Werken Rojo.
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Por Fernando SoCar
Dedico este texto a los que ya no están, a los que cayeron desde el 18 de octubre de 2019. A los cientos de jóvenes, mujeres y adultos que se han jugado la vida y la integridad en las calles. Mi reconocimiento a los que han mantenido la resistencia cada viernes en estos dos años.
“No te salves
No te quedes inmóvil al borde del camino…..
…. No te llenes de calma……
…No reserves del mundo solo un rincón tranquilo….
….no te duermas sin sueño…”
Partes del clásico poema de Mario Benedetti, que nos hace recordar en esta fecha a los muertos, mutilados oculares, presos políticos, torturados, abusados en los cuarteles, a Gustavo Gatica y Fabiola Campillai. ¿Habrán sufrido en vano?.
Es pertinente la pregunta, cuando se observa que le ha ido resultando a la élite político-empresarial el diseño perverso que se comenzó a tramar luego del 18 de octubre de 2019, y que se aceleró después de la gran marcha y posteriores llamados a paralización nacional junto al surgimiento espontáneo de cabildos territoriales, cuando el gobierno de Sebastián Piñera estaba a punto de caer producto de la movilización social que sin duda, era la expresión más soberana de nuestra historia, pero que la clase política transversalmente contenía y motejaba preocupada como un sabotaje a una democracia en supuesto peligro.
Con otro hecho inédito, como lo fue el congreso desalojado por el miedo a la protesta que asediaba en Valparaíso, se comenzó a fraguar entre la derecha parlamentaria y La Moneda, como así lo han reconocido los protagonistas, el plan del acuerdo por la paz y la nueva constitución, respaldado luego por la mayoría de los partidos de gobierno y oposición, en una acción desesperada pero muy bien urdida, con el fin de desmovilizar al pueblo y encauzar institucionalmente la revuelta.
De eso ya hemos escrito mucho, por lo que debemos poner atención ahora a estos dos años desde el llamado estallido social.
A poco andar y cuando las movilizaciones y acciones directas persistían ante el asombro de los poderes tradicionales y la admiración de la población y la comunidad internacional, vino la pandemia que sin duda fue usada hábilmente a favor de quienes estaban interpelados por el pueblo autoconvocado.
Ese dique contenedor permitió solo que la ciudadanía pudiera expresarse por los canales electorales que la propia élite puso a disposición. Aún así, solo hasta el 50% del electorado participó en las distintas votaciones de estos dos años, poniendo en duda una vez más la legitimidad de aquel camino.
La pregunta hoy es ¿todo el valor de la revuelta popular del 18 de octubre de 2019, se reduce sólo a la salida institucional y desmovilizadora, ilegítima en origen, que diseñó la élite?. O planteado de otro modo, ¿el germen del poder popular que reivindicó la revuelta y que evocó lo vivido por unos meses durante el gobierno de Salvador Allende, esta vez habrá bastado con la foto de la traición del 15 de noviembre para aplastarlo?.
Los que repletaban calles y plazas, ciudadanos de las más diversas condiciones, que corrían escapando de la arremetida represora, llegando a esquivar balas y perdigones, ¿se conformaron?.
La dignidad exigida en la consigna y en el grito de millones, los que caceroleaban por tantos abusos acumulados, saliendo a las veredas y jardines de las poblaciones y a los balcones de los edificios, ¿se resignaron?.
Las jornadas de protesta y barricadas en regiones, los que marcaban presencia en esquinzas y plazas alentando el fuego de la lucha, que animaba a miles a continuar con la rebeldía colectiva, ¿se cansaron?.
Los funcionarios que marchaban luego de sus jornadas laborales, incluso durante ellas participando en jornadas de protesta, ¿se acostumbraron con el teletrabajo?.
La llamada clase media, o clase media empobrecida, que aportó gran número en las manifestaciones, ¿se adormeció con los beneficios estatales y los retiros?.
Así, las principales demandas de Fuera Piñera, No + AFP y pensiones dignas, Asamblea Constituyente, recursos naturales para los territorios, derecho a la vivienda, al trabajo digno, condonación del CAE y el Fondo Solidario, paridad de género, respeto a las diversidades, y un largo etcétera, siguen vigentes. Nada de eso ha cambiado, al contrario, se ha profundizado el abuso y la desigualdad. Los salarios rinden menos con la colusión de los precios. Piñera sigue en La Moneda y todo apunta a que terminará su mandato. Recién hoy, por la escandalosa implicancia presidencial en el caso de Minera Dominga, y no antes por las graves violaciones a los derechos humanos, avanza una acusación constitucional, de incierto destino en el Senado. De cualquier forma, son caminos institucionales que poco se acercan a una justicia penal y verdadera.
Los grandes capitales y grupos económicos han aumentado escandalosamente sus ganancias. Y se ha embarcado al país, desde la élite político-empresarial en un proceso constitucional amañado y tutelado, así como en procesos electorales como si nada hubiese pasado. Siguen los presos políticos mapuche y de la revuelta sin posibilidad de indulto. Los órganos de derechos humanos hacen un oscuro balance de impunidad, con solo 4 condenas entre cientos de querellas presentadas.
Si los llamados a conmemorar este 18 de octubre con movilizaciones en todo el país no persisten e incrementan en el tiempo, nada va a cambiar sustancialmente. Se debe tomar este reimpulso, para promover asambleas territoriales, sindicales, gremiales vinculantes, que vuelvan a levantar las demandas octubristas.
Solo los estudiantes, jóvenes pobladores, mujeres, miembros de colectivos sociales y personas individuales, han seguido con la llama encendida, cada viernes a pesar de la pandemia que hasta hace dos semanas mantuvo al país bajo estado de emergencia y toque de queda. Aún así, ellos han mantenido la esperanza y la resistencia.
Son ellos el germen de la transformación definitiva. Octubre ya demostró que la unidad y determinación colectiva del pueblo hace tambalear el sistema dominante. La calle, hoy más que nunca, sigue siendo el camino.
Fernando SoCar
Administrados Público, Comunicador y Gestor Cultural