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Argentina: ¡De verde se pintó la lucha por la vida de las mujeres!

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Por María Clara Ferreira

Compañera de LSR,  CIT/CWI en Brasil

 

El movimiento de mujeres en Argentina tiene un historial de unidad en la construcción de la lucha por la legalización del aborto. Esta lucha comenzó hace once años a un proyecto de ley presentado más de siete veces en el parlamento.

El Encuentro Nacional de Mujeres, que ocurre desde hace más de treinta años y reúne diferentes caras del movimiento feminista, impulsó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde 2005. Pero, fue sólo en el contexto actual, de inestabilidad del sistema, crisis de representatividad y surgimiento de una nueva generación con mayor conciencia sobre el debate de opresiones, que cambió cualitativamente el escenario para la lucha de las mujeres.

En los últimos años, América Latina ha tenido crecientes movilizaciones de mujeres denunciando el femicidio y la violencia a la que estamos sujetas. La iniciativa «Ni Una a Menos» surgió en 2015 como manifestación espontánea, inicialmente en tres países latinoamericanos (incluyendo Chile) y denunció el asesinato brutal y violación de cinco jóvenes mujeres, transformando la indignación en lucha en las calles. Más que eso, pautó el carácter internacional del tema. En Argentina esa acción se ha convertido en un movimiento más orgánico con el mismo nombre, «Ni una a Menos», que se declara anticapitalista, antipatriarcal, anticolonialista y antirracista.

 

Macri forzado a pautar el aborto

En los últimos dos años, el 8 de marzo tuvo la cara de campaña internacional contra la violencia a la mujer. En Argentina, este día centró sus fuerzas en la defensa del aborto legal y el presidente Macri, presionado por la fuerza del movimiento, permitió que hubiera debate en el legislativo sobre el proyecto.

El 14 de junio, la Cámara de Diputados de Argentina aprobó, con 129 favorables, 125 contrarios y una abstención, la legalización del aborto. Esto después de un debate que duró más de 20 horas, mientras que en las calles un millón de personas presionaban a los más de treinta diputados indecisos hasta ese día. Las escuelas y las universidades fueron ocupadas y permanecieron en vigilia por la aprobación. Con la aprobación en la cámara, el debate siguió para la apreciación del senado en agosto.

Las acciones del 8 de agosto comenzaron temprano. En la madrugada ya había cientos de personas ocupando las calles de Buenos Aires y, en el entorno del senado, jóvenes, hombres y mujeres, separaron carteles y cintas verdes. Aún por la mañana ya eran miles de personas que se organizaban en grupos, colectivos y partidos con canciones, consignas, banderas y «pañuelos» verdes.

A pesar de la previsión de que la mayoría de los senadores votaría contra el proyecto, la situación no era irreversible, ya que existían más de una decena de senadores indecisos. El movimiento apostó una vez más en la movilización de las calles para presionar por esa victoria en el Senado.

El mundo entero atento

En el mundo se vean manifestaciones en los consulados y embajadas argentinas en todos los continentes. Las mujeres movilizaron solidaridad en Chile, Japón, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Australia, Bélgica, Inglaterra, Estado Español, EE.UU. y tantos otros países.

Los ojos del mundo estaban en Argentina y la sociedad estaba polarizada sobre este tema. En la plaza frente al senado dos bloques masivos se organizaron. El lado conservador, con inversión y apoyo de los sectores de derecha y del Vaticano, también colocó muchos en las calles con «pañuelos» azules, simbolizando la posición contraria a la legalización del aborto. Pero los propios medios tradicionales reconocieron que el otro lado, de los «pañuelos» verdes, era mucho mayor.

Al caminar por las calles de Buenos Aires se veían jóvenes niñas de apenas diez años y mujeres con setenta años, estudiantes de ciudades distintas, de escuelas y universidades, de las periferias y del centro, hablando en el mismo tono que la lucha por la legalización del aborto defiende las vidas de las mujeres. En Argentina son alrededor de 500 mil abortos clandestinos realizados por año.

La manifestación estaba compuesta por sectores desde la izquierda más combativa hasta organizaciones progresistas más moderadas. Además, es importante resaltar la cantidad de hombres que estaban apoyando y construyendo acciones de la campaña, reforzando la importancia de la unidad de la clase trabajadora en esa lucha.

El resultado de la derrota del proyecto de ley en la votación del senado, por 38 votos contrarios a 31 favorables y 2 abstenciones, fue ampliamente divulgado en el mundo junto a las imágenes de jóvenes llorando ante la postura de la mayoría de los senadores. Los votos contrarios vinieron de senadores de Cambiemos (coalición del presidente Macri), del Peronismo Federal y un solo voto del campo kirchnerista.

 

No nos representa

El resultado de la votación sólo reforzó el sentimiento de que este sistema está fallido y no nos representa. En la semana de la primera votación en junio, investigaciones revelaron que el 55% de los argentinos eran favorables al aborto legalizado.

Los titulares de la mañana siguiente traían con destaque la posición favorable a la legalización del aborto por parte de la ex presidenta Cristina Kirchner, pero también resaltaron que antes su gestión y su partido rechazó el proyecto varias veces. Esto muestra el temor de este sector en desgastarse ante la nueva generación que se ha colocado a la vanguardia de esta gran movilización.

Las noticias también denunciaban la fuerte inversión del Vaticano en presionar a senadores en defensa de la posición contraria al proyecto. Mientras el movimiento gritaba en las calles: «Iglesia. Estado. Asunto separado», el movimiento CAEL (Coalición Argentina por un Estado Laico) organizaba una banca con fichas para que las personas pudieran firmar pidiendo el cierre de la iglesia que recibe recursos del Estado por número de bautizados, llegando a 20 millones de pesos al año cedidos a la Iglesia Católica.

A la mañana siguiente, las personas que normalmente iban al trabajo expresaban con sus paños verdes amarrados en maletas, en el brazo o en el cuello, que la lucha continuará hasta que sea ley. El movimiento de mujeres estima que hubo cientos de miles de personas en las calles gritando «aborto legal en el hospital», incluso con el frío y la lluvia. El gobierno estudia proponer la despenalización del aborto en una futura Reforma del Código Penal argentino y algunos senadores piensan en proponer un plebiscito, una vez que hay conflicto entre los diputados y senadores.

Por un año el proyecto no se podrá tramitar nuevamente, pero ésta no es la única acción de la campaña nacional. En octubre debe ocurrir el Encuentro Nacional de Mujeres y como hace diez años dio inicio a la campaña por la legalización del aborto, también traerá síntesis para los próximos pasos del movimiento. El movimiento promete nuevas acciones callejeras para denunciar a todos los políticos contrarios al proyecto en las elecciones de 2019.

 

La lucha continua

Mientras que este artículo está siendo escrito, hay manifestaciones que suceden en Buenos Aires denunciando la muerte de más mujeres como consecuencia de la clandestinidad del aborto. Esto demuestra una vez más que la lucha contra la opresión no dejará las calles.

Las mujeres somos vanguardia de la lucha en el mundo porque sufrimos más intensamente las desigualdades del capitalismo. Cabe a la izquierda revolucionaria dar respuestas al sentimiento antisistémico que está presente en esos movimientos.

 

Marta Dillon

«Ganamos en las calles»

 

Entrevista con Marta Dillon, una de las fundadoras del «Ni Una a Menos»

 

¿Cómo se compone el movimiento feminista?

El movimiento feminista es muy amplio y el “Ni una Menos“ es parte del movimiento que es capaz de interseccionar con cuestiones de clase, género e identidad. Lo que usted está viendo en las calles en este momento son cientos de miles de personas que vienen de distintos locales y discusiones feministas, de los centros estudiantiles, sindicales a las mujeres campesinas y los barrios. Es un movimiento plural que debe ser anticolonialista, antirracista, antipatriarcal y anticapitalista.

Estamos aquí en este momento centralmente por la lucha del aborto legal, pretendiendo recuperar la libertad que nos retiran cuando criminalizan nuestras decisiones.

 

¿Qué lecciones este movimiento puede ser llevado a la lucha en Brasil?

Bueno, fundamentalmente es pautar la retirada de la clandestinidad de nuestros deseos, nuestros cuerpos, nuestras luchas y nuestros abortos. Me parece que esta posibilidad nos permite un amplio debate de poder discutirlo todo dentro de las escuelas, los sindicatos, los lugares de trabajo y las casas.

Discutir de una manera transversal y horizontal es cómo construimos este movimiento feminista. Y me parece que huye del lugar en que movimientos que habitualmente no se encuentran, digo, como sindicatos, o sea, sectores más populares con las izquierdas más tradicionales. También es necesario contar con las mujeres campesinas e indígenas dentro del movimiento.

 

¿El movimiento llegó en esas mujeres?

Sí, el próximo encuentro nacional de mujeres será en territorio mapuche porque entendemos que existe una necesidad dialogar más y profundamente dentro del feminismo sobre la lucha indígena. Necesitamos también dar visibilidad a la lucha indígena que es una lucha por la vida, justamente lo que propone la lucha del feminismo.

 

¿Piensa que pasará en el Senado hoy?

Lamentablemente dentro del congreso no estamos escuchando un debate que esté a la altura de esta movilización feminista. No está a la altura de esa democracia directa que se hace ahora en las calles.

Lo que vemos dentro del Senado es un pacto patriarcal misógino y que está, sin duda, sujeto a condiciones impuestas por la Iglesia Católica e Iglesias Evangélicas.

Lo que pasa es que, hoy en las calles ganamos. En las calles el aborto es ley y la clandestinidad no volveremos más. Vamos a seguir garantizando los abortos como lo hemos hecho hasta ahora. Con la red feminista de acompañamiento a abortos, con información que pasamos de boca a boca, como también garantizando los abortos legales que ya existen en Argentina.

Vamos a exigir, y si es necesario colocar nuestros cuerpos frente a los hospitales hasta que el aborto se cumpla.

Si no será hoy, será el año que viene, y si no es el año que viene, el otro año será. ¡El aborto será legal en Argentina!

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