el eje de toda la propaganda revolucionaria.

EN LOS PAÍSES OCUPADOS: LA TAREA PRINCIPAL DE LA VANGUARDIA OBRERA EN LA SITUACIÓN ACTUAL ES LA DE DIRIGIR LA LUCHA DEFENSIVA DE LAS MASAS, organizar al proletariado, de manera de preparar los combates decisivos ulteriores. La IV Internacional tiene como deber estimular el espíritu de resistencia y de combate de la clase obrera, empujar a la organización, agrandar la lucha reivindicativa, explicar que sólo la revolución prletaria puede poner fin a las miserias que genera el capitalismo.

Debe combatir hasta las últimas energías al chovinismo, intentando explotar las dificultades creadas por el imperialismo por el movimiento nacional y conectando la solución de la cuestión nacional a la revolución proletaria (Estados Unidos Socialistas de Europa).

La táctica “defensiva” se cambiará a táctica “transitoria” con la amplitud tomada por la lucha reivindicativa de las masas y el crecimiento de la fermentación del ejército y de las masas alemanas.

VI.

La situación en Alemania

Es la idea de la revancha que lleva a Hitler al poder. Es el miedo, experimentado por las amplias masas del pueblo alemán, de un nuevo Versalles que constituye todavía ahora su mejor apoyo.

El pueblo alemán, al comienzo de esta guerra, no ha manifestado nulamente su entusiasmo febril de las jornadas de agosto de 1914. Las victorias relámpago le han dado la esperanza de un fin pronto de la guerra. El mejoramiento de la situación debido a pillaje de los países conquistados, moderará por un cierto tiempo la agudeza de la tensión económica y social.

La guerra de Hitler, incapaz de encontrar una definición contra Inglaterra, estuvo obligado a atacar a la URSS, mostrado toda la fragilidad de las esperanzas que se nutren amplias sectores de la posibilidad de una “liberación” de Alemania después de una guerra corta y poco sangrienta. Todo el poder demagógico del nazismo es incapaz de persuadir al pueblo alemán de la necesidad de esta guerra contra la Unión Soviética. Los primeros golpes del ejército alemán, la imprevisión del alto mando alemán sobre el invierno, los millones de muertos y heridos, todo ha contribuido a minar rápidamente la gloria que Hitler había adquirido en el frente occidental. La escasez de los artículos de consumo, las dificultades en las comunicaciones, la falta de materias primas, los bombardeos ingleses, la entrada de EEUU en la guerra, hizo perder cada vez más a las masas alemanas la fe en la victoria. La base social sobre la que Hitler se apoya se retrae constantemente. Ella se compone de la industria pesada y de una burocracia muy numerosa que se ha llenado con los recursos a través de los múltiples empleos de los territorios ocupados. El resto de la población, proletarios cuyo salario continúa cayendo, pequeña burguesía arruinada por la política e favor de los carteles, campesinos oprimidos por las múltiples reglamentaciones, todos aspiran a poner fin a la guerra y al hitlerismo. Millones de mujeres privadas de sus hijos y de sus maridos constituyen un factor eminentemente explosivo. La Wehrmacht está cada vez más sujeta a la desmoralización. Las dificultades crecientes de la situación ponen de pie a unos contra otras cliques diferentes de la clase dirigente.

BORRADOR DE PROGRAMA PARA ALEMANIA

La IV Internacional lucha por una república soviética de Alemania, donde la propiedad privada de los medios de producción será suprimida, donde la policía y el ejército permanente serán completamente prohibidos y remplazados por el armamento general del proletariado bajo la forma de una milicia obrera, donde todas las funciones serán no solamente electivas sino también revocables en todo momento bajo la voluntad de la mayoría de los electores, donde los salarios de todos los funcionarios sin excepción no pasarán el salario medio de un obrero, donde el poder legislativo y ejecutivo estará en las manos de los soviets de trabajadores.

La constitución de la república de Alemania debe asegurar:

1) La socialización de los medios de producción: todas las grandes empresas industriales, bancarias y agrícolas y comerciales serán inmediatamente socializadas y ubicadas bajo la dirección de los soviets.

2) La democracia obrera: la integridad del poder debe pertenecer al Estado y a los representantes del proletariado, elegidos por el proletariado, revocables en todo momento y que formen la Asamblea de Soviets.

3) Amplia autonomía local: Autonomía de las regiones caracterizadas por sus propias costumbres y por una composición particular de la población. Supresión de todas las autoridades locales y regionales nombradas por el Estado.

4) Inviolabilidad de la persona y del domicilio de los trabajadores.

5) Libertad ilimitada de la conciencia, de palabra, de prensa, de reunión y asociación por los trabajadores.

6) Igualdad completa de todos los ciudadanos, sin distinción de sexo, religión, raza, o nacionalidad.

7) Elección por el proletariado de jueces, de funcionarios civiles y de jefes militares. Revocabilidad de todos los electos en todo momento a voluntad de la mayoría de los electores.

La IV Internacional exige, en el interés de la protección de la clase obrera:

1) Limitación de la jornada de trabajo a 6 horas. Jornada de trabajo de 4 horas en la industria insalubre.

2) Prohibición completa de las horas suplementarias de trabajo así como el trabajo de noche en todas las ramas de la economía, a la excepción de aquellas en las que el trabajo es absolutamente necesario por razones técnicas, a condición siempre que este trabajo de noche no sobrepase las 4 horas.

3) Prohibición de usar el trabajo de los niños hasta la edad de 18 años, limitación de la jornada de trabajo de los jóvenes (de 18 a 20 años) a 4 horas, el trabajo de noche se prohíbe, en las minas o en las industrias insalubres.

4) Vacaciones pagas de al menos un mes al año para todos los trabajadores. Creación de todas las condiciones que permiten al obrero de beneficiarse.

5) Prohibición del trabajo de las mujeres e las industrias donde el trabajo reviste para el organismo femenino un carácter insalubre; prohibición del trabajo de noche de las mujeres; vacaciones pagas de 8 semanas antes y 8 semanas después del parto; tratamiento médico y medicamentos gratuitos.

6) Legislación sanitaria para el mejoramiento de las condiciones higiénicas del trabajo.

7) Solución de la cuestión de alojamiento y abolición de la propiedad privada de la tierra y de la construcción de alojamientos higiénicos a buen precio. Nueva repartición de los alojamientos existentes.

8) Pensiones iguales a los sueldos de los obreros de 50 años, a los mineros y trabajadores de las industrias insalubres a los 45 años.

EN EL PLANO EXTERIOR

1) Conclusión de una paz inmediata con la Unión Soviética sobre las bases de los pueblos a disponer se sí mismos (autodeterminación).

Proposición de paz con Inglaterra y los EEUU y su proletariado sobre la base del derecho a la autodeterminación nacional.

Publicación y denunciación de todos los tratados mal habidos con los “países del Eje”, y la abolición de la diplomacia secreta.

Ayuda al proletariado de todos los países europeos con el fin de instaurar por todos lados repúblicas soviéticas. Organización de regimiento rojos necesario para la defensa del continente europeo contra una eventual invasión anglo-americana.

Acuerdos con las diferentes repúblicas soviéticas europeas para asegurar en común esta defensa. Instauración de los Estados Unidos Soviéticos de Europa.

Apoyo activo de los pueblos coloniales en revuelta contra el imperialismo anglo-sajón. El colapso del imperio británico es la condición del abastecimiento suficiente de Europa y de una recuperación de los estándares de vida de las masas.

2) Acuerdo económico y político con la URSS.

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Desde ahora la IV Internacional debe llevar delante de los trabajadores y los soldados alemanes siempre su programa. Solo este programa puede mostrar la falsedad de la alternativa: Hitler o Versalles. Hay que demostrar que el sostenimiento de Hitler significa ciertamente, por la derrota de Alemania un segundo Versalles. Alemania puede solamente escapar a un nuevo Versalles por una revolución socialista.

Sin embargo, esto no significa la exclusión de algunas consignas transitorias como:

Derechos democráticos.

1) Libertad de palabra, de prensa y de reunión, de huelga, etc.

2) Comités obreros y de soldados.

3) Contra la dictadura de los nazis.

Está claro que la elaboración de estas consignas transitorias deben ser dejadas a la sección alemana con el oído pegado a las masas.

De la misma manera que un programa de reivindicaciones por los campesinos y la pequeña burguesía.

VII.

La situación en los países ocupados.

 

LA SITUACIÓN ECONÓMICA

El bloqueo riguroso de Europa, el costo del pillaje de la Wehrmacht de productos indispensables para el imperialismo Alemán, llevan a una baja catastrófica del nivel de existencia de las grandes masas populares. La carestía de vida debido a la escasez de los productos acompañada de una emisión creciente del papel moneda que produce una verdadera inflación. El mercado negro, bajo el que pasa a pesar de todas las provisiones una parte importante de los productos, refleja tal situación económica. El sistema de freno de precios y de racionamiento no es más que un sistema artificial destinado a permitir una estabilización aparente de los salarios nominales y que equivale a una disminución catastrófica de los salarios reales. El racionamiento constituye así un sistema de hambre organizado contra la clase obrera.

El movimiento de inflación creciente ubica a los países ocupados delante de la amenaza de una catástrofe económica formidable. La escasez de materias primas inmoviliza la mayoría de los artículos de consumo. Por el contrario las industrias que trabajan para la guerra, se encuentran en un estado floreciente. Se produce un desplazamiento considerable de la mano de obra de estas industrias hacia la industria local que trabaja por la guerra y hacia la industria de guerra en Alemania.

LA SITUACIÓN SOCIAL

La gran burguesía

La inmensa mayoría de la gran burguesía se beneficia, al menos de una manera inmediata, de la coyuntura producida por la ocupación alemana, la industria pesada se la sobrecarga de órdenes para el ejército alemán. La explotación feroz de la clase obrera aumenta sin cesar los beneficios.

La prosperidad de la industria ligera es muy aparente. Allí, sobre todo fluyen los stocks a los precios usurarios que son la fuente de los grandes beneficios capitalistas. La escasez de materias primas por las diversas reglamentaciones hace disminuir constantemente los beneficios. Pero la burguesía escapa a una parte importante a través del mercado negro.

 

La pequeña burguesía

La gran masa de la pequeña burguesía comercial y artesana está arruinada por la situación actual.

Todo el peso de la lucha contra “el mercado negro” se dirige contra ella. La escasez de mercancías, la disminución catastrófica del poder de compra de las masas obreras, la ubica delante de la ruina completa. Los pequeños rentistas se arruinan por el encarecimiento de la vida.

Una parte de la pequeña burguesía aprovisionándose del mercado negro participa del festín de la burguesía. Compuesta de “hombres nuevos” drena una parte de la fortuna nacional que se encontraba sobre todo en las manos de los rentistas, de los pequeños artesanos, de los pequeños comerciantes y de los obreros.

Los campesinos

Gracias a su posición de monopolio, la mayoría de los campesinos propietarios se enriquecen.

Pero la situación actual beneficia sobre todo a los grandes campesinos. Los medianos y campesinos pobres son aplastados por el peso de las reglamentaciones, de las requisiciones, de los impuestos. Los obreros agrícolas y los campesinos más pobres se encuentran bajo una gran miseria y se vuelven contra los nuevos ricos en el campo.

El proletariado

Es el proletariado el que naturalmente soporta el peso de la guerra. La sola categoría obrera relativamente favorecida es aquella que trabaja para la máquina de guerra alemana.

 

En resumen, la situación económica y social, en los países ocupados se caracteriza por una rápida diferenciación social. De un lado la inmensa mayoría de la población es precipitada hacia la miseria, del otro lado, una minoría de la burguesía y de especuladores se enriquecen continuamente. Los antagonismos de clases entre la ciudad y el campo crecen rápidamente.

El descontento de las masas y de su consciencia de clase se acentúa continuamente. Las partes más retrasadas de la población desde el punto de vista político, se rebelan contra el estado actual de cosas. Las mujeres del pueblo que soportan el peso principal de la miseria se radicalizan rápidamente.

LA SITUACIÓN POLÍTICA

La situación política está determinada principalmente por el hecho de la ocupación militar. La ocupación dirige el descontento de las masas por la vía de un nacionalismo violento que agranda la fosa entre los obreros alemanes en armas y las masas hambrientas.

El hecho positivo del antifascismo de las masas que hace imposible la instauración de un orden nuevo que debilita el terror de la Gestapo se combina con un chovinismo anti alemán que compromete su eficacidad revolucionaria.

Pero la fosa, que existió objetivamente al comienzo de la ocupación entre el ejército alemán lleno de victorias y bien nutrido y las masas oprimidas tiende lentamente a rellenarse. La agravación continua de la situación en Alemania y los fracasos sobre el frente ruso hacen posible la fraternización de las masas oprimidas de los países ocupados y de la Wehrmacht. La desilusión de las masas del lado de una rápida deliberación por los ingleses contribuye al mismo resultado.

 

En ese proceso muy importante para el éxito de una revolución proletaria en Europa, un rol muy considerable debe ser jugado por los millones de obreros extranjeros que trabajan en Alemania. Constituyen un sólido lazo entre las masas oprimidas de los países ocupados en Alemania.

La desigualdad del ritmo de radicalización de masas alemanas y de países ocupados y su nacionalismo constituye un obstáculo poderoso ante la revolución proletaria. Hace mucho tiempo que el frente interior en Alemania se mantiene intacto, una lucha directa por la toma del poder en los países ocupados tiene poca chance de éxito. Por otra parte, un mejoramiento serio de la situación del proletariado de los países ocupados es inconcebible sin la destrucción del capitalismo y el fin de la guerra.

¿Significa esto que hay que aconsejar a los obreros la espera, la resignación? Tal concepción no puede ser defendida más que por fatalistas, que hacen una caricatura de la necesidad de evaluar a cada situación dada la relación de fuerzas, y no comprenden la interdependencia de factores objetivos y subjetivos.

1. Es necesario organizar la lucha del proletariado por aquellos que son solamente en la lucha y por la lucha contra la explotación capitalista que la clase obrera puede tomar consciencia de su fuerza y de su rol, y comprender la necesidad de forjar los instrumentos de su emancipación, el partido y los soviets. Un ejército incluso en condiciones desfavorables no abandona la lucha contra su enemigo feroz. Se niega naturalmente a dar la batalla decisiva, bajo condiciones poco propicias para el éxito, batalla que puede llevar a su destrucción. Pero es solamente en la lucha contra la explotación creciente del capital que el proletariado puede conquistar el espíritu combativo que le permita pasar a la ofensiva en condiciones más favorables. Predicar la inercia es predicar la capitulación y la capitulación sin combate es mucho más nefasta que una derrota en la lucha.

2. Los éxitos parciales de la lucha defensiva son posibles. El capitalismo alemán debe dar cuenta de una parte importante de la clase obrera donde el trabajo es indispensable para seguir la guerra. Una huelga general de mineros, delante de la amenaza de privar de carbón, los forzará a mejorar su situación. La experiencia ha mostrado en Bélgica que el único aumento de salarios fue el resultado de la huelga de Lieja.

El imperialismo alemán le teme a los movimientos sociales que pueden poner en riesgo la cohesión de su ejército.

3. Si es exacto que la revolución Europea depende hoy en gran parte de la actitud, de los obreros y si es cierto que el movimiento nacionalista y terrorista en los países ocupados refuerza al hitlerismo, los movimientos proletarios en los países ocupados tendrán por el contrario una influencia disolvente sobre la Whermacht. El obrero alemán no podrá más que simpatizar con los obreros oprimidos contra la burguesía y el imperialismo.

La lucha de la clase obrera, incluso en su etapa ofensiva, se llevará a cabo sobre la base de un programa de demandas inmediatas. Las consignas inmediatas, importantes en la fase actual de la lucha, no perderán su valor ya que las condiciones pondrán en la agenda la toma del poder por el proletariado. Las reivindicaciones inmediatas se transformarán en reivindicaciones transitorias.

REIVINDICACIONES INMEDIATAS

I) DOBLE RACIÓN PARA TODOS LOS TRABAJADORES.

La abundancia de las mercaderías sobre el mercado negro abastecen a los capitalistas, y la escasez de productos en el mercado oficial provoca la hambruna de la mayoría de la población. Es necesario luchar contra la falsa igualdad de racionamiento que tratan de la misma manera a los capitalistas viven en abundancia y a los trabajadores que carecen de las necesidades básicas.

2) CONTROL DE LA OFERTA POR LOS TRABAJADORES.

La bancarrota del sistema de racionamiento y la lucha contra el mercado negro han aparecido durante mucho tiempo ante los ojos de todos. Hay que llamar a los trabajadores a tomar en sus manos el control, a hacer la confiscación de los ricos, etc…

3) ESCALA MOBIL DE SALARIOS Y DE PENSIONES

El creciente costo de la vida hace de esta consigna el eje de agitación en las masas.

ORGANIZACIÓN

La organización de la clase obrera constituye uno de los objetivos más importantes de la campaña de agitación. La carencia de los sindicatos fascistas prepara el terreno por la propaganda en torno de la formación de comités de fábrica como órganos de lucha. La debilidad del sistema de racionamiento hace necesario la formación de comités de abastecimiento (amas de casa). Una lucha incansable debe ser realizada contra los sindicatos fascistas enviando militantes por la propaganda interior.

 

PROPAGANDA EXPLICATIVA

Al costado de las reivindicaciones inmediatas hay que mostrar todos los acontecimientos para explicar a las masas el sentido de la guerra imperialista las responsabilidades de todos los capitalismos, la imposibilidad de mejorar seriamente las condiciones de existencia de las masas sin la Revolución Proletaria. Es necesario editar folletos y de pequeños jornales populares a ese esfuerzo.

 

REIVINDICACIONES INMEDIATAS POR LA PEQUEÑO BURGUESÍA

Repartición equitativa de los productos y de las materias primas de los pequeños comerciantes y de los pequeños industriales. Contra los favores acordados a las grandes empresas, organización en común con los comités de obreros.

Abajo el control de los funcionarios corrompidos. Aumento de precios oficiales a fin de permitir a los comerciantes tener un margen de beneficios soportables, medida a tomar en relación con la instauración de la escala móvil de salarios.

La situación actual, donde los precios oficiales son extremadamente bajos, ya que las materias primas suben continuamente, tiene como resultado hacer pasar una parte creciente de las mercancías al mercado negro. La estabilización de los salarios de los obreros le prohíben de aprovisionar en el mercado negro y no encuentra nada sobre el mercado oficial. Un aumento de los precios oficiales conjugado con la escala móvil de salarios permitiría a los pequeños comerciantes y a los artesanos de poder renunciar al mercado negro, a los obreros de recibir una parte más importante de mercancías. Control de comerciantes y campesinos, por los comités de consumo.

REIVINDICACIONES INMEDIATAS Y PROGRAMA TRANSITORIO

El estado actual debe ser caracterizado como el estado de la defensiva y de la reorganización de las fuerzas de la clase obrera.

El despertar del proletariado alemán y la amplificación de las luchas en los países ocupados ponen a la orden del día el pasaje de la defensiva a la ofensiva. Con las reivindicaciones inmediatas del período defensivo se unirán las reivindicaciones de carácter transitorio.

Estas reivindicaciones serán en general las mismas que aquellas que han sido expuestas en el programa en Alemania.

 

REIVINDICACIONES TRANSITORIAS

Es extremadamente importante unirlas a la situación especial creada por la guerra. De esta manera:

1) (Para combatir a la especulación capitalista que engendra la carestía de la vida y la escasez de productos) SOCIALIZACIÓN DE LAS GRANDES EMPRESAS BANCARIAS, INDUSTRAIALES, AGRÍCOLAS Y COMERCIALES.

Las empresas medias y pequeñas serán ubicadas bajo el control de comités de obreros.

Establecimiento de un impuesto progresivo sobre los ingresos y las herencias.

2) Para poner fin a la vergonzosa explotación de las masas populares, al mercado negro, creación en cada centro importante de COMITÉS DE POBLACIÓN TRABAJADORA encargados de tomar en sus manos la organización de un abastecimiento justo, de hacer las requisiciones a los ricos, etc.

3) Para combatir la especulación en las ciudades, formación de COMITÉS DE CAMPESINOS POBRES Y DE JORNALEROS que colaboren con los COMITES de las ciudades por el abastecimiento de la población. Lucha contra los campesinos ricos.

4) Reemplazo de la policía y la gendarmería al servicio del capitalismo por una milicia obrera.

5) Reemplazo de los funcionarios corrompidos por funcionarios revocables en todo momento a voluntad de la mayoría de los electores.

6) Gobierno obrero. La integridad del poder debe pertenecer al Estado a los representantes del proletariado, elegidos por el proletariado, revocables en todo momento y formando la Asamblea de Soviets.

Democracia obrera, libertad ilimitada de conciencia, de palabra, de prensa, de reunión y de asociación para todos los trabajadores.

Desde ahora, todo lo que empuje a los trabajadores a la lucha por las reivindicaciones inmediatas, la IV Internacional debe explicar a los obreros la necesidad, para salir de la situación presente, de aplicar el programa de transición al socialismo, la necesidad de la toma del poder por la clase obrera.

VIII.

La cuestión nacional en los países ocupados.

Para un observador superficial, las diferentes clases en los países ocupados parecen unidas bajo la misma bronca contra el extranjero. En realidad, el nacionalismo disimula los intereses contradictorios de las diferentes clases.

 

I. El nacionalismo de la gran burguesía

1) La victoria de Alemania subordina a los intereses de la gran burguesía de los países ocupados a los intereses de la burguesía alemana. Una amenaza pesa sobre las posesione coloniales. Pero la victoria de los anglo-sajones no es una garantía de regreso de las colonias a las burguesías vencidas. La gran burguesía se esfuerza entonces por tomar los reaseguros de ambos lados. Los “colaboracionistas” como los Anglófilos les son necesarios para este tema. Los sentimientos de la gran burguesía con respecto a cada uno de los campos imperialistas cambian con las modificaciones de las relaciones de sus fuerzas.

2) La gran burguesía espera la hora de la “deliverance” (liberación) haciendo buenas migas con Hitler. Es sobre todo la industria pesada que se beneficia de la coyuntura actual. Sobre el terreno de sus intereses inmediatos. La cuestión de las materias primas, de los impuestos, etc… causa de fricciones entre la burguesía de los países ocupados y el imperialismo alemán.

3) Mientras las tropas anglosajonas no desembarquen, Hitler sigue siendo el policía de Europa. Cualquier movimiento popular, incluso en forma de revuelta nacional, se volvería peligroso para la burguesía.

En resumen, el «nacionalismo» de la gran burguesía es muy condicional. Es sobre todo una especulación sobre las posibilidades de victoria del imperialismo anglosajón. La gran burguesía apoya al movimiento nacional en los países ocupados como un instrumento del imperialismo anglosajón. Pero será el primero en oponerse a una revuelta contra el imperialismo alemán que puede convertirse en una revolución proletaria.

Por otro lado, el “nacionalismo” le sirve para ocultar su colaboración con el imperialismo alemán, para ocultar el hecho de que juntos están matando de hambre y saqueando a la población trabajadora. La gran burguesía está tratando de desviar el odio social de las amplias masas del pueblo contra los “Boches”.

 

2. El nacionalismo de la pequeña burguesía.

Es la gran masa de pequeños burgueses, oprimidos de varias maneras, por el imperialismo extranjero que constituye el ejército del nacionalismo. El imperialismo alemán oprime a las personas de profesiones liberales, maestros, abogados, etc. Los priva del control del estado, oprime sus ideales más queridos, etc.

El imperialismo arruina la masa de pequeños comerciantes, industriales, artesanos, por regulaciones draconianas, por una política que favorece a las grandes empresas y los intereses del capitalismo alemán. Es cierto que la cuestión social está estrechamente vinculada al problema nacional. Bajo un gobierno nacional, en condiciones similares, la situación de la pequeña burguesía no sería significativamente diferente. Es suficiente considerar el ejemplo de Alemania. Pero precisamente en Alemania, la pequeña burguesía, arruinada por el gobierno de Hitler, recibe una gran compensación por la ocupación de numerosos territorios o nuevos empleos. Por otro lado, el gobierno hitleriano debe tener en cuenta una cierta medida a la pequeña burguesía, que todavía es un apoyo apreciable para su régimen.

En los países ocupados, alguno de estos factores no frena la ruina de la clase media de las ciudades. El campesinado igualmente está golpeado por una serie de medidas vejatorias.

Pero la clase media no está en medida de poder comprender que su condición se atribuye en mayor medida a la decadencia del capitalismo. En tanto que factor económico y social independiente, ella no conoce como antagonista al poder público. Y este poder público extranjero le es mucho más perjudicial que el Estado nacional.

Esta posición de problemas en problemas aparece mucho más claro entre las partes superiores e intelectuales que son verdaderamente sacrificadas a los intereses del imperialismo alemán.

Las partes inferiores, que viven cerca de las masas obreras perciben muy fácilmente el aspecto social de la situación. Su odio contra los ricos y los especuladores vecinos felices de la fobia a los alemanes, la acción de la clase proletaria tiene todas sus simpatías.

3. El “nacionalismo del proletariado”.

El proletariado en tanto que clase no proletaria, no tiene ningún interés nacional. Sufre, no de la opresión nacional sino de la opresión capitalista. El obrero alemán sufre del “mismo mal” que el obrero francés o belga.

Las diferencias existen entre las condiciones de vida de los obreros de los diferentes países no pueden poner ninguna base a una divergencia nacional de intereses entre ellos.

Pero la agravación de la situación de los obreros después de la ocupación alemana lleva una parte importante del proletariado a ver en el imperialismo alemán su único enemigo y lo arrastra a la estela del nacionalismo pequeño burgués. Este “nacionalismo obrero” no es más que el reflejo desfigurado de la revuelta creciente de las masas obreras delante de la opresión capitalista.

Poniéndose a remolque de la pequeño burguesía, esta parte de la clase obrera retarda su emancipación que no es posible que por medio de la acción internacional del proletariado y principalmente en colaboración con los obreros alemanes en feldgrau.

POSICIÓN DE LA IV INTERNACIONAL SOBRE EL NACIONALISMO

La IV Internacional debe combatir con todas sus energías al nacionalismo de la grande y pequeña burguesía que objetivamente constituye un simple instrumento en las manos del imperialismo anglosajón. La unión o un frente único con el movimiento nacional burgués significará encadenar a la clase obrera al campo del imperialismo anglosajón y reforzar al nacionalismo alemán.

Sin embargo, en el curso de la lucha, la IV Internacional puede llegar a acuerdos prácticos con organizaciones nacionalistas. Por ejemplo: trabajadores saboteando la maquinaria de guerra imperialista pueden llegar a acuerdo prácticos con organizaciones nacionalistas que persiguen objetivos similares.

La IV Internacional combate ideológicamente al nacionalismo de las masas populares y obreras, el nacionalismo expresa de una manera desfigurada la revuelta de las masas contra la guerra y la opresión capitalista. Luchando contra este nacionalismo, perjudicial porque conduce a las masas hacia el campo del imperialismo anglosajón, la IV Internacional debe buscar su contenido progresivo, anticapitalista. Al obrero que se rebela contra la opresión alemana, hay que mostrarle que el culpable no es el obrero alemán sino el capitalismo de todos los países.

La IV Internacional debe apoyar a todos los movimiento de resistencia contra el imperialismo alemán, participar en las acciones de sabotaje, etc., pero cada vez con sus propias banderas y sus consignas socialistas.

Es malo abstenerse de todas las manifestaciones de las masas contra el imperialismo alemán, bajo el pretexto de que las manifestaciones sirven al imperialismo inglés. Pero, hay que demostrar cada vez que el imperialismo inglés no es “mejor” que el imperialismo alemán, que la lucha verdadera contra el imperialismo alemán debe ser acompañada de una lucha contra todos los imperialismos.

La IV Internacional debe defender la consigna, del derecho a la autodeterminación, pero debe mostrar igualmente que este derecho no es realizable sino por la instauración de los Estados Unidos Soviéticos de Europa. La satisfacción de las reivindicaciones nacionales implica entonces, que la Revolución Proletaria y esta revolución no sea posible más que con la colaboración con la clase obrera alemana. El chovinismo constituye entonces el obstáculo más poderoso para la realización de los deseos nacionales. La IV Internacional lanza la consigna de Repúblicas Soviéticas.

Estos principios son la base de la táctica de la IV Internacional sobre la cuestión nacional. Apoyar simplemente el movimiento nacional significa ponerse a remolque a la burguesía y del imperialismo. Apartarse bajo el pretexto de evitar los peligros que una táctica así presente, significa aislarse de las masas.

En las condiciones actuales, también que las masas serán a la espera de un victoria cercana del imperialismo anglosajón, solo los elementos más conscientes pueden acercarse a nosotros. Pero la agravación continua de las condiciones de existencia de la población, la desilusión sobre las “victorias” británicas, el desmoronamiento del frente interior y la desmoralización continua de ejército alemán mostrará a las masas que no hay otra solución que la revolución proletaria.

En el caso probable de una victoria rápida del imperialismo anglosajón, las masas aprenderán por su propia experiencia que esta victoria no puede resolver ningún problema fundamental.

LAS IV INTERNACIONAL Y SUS PARTIDOS

1) El partido obrero internacional y el grupo nacional les interesan los OBREROS CONCIENTES de su interés de clase. Es el ESTADO MAYOR del ejército proletario, elaborando la táctica y la estrategia que le permiten obtener la victoria. Toda clase, en la historia de su partido, es decir la fracción consciente de los intereses y que obra en función del éxito de sus reivindicaciones.

La internacional es el partido internacional que expresa la unidad indestructible de los intereses del proletariado mundial.

2)La debilidad de la II y la III Internacional significa que estas dos organizaciones no expresaron más los intereses del proletariado, que ellos no son sus partidos. Constatar que este hecho equivale a dar cuenta de la necesidad de la existencia del partido de la clase obrera.

3) Las mayores derrotas de la clase obrera no puede resultar en la liquidación de sus partidos. Un Estado-Mayor de un ejército abatido no se disuelve, sino que se prepara, por el contrario, de una manera más intensiva que nunca para la revancha futura. Las derrotas de la clase obrera, los golpes dados contra su estado-mayor pueden hacer peligrar el grado de influencia de un partido revolucionario, pero no pueden resultar en la necesidad de su liquidación.

4) Decir que la IV Internacional ha sido creada sobre todo, que si ella tiene algún sentido, es que su programa haya podido resistir la prueba de los acontecimientos.

5) Todo muestra, sin embargo, que la crisis actual de la IV Internacional no se debe a la insuficiencia de su programa. las bases fundamentales de su programa han sido enteramente confirmadas por los acontecimientos actuales. La crisis de la IV Internacional se explica por el asalto de la reacción, que ha desarmado por algún tiempo al proletariado y ha golpeado a sus mejores militantes (Trotsky).

6) Por consecuencia, no se puede poner en cuestión la existencia de la IV Internacional y de sus partidos. Su debilidad organizativa constituye solamente un argumento por la necesidad de reforzarla.

7) También que un Estado-Mayor militar no se improvisa en el momento de la batalla, igualmente es absurdo pretender que la IV Internacional sea creada en el momento de un ascenso revolucionario. Es precisamente antes del ascenso revolucionario que hay que preparar a los instrumentos de la victoria proletaria.

8) Es necesario organizar a los cuadros de la IV Internacional en Europa, creando unn aparato centralizado para llevar la propaganda a todos los países que se encuentran bajo la bota nazi. Un particularismo de las secciones nacionales de la IV Internacional se justifica menos que nunca en las condiciones actuales.

9) Todas las secciones de la IV Internacional en Europa tomarán el nombre de “Partido Comunista Revolucionario”.

LAS TAREAS DEL SECRETARIADO EUROPEO

I) Reorganizar lo más rápido posible una sección alemana

II) Informe de las secciones suizas, holandesa, Polonia y de Grecia.

III) Retomar la publicación de la revista IV Internacional

IV) Retomar contactos regulares con el SI

LAS ORGANIZACIONES DISIDENTES

El cambio en la situación general en Europa causado por la guerra imperialista y las nuevas tareas sobre las que se encuentra la vanguardia revolucionaria, prepara el terreno para un acercamiento de diversas corrientes que se ubican en la base de una IV Internacional.

Una Conferencia de las secciones oficiales de la IV Internacional con los reagrupamientos disidentes que se ubican en el terreno de la IV Internacional, como el PCI, el RSAP, “Contra la Corriente”, el POUM, por lo que es necesario examinar la posibilidad de un acercamiento siendo una de las tareas en la actual situación de la vanguardia, será llevada a cabo.

 


 

 

 

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